Viven los difuntos días de romería en el panteón 21 de Marzo en Culiacán

Viven los difuntos días de romería en el panteón 21 de Marzo en Culiacán

El cementerio es una romería en Culiacán, una babel en la que todo mundo habla y en la que todos venden… Al oriente de la ciudad se encuentra el panteón municipal 21 de Marzo, donde cientos de deudos repiten la ceremonia anual de Día de Muertos.

Provistos de arreglos florales y coronas, globos y veladoras, acuden a la visita donde ya los esperan sus muertos con fidelidad.

Ahí, donde las ideologías y los estratos sociales mueren, aguardan los recuerdos de la memoria, las vivencias que los mantienen vivos.

En el 21 de Marzo descansa Francis o Cielo, como de cariño la llamaban. Cielo está en su ámbito propio en el cementerio, observando el mundo desde la planitud de sus 26.

Francisca, su madre, revive sus nostalgias frente a la decoración de la cripta donde, desde el 21 de septiembre de 2019, duerme la estudiante de administración de empresas.

“… Era una niña muy alegre… muy amiguera… Hasta la fecha siguen viniendo sus amistades aquí a visitarla”, comenta.

El exterior, la calle es un hervidero. Vendedores que todo venden y deudos que todo compran.

Qué flores para el difunto y veladoras para iluminar el camino de las almas, que el tentempié para entretener el hambre y un sinfín de cherembeques de utilidad efímera… Sentado en una tumba, se encuentra Porfirio rasgando su guitarra.

Suelta algunas notas que acompaña con algunos versos pa no perder el ritmo. El lamento de su música lo traslada a su momento, a través del cristal de su mirada.

“Cuando hay dinero, todos… ‘Venga p’acá y venga p’acá y venga p’acá tóqueme aquí…’ Ahorita no.

Estamos haciéndonos bolas, un montón de músicos”, comenta.

Una patrulla de policías recorre el camposanto, mientras que paramédicos de Cruz Roja se mantienen en alerta en el acceso al 21 de Marzo.

La calle principal del cementerio es un río humano de dos sentidos. Unos van llegando y otros, salen con las nostalgias restauradas. Martín descansa de la escoba y el rastrillo a la sombra de una fronda.

Ve transcurrir el río humano desde la quietud de su comodidad.

La suya ha sido una jornada productiva, reconoce. “Gracias a Dios… Yo trabajo en la minería y de pintor y todo, pero vengo p’acá todos los días buenos”, expresa.

El 21 de Marzo este Día de Muertos adquiere vida propia con la vendimia, en la babel en la que se mezclan las voces de los vendedores con las nostalgias de los deudos que recuerdan a sus muertos.

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