En apenas una semana, los contagios por COVID-19 en Sinaloa se dispararon a casi el triple. Pasaron de ser 660 a mil 734 y los casos activos quintuplicados. Las banderas verdes desplegadas por la autoridad no terminaron con la pandemia.

El informe técnico de la Secretaría de Salud Federal ubica a Sinaloa como el tercer estado a nivel nacional con mayor incidencia de casos activos, con 3 mil 198 hasta el corte del jueves 9 de junio.

La tasa de incidencia a nivel nacional, según los datos federales ubica a Sinaloa con 100 casos activos por cada 100 mil habitantes, teniendo como media nacional una tasa de 23.6.

La crecida no fue de un día para otro. Durante la primera semana de mayo de este año Sinaloa registraba apenas un promedio diario de 21 contagios y de manera paulatina este se fue incrementando.

La semana con corte al lunes 16 se registraron por parte de Salud Estatal 165 contagios en toda la entidad y una semana más tarde los casos llegaron a 339. El rebrote, según la versión de autoridades locales, no era tal todavía.

El gobernador Rubén Rocha Moya, en entrevista con medios, indicó que ante el repunte generalizado hacia finales de mayo, no era posible hablar de una quinta ola en Sinaloa.

“No vamos a alarmar para nada a la población porque no estamos en esa circunstancia, ciertamente hay un repunte, como lo dijo el secretario (de Salud, Cuitláhuac González Galindo), de contagios, pero esto no ha significado que tengamos casos graves, encamados, intubados y mucho menos muertes”, explicó a principios de junio.

Entrevistado en el Salón Gobernadores al término de la presentación del registro universal para la pensión de personas con discapacidad, Rocha Moya negó la llegada de una quinta ola. Para esa fecha los contagios pasaron de 339 a 680 en un lapso de una semana.

El argumento fue la baja ocupación hospitalaria.

“Efectivamente, es una cosa escasa”, explicó tras el evento. “En el Seguro que teníamos cientos de casos, hoy tenemos siete, no son de alarma”, indicó.

En ese mismo lapso la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC) pasó de suspender clases presenciales en tres planteles a hacerlo en 24.

Pero eso fue un jueves 2 de junio. Para el siguiente lunes la estadística colocaba a Sinaloa como uno de los estados punteros en incidencia de contagios y de casos activos. Pasaron en una semana de 680 a mil 734. Había que cambiar el discurso.
En la conferencia semanera del gobernador Rocha, el secretario de salud Cuitláhuac González Galindo admitió no solamente el incremento de casos que se venía consignando semana a semana, sino la llegada de la quinta ola.

“Oficialmente, sí, estamos en una quinta ola”, dijo el funcionario desde la tribuna semanera.

“En las últimas semanas (el COVID-19) ha ido incrementando, lo que nosotros debemos mantener son los cuidados”, añadió.

Y junto al anuncio de lo ya sabido por la población vino otro aviso sobre los cuidados: nada nuevo, el mismo discurso.
Las medidas para mitigar los contagios siguen igual. La apuesta sigue siendo vacunar y la inmunidad de rebaño, atrás quedaron los días de bajar aforos a lugares cerrados o abiertos y las medidas extremas de cuidado e higiene. Un cubre bocas y listo.

“Los porcentajes de ocupación en cama nos permiten no tomar medidas más drásticas”, dijo Cuitláhuac González.
“Nuestros porcentajes de ocupación en cama y de defunción nos permiten no tomar medidas más drásticas. Sin embargo, no estamos cegados a no llevarlas a cabo. Si fuesen necesarias las vamos a tomar’’, añadió.

Ambas estadísticas nunca han sido confiables en el estado. El corte más reciente de ocupación de camas data del jueves 2 de junio y este se encontraba con 26 pacientes internados para una capacidad de mil 570 camas, es decir, apenas un 2 por ciento de hospitalización.

Con corte al jueves 9 de junio los datos del Sistema de Información de la Red IRAG reporta al estado con un porcentaje de ocupación de un 11.92 por ciento.

Además, el mismo reporte ubica a 40 hospitales en todo el país con una ocupación arriba del 70 por ciento. Entre ellos aparecen los Hospitales General de Escuinapa y Guasave que reportan un 100 por ciento de ocupación, mientras que el Hospital General Regional número 1 del IMSS un 57 por ciento.

Esas camas son de ocupación general. En esa misma lista aparece el Hospital Pediátrico de Sinaloa (HPS) con un 40 por ciento de su ocupación.

La gran mayoría de estas hospitalizaciones son de pacientes que no presentan cuadros graves. Según la estadística federal solamente el HGR 1 del IMSS en Culiacán tiene ocupadas camas con ventilador con apenas un 10 por ciento.

Y en la Unidad de Cuidados intensivos (UCI) solamente Guasave tiene pacientes internados con un 25 por ciento de ocupación.

Otro indicativo es el “semáforo Infra”. La gente aledaña a la esquina de Pascual Orozco y Emiliano Zapata lo nombra así. Las largas filas para conseguir un tanque de oxígeno son cosas del pasado. El sitio luce normal, sin filas, sin remolinos de gente.

También lucen así los laboratorios de análisis clínicos. La empresa Salud Digna dejó de realizar pruebas para detectar el coronavirus en todas sus sucursales excepto en la del centro den la esquina de Ruperto L. Paliza y Francisco Villa.

Y aunque el incremento entre la primera semana de mayo y la primera de junio fue mayor a un 1000 por ciento (de 21 contagios a casi 250 cada 24 horas), las alarmas se centran en la ocupación hospitalaria y decesos.

Ese es el semáforo que la autoridad apela para decidir sobre el incremento de los cuidados.

Artículo publicado el 12 de junio de 2022 en la edición 1011 del semanario Ríodoce.