Zafarrancho en cabildo abierto en El Fuerte

POLICÍAS DE EL FUERTE. Pensiones para viudas.

Gildardo Ortega y gabinete azuzan a seguidores para atacar a sus críticos

Los reclamos de los policías jubilados y de residentes de San Blas que le entregaban un vaso desechable con agua lodosa para que bebiera el líquido que suministra las plantas potabilizadoras que están sin funcionar, le llenaron de piedritas las bolsas.

Fue una molestia tan evidente, que de sopetón se levantó cual largo es, llamó a su secretario para que este a su vez por el micrófono convocara a un receso para organizar la atención a un público inesperado.

Pero en lugar de ello, él llamó a sus funcionarios colaboradores a cónclave a la vista de todos. Luego, disimuladamente caminó hasta un pasillo de tierra custodiado por policías municipales y cuando tuvo cancha abierta, emprendió paso veloz, y de un salto se encaramó a la suburban, quedando en sus espaldas el grito ¡que huya! ¡que huya ¡que huya!

Y terminó huyendo de la gente que le exigía atención inmediata.

Eran el alcalde de El Fuerte, Gildardo Leyva Ortega, y su esposa y directora del Sistema Integral de Desarrollo de la Familia municipal (DIF), Laura Ledezma Godínez, los que escapaban de la gente.

Tras él, y como queriendo proteger la retaguardia, el secretario del Ayuntamiento, Edgar Adair Espinoza Robles y funcionarios menores y sus respectivos secretarios se quedaron a contener el daño que se tradujo en un abrupto final del cabildo abierto más accidentado que se recuerde en El Fuerte, en donde el caos imperó y en el que un gobierno azuzó a sus gobernados para atacar a opositores. Un zipizape incontrolable.

Esa media mañana, poco después de las 10:00 horas del viernes 30 de junio, el ayuntamiento había desplegado lo necesario para el cabildo abierto. Tenían dispersa a la policía, colocadas bocinas en la cancha, tinas con botellas de agua para la gente y powerade para los funcionarios, sillas blancas de plástico para la población y enlistadas 37 personas que plantearían diversos problemas y cebollazos al alcalde.

El protocolo arrancó y continuó sin contratiempo en la escuela primaria “Profesora María R. Pacheco”, ubicada en la esquina de Francisco I. Madero y Jesús García, en la colonia Cananea, con más lisonjas que peticiones o reclamos de una sindicatura relegada por su propio gobierno municipal. Justo a cien metros del lugar, una retro levantaba un tierrero mientras dejaba caer paladas hacia un dompe. Era maquinaria municipal que, por única ocasión, laboraba en la sindicatura para lucimiento de su presidente.

Mientras los cebollazos fluían, un grupo de hombres con playeras azules se reunían a los costados de los contingentes de ciudadanos. Y en un lapso entre oradores y oradores, Yesenia Rojo Carrizoza tomó un megáfono y pidió a nombre de Guerreros Unidos audiencia para que el alcalde resolviera la igualdad salarial para agentes jubilados y el pago de las pensiones negadas a viudas de los gendarmes.

El alcalde, les dijo que designaba al secretario para acordar la cita. La respuesta no agradó a los policías, y su lideresa reiteró fecha, lugar y hora. Entonces, el alcalde y su secretario se encendieron subiendo el volumen a casi gritos y exigieron deponer la actitud. Los policías respondieron cantando el himno nacional.

Una vez y otra y otra vez, el secretario buscó silenciar aquello, pero entre más lo intentaba, más reacciones en contra provocaba.

Fue tanta la molestia por la interrupción, que el presidente y su secretario azuzaron a la concurrencia a ir en contra de los policías jubilados a quienes acusaron de ser agitadores, foráneos. Ante la provocación, del alcalde y de su secretario, los lisonjeros y funcionarios comenzaron a provocar a los policías en retiro, pero estos no cayeron, sino que continuaron gritando sus consignas.

A una indicación de Espinoza Robles, las provocaciones le metieron pimienta. Los gendarmes secundaron formando una línea frente al presídium; el gobierno contratacó adelantando líneas con sus seguidores, incluso abriendo un resquicio con niños.

Fue entonces cuando Juana Rodríguez Pacheco se adelanta desde la cola de personas y llevando un vaso con agua chocolatosa le pide al regidor José maría Flores, al alcalde, Leyva Ortega y al secretario Espinoza, beber el líquido pues esa era la calidad que las plantas potabilizadoras entregan en las tomas domiciliaras. Nadie dio un sorbo, pero la cosa tronó y el alcalde pidió un receso. Ese receso fue sólo un ardid para tener oportunidad de escapar.

Unos 30 minutos después, el alcalde regresó a la escuela que había sido declarada como recinto oficial para el cabildo abierto. Para entonces, el colectivo Guerreros Unidos ya se había retirado, lo mismo que los colonos, y sólo se habían quedado los regidores a modo, algunos funcionarios municipales, empleados de estos y un reducido grupo de habitantes, los que lanzaron loas, aplausos y vivas al edil.

isidentes de la comuna, identificaron a las personas como “aviadoras” y personas de paga para que en cada acto oficial estén prestos a gritar porras al edil.

Durante el zipizape, el contingente se fracturó. En uno de ellos, la primera dama, Ángela Zavala gritó ¡ridícula! a Juana Rodríguez, que respondió con cola ¡Sssssiiiiiiií, pero a mí no me pagan 75 mil pesos para callarme”. A lo que la Zavala, aceptó ¡A mí ssssiiiiiiiií! Y terminó saliendo del recinto.

Una vez concluido el cabildo abierto, Gildardo Leyva Ortega volvió a escapar, y en preguntas respondió con monosílabos e ideas sueltas.

“No sé, oiga, yo no sé de esas cosas, no les entiendo”.

—¿Qué opinión tiene de esto?

—Son cosas que pasan, yo no sé. La gente se porta muy bien en San Blas. No conozco a ellos.
Luego, se encaramó a la Suburban y se retiró. El zafarrancho había terminado.

El revanchismo

Y el sábado 1 de julio, burócratas que son familiares de los policías que se manifestaron comenzaron a ser despedidos, como María del Rosario Barreras, trabajadora de intendencia del DIF municipal, quien fue cesada de sus funciones la tarde del viernes, cuando ya había concluido su jornada laboral.

“A las 19:51 me llama por celular Cosme Corral Valdez, director de Recursos Humanos del Ayuntamiento de El Fuerte y tras identificarme me dice que estoy despedida, que este lunes acuda a firmar la baja. Luego, colgó. No dio ninguna justificación”.

El día de la manifestación, ella estaba trabajando en su puesto.

La trabajadora dijo que la sorprendió el llamado, pero lo consideró una venganza en contra de su hermana, Juana Maribel, quien durante 19 años trabajó en la Dirección de Seguridad Pública y se jubiló como trabajadora administrativa del Ayuntamiento de Ahome, y el viernes formó parte del grupo de ex policías que se manifestaron en el Cabildo abierto para exigir homologación salarial con los agentes activos.

Artículo publicado el 02 de julio de 2023 en la edición 1066 del semanario Ríodoce.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email
  • 00
  • Dias de Impunidad
RÍODOCE EDICIÓN 1109
GALERÍA
Pequeños productores de maíz del valle del San Lorenzo y de Navolato se manifestaron en Palacio de Gobierno por un precio justo para el grano que supere a los 5 mil 457 pesos acordados por industriales y el Gobierno Federal.
COLUMNAS
OPINIÓN
El Ñacas y el Tacuachi
BOLETÍN NOTICIOSO

Ingresa tu correo electrónico para recibir las noticias al momento de nuestro portal.

cine

DEPORTES

Desaparecidos

2021 © RIODOCE
Todos los derechos Reservados.