Educación, salud, vivienda y seguridad pública son los asuntos más importantes en la sociedad mexicana, lo bueno o malo que en esos rubros de haga, tiene gran impacto en la vida cotidiana, de ahí se derivan la calidad de vida y el nivel del desarrollo humano de la comunidad.

El reto que tiene el gobierno federal de la 4T con la educación pública en México, es mayúsculo, a fin de conseguir que sea general e inclusiva, equitativa, gratuita; que forme alumnos comprometidos con sus comunidades, que reciban una formación integral que incluya capacidad para el trabajo, pero también formación humanista, solidaria, basada en sólidos valores humanos como la honestidad, la integración con su comunidad y familia y alejada de los vicios y la delincuencia.

Desde que se instaló en el gobierno el modelo neoliberal con Miguel de la Madrid en 1982, hasta el gobierno de Peña Nieto, por treinta años, se estableció y estuvo dominando la educación pública un modelo orientado a la formación de alumnos como fuerza laboral barata, para el trabajo productivo, maquilador y técnico; los rubros cívicos, humanistas, éticos, se fueron minimizando hasta casi desaparecer. Fue en esa época que la educación privada se fortaleció, como nunca.

Igual, de la mano de los liderazgos sindicales entregados a ese modelo, los maestros fueron condenados a la degradación laboral y a la descalificación social, la descentralización educativa condujo, tal vez con pequeñas excepciones, a que los gobiernos locales se sumarán al modelo corrupto y corruptor de la gestión de los recursos públicos para la educación.

Maestros mal pagados y mal capacitados, milagros hicieron para mantener dentro de sus escuelas saturadas, a los alumnos que les arrojaban para entretenerlos, mientras sus padres trabajaban para ganar el sustento. Así México se mantuvo estancado en los últimos lugares de la OCDE en la calidad y eficiencia de la educación pública básica.

Este 2023, con 24 millones y medio de estudiantes en educación básica de preescolar a secundaria; un millón, 225 mil maestros en el sistema educativo nacional y con 233 mil planteles, dan una idea de la magnitud del reto que se enfrenta.

El promedio oficial de alumnos por grupo y por maestro linda los 30; la realidad es que las escuelas más saturadas, la gran mayoría en las ciudades, los tiene arriba de 40. La recomendación es que debe haber entre 15 a 25 alumnos por grupo. Así, difícilmente se puede hablar de una educación de calidad, eficiente e igualitaria.

La infraestructura escolar está muy deteriorada, se ocupan grandes carretadas de dinero para ponerlas a la altura de las necesidades, para ello habrá que implementar un proceso de mediano plazo para su renovación escalonada, que sea de calidad y sin fugas por las corruptelas y la simulación, que de verdad aún existe en importantes estructuras de la educación pública a nivel federal, pero es aplastante en las estructuras educativas estatales. El negocio, por delante. Únicamente cuando de verdad se instale el modelo de gobierno honesto y eficiente de la 4T, en todas las instituciones y niveles se puede conseguir, paulatinamente, la transformación que se requiere.

Los procesos son lentos, tortuosos y enfrentan miles de obstáculos; el presidente, “ilusionado”, editó y distribuyó a miles la “Cartilla Moral” de Alfonso Reyes, orientada a promover una forma de vivir sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza, a la Patria y a la humanidad, en fin, moralizar la vida pública en México. Luego, por su iniciativa, un grupo de especialistas elaboró un excelente cuadernillo llamado Guía ética para la Transformación de México, de 34 páginas, en noviembre de 2020, del que se distribuyeron 8 millones entre adultos mayores, para “…que sean ellos los que, si así lo desean, transmitan y analicen con sus hijos, con sus nietos, lo que se dice en esa guía”, dijo AMLO. Una semilla más sembrada que algún fruto dejará.

Con muchos de esos objetivos y principios se formuló el modelo que la Nueva Escuela Mexicana ofrecerá: Una educación humanista, integral y para la vida, que no solo enseñe asignaturas tradicionales, sino que considere el aprendizaje de una cultura de paz, activación física, deporte escolar, arte, música y, fundamentalmente, civismo e inclusión.

Algunos pasos pequeños se han dado por ese camino, pero falta la mayor parte por recorrerlo, el cual pasa por actualizar y capacitar a las maestras y maestros; continuar sus mejoras salariales, reducir los alumnos por grupo y, mejorar y modernizar los planteles escolares.

La intención es excelente, su concreción lenta, complicada y de mediano plazo. Con un año más de gobierno de AMLO, habrá ligeros avances en esa meta. Corresponderá, sin duda a los nuevos gobiernos de la 4T seguir esa ruta, indispensable para sentar bases sólidas de la transformación y conformar una sociedad más igualitaria, próspera y con sólidos valores humanos.

Artículo publicado el 08 de octubre de 2023 en la edición 1080 del semanario Ríodoce.