Las revelaciones del Grande en el juicio de Genaro García Luna

La segunda semana del juicio contra el ex Secretario de Seguridad, Genaro García Luna, transcurrió lenta, enmarcada por los testimonios de testigos protegidos, mientras que las acusaciones por parte de la fiscalía han empezado a derrapar ante el Juez Brian Cogan, al no poder mostrar hasta el momento ningún tipo de evidencia concreta, documental, que implique al acusado.

Sin embargo, el testimonio de Sergio Villarreal, el Grande, fue un relato tan contundente que no sólo explica cómo su entonces jefe, Arturo Beltrán Leyva, el Barbas, se reunió en al menos tres ocasiones con García Luna para entregarle dinero en efectivo, sino que relató muchos misterios en cuanto a detenciones, traiciones y rupturas al interior del Cártel de Sinaloa.

“En 2006 se creó la SSP Federal con García Luna al frente y seguimos colaborando con él en su nuevo cargo, pero cambió la cantidad y forma de pago. García Luna ya no iba a las reuniones porque se le pagaba por medio de Luis Cárdenas Palomino”, dijo el Grande durante el juicio.

Según el Grande, Palomino veía a Arturo Beltrán en una de sus casas de seguridad donde comían, hablaban y les pagaba en maletas negras. “Pero como teníamos más ganancias porque el cártel se extendió a toda la república, los pagos crecieron. El dinero venía de todos los líderes del cártel que hacían una aportación, pero al final, luego de la ruptura en el cártel en 2008, ya solo era Arturo Beltrán quien pagaba”.

“La comunicación entre GGL y Beltrán continuó, pero muy esporádicamente, y muy raramente se veían en persona, pero la colaboración con la Policía Federal era buena porque nos daba mayores beneficios: teníamos una mayor cantidad de carreteras, puertos y aeropuertos. Y seguíamos recibiendo información de operativos”, dijo.

También nos pasaban información sobre operativos, por ejemplo en una ocasión nos avisaron que iban a intervenir la casa donde se iba a hacer la boda de la Barbie en Acapulco. Y la fiesta sí se hizo, pero no fue nadie, ni la Barbie, y cuando el gobierno llegó no encontró a nadie.

Recordó cómo, en 2007, en Manzanillo, Colima, la Policía Federal decomisó 23 toneladas de cocaína que pertenecían a Arturo Beltrán Leyva, pero gracias a información filtrada por gente de García Luna, esta droga fue sacada de los contenedores de un barco, y en su lugar colocaron droga falsa, para que cuando llegara la policía e hiciera el decomiso, fuera de la droga falsa.

“Lo que pasó entonces es que la aduana de Manzanillo no nos quería liberar los contenedores donde venía la droga, entonces Arturo Beltrán habló con el papá del subadministrador de la aduana, que era su amigo y se acordó intercambiar droga buena por la falsa”.

En la su explicación, el Grande dice que la droga falsa se hacía en una fábrica que el cártel tenía, y los paquetes los hacían con prensas y gatos hidráulicos, donde mezclaban azúcar con harina, luego la humedecían con una mezcla de aceite y éter y, cuando secaba, “le ponían anís para que se viera brillante, y así simulábamos que era cocaína”, dijo.

Tras la detención de Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, comenzó la ruptura con el Cártel de Sinaloa, Arturo pensó que otros miembros del cártel lo habían planeado para quitarlo de en medio y así comenzó la guerra: de un lado quedaron el Cártel de Sinaloa con el Chapo, el Mayo, Nacho Coronel, y del otro los Beltrán Leyva, que se aliaron con Los Zetas y con Vicente Carrillo, pero justo entonces el gobierno comenzó a caernos a nosotros.

“Cada vez que Arturo hablaba con el Mayo nos caía el Ejército a nosotros o la Policía Federal y por eso comenzó la guerra”.

Fue por esos días que Arturo (Beltrán Leyva) habló sobre esta situación con Genaro García Luna y con Luis Cárdenas Palomino y no le gustó la respuesta, y entonces le preguntó que de qué lado estaba, y le dijo que se mantendría neutral, y que seguiría trabajando para todos, aunque Arturo le dijo que sería él quien cubriría sus pagos, y al final, aunque no le gustó la respuesta, los pagos mensuales siguieron sin interrumpirse a través de Cárdenas Palomino.

Pero a partir de entonces, la Policía Federal de García Luna se dividió, porque hubo comandantes que se fueron para el lado del Mayo y del Chapo, y otros que se quedaron del lado de Arturo Beltrán, y así fue como se empezaron a matar entre ellos.

Fue por ese tiempo que Arturo Beltrán mandó a asesinar a Edgar Millán, comisario de la Policía Federal, porque él y sus agentes hacían operativos para golpear las operaciones de los Beltrán Leyva, y fue como Alberto Pineda Villa, el Borrado, consiguió con otros agentes las llaves de la casa de Edgar Millán, se mandó un sicario que entrara y lo esperara, y lo mataron.

“En medio de todo esto, Arturo Beltrán mandó levantar a García Luna, cuando circulaba por la carretera a Morelos, y entonces lo llevaron a una ‘oficina’ (casa de seguridad), y aunque al final lo dejó ir, fue como una advertencia, porque ahí le dijo que para él ‘no había nada imposible'”.

Y todo eso ocurrió porque Cárdenas Palomino había dejado de contestarle llamadas y porque había más operativos federales en contra de los Beltrán que contra la gente del Mayo.

El Grande también reveló cómo en 2008 Arturo Beltrán quería matar a Jesús Reynaldo el Rey Zambada, cuando era el encargado de operar la droga que llegaba por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), pero no lo hizo porque el Grande le aconsejó que si lo hacía iban a matar al Mochomo en la cárcel, entonces se decidió filtrar información para que lo arrestaran.

“Se hizo un primer intento dándole información al Ejército para que lo arrestaran pero lo que hicieron fue venderle esa información al Mayo. Así que eso no prosperó, luego hicimos un nuevo intento pero directamente con la SIEDO e infiltramos a nuestra propia gente. Yo iba personalmente vestido como agente de la SIEDO. Realmente nosotros fuimos quienes lo acorralamos en una casa en Ciudad de México”.

Él intentó escapar en un coche pero ya teníamos atravesados dos vehículos. Hubo un intercambio de disparos. El Rey pidió apoyo a un agente de la policía federal de nombre “Ballardo”, pero le dijeron que no se opusiera, luego llegaron policías de la CDMX y ellos lo detuvieron.

“Antes de que se lo llevaran nosotros le tomamos fotografías a Zambada. Porque los policías que llegaron no sabían de inicio ni de quién se trataba, pero nosotros sí, y le tomamos la foto por si lo intercambiaban en el trayecto, Y es que en México todo es posible. La corrupción es muy grande y se puede cambiar a una persona en el traslado, y ya con eso nos retiramos y a Zambada se lo llevaron a la SIEDO”.

“Luego el Ejército hizo varios intentos por detener a Arturo Beltrán, en Acapulco lo intentaron, pero Arturo se arregló con los militares y lo dejaron ir. Luego, en 2009 Arturo llegó en helicóptero de Puebla para una posada en Cuernavaca. Estábamos en un domicilio en el que había música, mujeres, alcohol, drogas y de repente nos cayó la Marina. Hubo un enfrentamiento y nos fuimos. A mí me mandaron a la CDMX a hablar con el gobierno y averiguar qué estaba pasando. Intenté hablar con el Ejército pero no tuve éxito.

“Hasta que en diciembre de 2009, la gente que teníamos en Morelos nos reportaron que había mucho movimiento de la Marina y le dije a Arturo que se tenía que mover pero no le dio tiempo, vino la balacera y los mataron a todos. Tras eso, yo me quedé con Héctor Beltrán, quien se volvió en el líder, y seguí con él hasta el día de mi captura en 2010”.

Artículo publicado el 29 de enero de 2023 en la edición 1044 del semanario Ríodoce.