Al abrir los festejos de 32º aniversario del Museo de Arte de Sinaloa con la presentación de su novela “Los caminos del fuego” (Edit. Martínez Roca, 2020), la escritora Celia del Palacio comentó que habría que pensar la historia de la conquista de México de otra manera y no como nos la enseña la historia de bronce, una historia en la que no toda Mesoamérica era mexica.
El acto se llevó a cabo la noche del jueves en el patio del Museo, con la participación de Sonia Higuera y Rosa González Morán en los comentarios y de América Armenta como moderadora.
La escritora, autora de una serie de novelas históricas sobre diferentes temáticas, en las que el tema es México y el papel preponderante de las mujeres, dijo que aparentemente esta nueva novela nada tiene que ver con el noroeste de México esta gesta de Hernán Cortez, que hizo este camino que llamé del fuego, desde Veracruz a Tenochtitlán, y en la que quise visibilizar los hechos de las mujeres en diferentes momentos de la historia, como he hecho en otras novelas.
Y también de otras mujeres que no son mexicas, y que no son como los españoles contra mexicas como si eso hubiera sido todo y no lo era, sino que era una diversidad de pueblos y de intereses que había en este país que antes no lo era, y que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, y se piensa que los mexicanos somos mexicas y no es cierto.
Estos totonacos no fueron traidores, ni la Malinche lo fue, sino que trataban de liberarse del yugo de los mexicas que los tenían pagando tributo, que se llevaban a sus hijos para trabajar como esclavos o para sacrificarlos, y estaban hartos de ese dominio.
Destacó que cada vez las nuevas escritores mujeres están hurgando sobre el papel de las mujeres en la historia, lo cual es difícil, pero buscarlo en la época prehispánica ha sido una tarea titánica y me dediqué a investigarla lo mejor posible, y descubrí que sí había sacerdotisas, si había cacicas y mujeres de poder, como la protagonista de este libro, Xtaaku, princesa y sacerdotisa totonaca ficticia, que se alía con los españoles como la única oportunidad para vencer a sus sanguinarios enemigos.
Ella no existió, pero es el emblema de esas mujeres con sabiduría pero que no podían hablar, y acompañó a Cortez en su ruta, y en el trayecto fue cambiando su manera de pensar y de sentir.
Es también una novela de aventuras de viajes, en la que estas personas van avanzando y encontrando estas maravillas del México de entonces, y trato de imaginar cómo estaban sufriendo, cómo pudieron sentir ese camino y cómo enfrentaron este territorio, estas nuevas idea.
Ese “desentendimiento” entre las dos culturas fue fundamental, pues, así como Moctezuma le decía con cortesía “pasen esta es su casa”, Cortez lo interpretaba como “Ya nos entregó Tenochtitlán”; ese tipo de desencuentros es lo que quise analizar aquí.
Incluso se toca cómo los totonacos, que no habían salido de su lugar de origen, se sorprenden ante esta ciudad maravillosa que era Tenochtitlán; o cómo estos españoles se enfrentan ante un pueblo que no saben cómo va a reaccionar, con estos tambores sonando toda la noche, metidos en sus cabezas… quise plasmar todo ese miedo. Y, luego, cuando los españoles les derriban los dioses y no pasa nada, cuando Huitzilopochtli deja de recibir sacrificios y otro día amanece y no se acaba el mundo.
Celia del Palacio es autora además de las exitosas novelas históricas “No me alcanzará la vida” (2008), “Adictas a la insurgencia” (2010), “Mujeres de la tormenta” (2012), “Hollywood era el cielo” (2014) “Leona”, todas con varias reediciones.
