Lectura para llevar en Culiacán

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En paradas de camiones de la ciudad, los viajantes encuentran poesías, novelas, cuentos, historias

En las paradas de camiones de Culiacán, la lectura es para llevar. Novelas de Premios Nobel de Literatura, cuentos, poesías, historia y ensayos, buscan llegar a los usuarios del transporte público.

Los toman por asalto. Están en pequeñas bolsas con la leyenda: “Sanitizados. Lectura para llevar”. Un transeúnte lo toma y el destino de ese libro ya es otro.

Esa fue la idea inicial. Desde hace dos años, el maestro jubilado Francisco Hernández Villegas pensó que debía darles otros caminos. Nunca compartió la idea de aglomerarlos en casa.

Como docente de la Facultad de Contaduría y Administración de la UAS, donaba sus libros y en clase recomendaba siempre leer. Ahora lo sigue haciendo pero desde el anonimato.

“Mi papá nunca ha tenido biblioteca en casa, no los acumula, los lee y los comparte con la gente, amigos, y es lo que sigue haciendo y nosotros sus hijos nos hemos sumado a su iniciativa”, explicó Édgar Hernández.

Libros libres

Antes de que iniciara la pandemia recordó que los libros empezaron a llegar a las paradas concurridas y cercanas a universidades, donde el flujo de estudiantes y trabajadores era considerable.

Ahí encontraban otros rumbos decenas de libros. La iniciativa paró unos meses y ahora al reactivarla, se dieron cuenta que no los tomaban por miedo.

“Mi papá cuando deja un libro se espera un poco para ver que se los lleven pero ahora con la pandemia se dio cuenta que la gente no se los llevaba, por eso se le ocurrió ponerlos en bolsa y un pequeño mensaje”, contó Édgar.

“La idea es muy simple, que un libro que ya fue leído por una persona pueda llegar a otra y así tenga otro destino, otra oportunidad”.

Édgar Hernández

Una iniciativa que crece

Esta iniciativa que empezó a desarrollar de manera anónima logró hacerse notar. Crearon una página de Twitter y ciudadanos se han sumado donando ejemplares.

“Mi papá es renuente a tomar protagonismo de esta actividad, yo soy su vocero pero ha sido interesante cómo la gente lo ha estado identificando y nos escriben para donarnos libros o ellos mismos replican la acción para que los libros sigan circulando”, detalló el también lector y politólogo.

“Hemos buscado conocer las experiencias de los lectores que encuentran los libros en la cuenta de Twitter, compartimos ese momento en el que encuentran los libros”.

Este proyecto contó que ha crecido. Se convirtió en algo así como una bola de nieve, porque las experiencias han sido reconfortantes.

“Se han tenido experiencias bonitas. Yo fui estudiante que andaba en camiones y era cuando más oportunidad de leer teníamos, queremos acercar a la gente a la lectura, que aproveche estos momentos”, dijo Édgar.

“Muchas veces no tenemos el acceso al libro, hay pocas bibliotecas, librerías, por eso pensamos que esta forma de que llegue a tus manos puede motivar”.

Soltar historias

“El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez; “Conversaciones en la catedral” de Mario Vargas Llosa; “Noche fiel y virtuosa” de Louise Glück; son algunos de los libros para llevar.

El listado de libros abarca también temas de salud, historia, geografía. Algunos de ellos ya pasaron de un lector a otro. Los libros se sueltan por su promotor, dejando de lado cualquier apego.

“La idea es ir soltando, despojarnos de cosas que claro que es difícil, porque dejamos en ellos emociones. Pero mi papá siempre se ha despojado de los libros”, aseguró.

Artículo publicado el 28 de noviembre de 2021 en la edición 983 del semanario Ríodoce.

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