Cine: ‘El chico’

Cine: ‘El chico’

Una madre (Edna Purviance) asume que no puede criar sola a su hijo y lo abandona en un coche, con la esperanza de que alguien “ame y cuide a este niño huérfano”. Finalmente, el bebé queda a cargo de un vagabundo (Charles Chaplin), quien, a regañadientes, acepta cuidarlo. Tras cinco años, el chico (Jackie Coogan) y su cuidador logran entablar una fuerte relación, muy parecida a la de un padre con su hijo, pero la ley que señala que los infantes estarían mejor en un orfanato, el arrepentimiento de una madre y una gran suma de dinero como recompensa, amenazan con separarlos.

Una característica que se le atribuye al arte es que trasciende en el tiempo y el espacio. Desde ahí se puede afirmar que El chico (The Kid/EU/1921) es una obra de arte, dirigida y escrita por Charles Chaplin, ese cómico reconocido, lo mismo, por su peculiar forma de caminar, sus recursos para hacer reír, que por las críticas sociales y políticas que incluía en sus filmes.

El realizador inglés conquistó al mundo con su personaje Charlot, un vagabundo perezoso, travieso, ocurrente, ventajoso, coqueto, a la vez que noble, valiente y de “buenos sentimientos”, que sobrevivía a las adversidades, más que nada, por suerte y astucia, pero (casi) nunca por compasión, caridad o justicia –frecuentemente, sin razón o no, enfrentaba a la policía, a la que siempre burlaba muy fácil.

Lo que parece una simple frase al inicio de El chico: “Una película con una sonrisa y, quizás, una lágrima”, no solo se debe asumir literalmente. También, indica que, con ella, tal vez, iniciaba una nueva forma de exponer una trama, en la que se podían combinar elementos del drama y la comedia –habría que recordar que solo han pasado 26 años desde la primera proyección de cine, que empezó sin lo que más tarde se conocería como lenguaje cinematográfico y géneros, entre otros elementos que conformarían las técnicas y reglas para filmar, por lo que se considera que esta cinta de Chaplin inaugura esa mezcla.

Si algo hace única, imprescindible y especial a la película, que se puede ver en MUBI o YouTube, es que, a 102 años de su estreno, la historia del vagabundo y su hijo sigue funcionando sin inconvenientes: igual conmueve y hace llorar, que divierte y saca carcajadas. Son varias las escenas, realmente, creativas, imperdibles, que pueden verse, no una, sino varias veces, sin dejar de lograr su objetivo.

Es difícil elegir si cuando el personaje de Chaplin se encuentra con un bebé y busca sin éxito abandonarlo, la manera de ganarse la vida “reparando” ventanas o al enseñar al hijo a defenderse, es lo más divertido. Lo mismo sucede al decidir lo más triste: si cuando la madre deja a su hijo en un coche o al arrepentirse y tratar de recuperarlo; cuando el niño sale de la casa desconsolado rumbo al orfanato; o el momento en el que el padre despierta en un albergue para darse cuenta que le arrebataron a su hijo.

Lo más seguro es que, así luzca muy antigua, sin diálogos y en blanco y negro, sea casi imposible escapar a los encantos de las excelentes actuaciones y los oportunos mensajes, claros o entre líneas, de esta obra. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 17 de septiembre de 2023 en la edición 1077 del semanario Ríodoce.

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