Terratenientes trafican agua para riego en Ahome

Módulos solapan irregularidades en siembras, acusan

Los nombres de familias acaudaladas de Los Mochis comenzaron a brotar en esa asamblea del módulo de riego Pascola, al oriente de la ciudad.

“Compeán, el Chino León, Yamuni, el ex diputado federal, son los tranzas, los pícaros. Esos son los precarios, los que no tienen derecho al agua para riego, y a quienes les da, robándoles el derecho a los legítimos ejidatarios que se quedan sin los riegos para sus siembras. Esos son los que están desmontando lomas y predios, haciendo más tierras, más siembras, jodiendo a muchos. El módulo lo sabe, pero los siguen apoyando. El presidente y la directiva los solapan, los protegen”, dijo muy molesto, Javier Solís, un productor social de Las Grullas Margen Izquierda, y cuya familia se ha quedado endeudada porque la cosecha de maíz no se vende a buen precio.

Él y otros campesinos del mismo poblado han sido afectados durante muchos ciclos agrícolas reduciéndoles los riegos para maíz. “Nosotros ocupamos el último riego de auxilio para que el grano gane peso, pero nos lo niegan porque dicen que no hay agua suficiente, pero los freseros, los que siembran hortalizas y frutas siempre tienen agua disponible. ¿Cómo está eso? ¿Ellos sí y nosotros no? ¿Porqué? Por la corrupción, porque los funcionarios del módulo de riego (Pascola) los benefician”, dijo.

Otro campesino que está sentado a su lado asienta con la cabeza la denuncia de don Javier.

“Es cierto. Todo es cierto”, reafirma.

Mientras, don Santiago Ledezma, también de las Grullas Margen Izquierda encara a Juan Fernando Montoya Chinchillas, presidente; Adolfo Medrano Agraz, secretario; Candelario Valdez Mendívil, tesorero, y a Leonel López Armenta, secretario técnico.

Don Santiago está alterado. Manotea al aire. Apunta con el índice. Reclama a grito abierto “¿ Porqué los freseros, los paperos, los que siembran arándano, calabazas y frutas tienen agua siempre? ¿ Por qué nosotros no tenemos agua cuando requerimos el riego de auxilio? ¿ Porqué los precarios tienen agua siempre y los que tienen el derecho a salvo no? ¿Por qué a los socios del módulo Pascola se les niega el agua y a los precarios, a los que no tienen concesión, sí se les da?”

Ninguna de las preguntas de son Santiago fue respondida. Los directivos se quedaron en silencio. Enmudecieron. Sólo sus ojos brillaban. Se quedaron como estatuas, inmóviles.

Frente a ellos, los socios comenzaban a irritarse en contra de la directiva.

Y don Santiago arremetió de nuevo: “Eso pasa, porque la mesa está vendida”.

La acusación cala, pega, hiere el orgullo, y rasga vestiduras. Pero el campesino no se detiene, exige su derecho al agua, demanda que le cumplan y se eliminen a los precarios, a los pudientes, a los acaudalados agricultores que sin derecho al agua riegan grandes extensiones.

Los directivos siguen en silencio.

Baltazar Valdez Armentía, un veterano líder agrario de mil luchas, asienta con la cabeza confirmando la denuncia de los dos productores, y a sus espaldas Ramón López Félix, lo secunda.

Ambos son cabezas y fundamentan sus argumentos en los estatutos del módulo y diversas disposiciones legales.

Valdez Armentía pide una auditoría a la disponibilidad de agua, tanto de la que se recibe en bloque como de la que se recupera del subsuelo, por bombeos, a quiénes son asignadas y por qué. Su argumento es contundente: “Siempre, y allí están los números para revisarse, se incrementa la superficie de siembra programada porque hay agua, pero esta no queda con los que tienen derecho, sino con otros. Hay que definir esa causa y establecer prioridades: primero los que tienen derecho, y si sobra, los precarios, no al revés”.

Armentía logra un acuerdo, crear una comisión que investigue lo que llamaron tráfico de agua, y que modifique estatutos para poner orden al desorden.

López Félix secunda la posición.

La directiva se molesta. Alega ilegalidad. Nada prospera. La asamblea se impone, y la discusión se centra en la cantidad de miembros. Ceden los opositores, y se logra el empate, pero la investigación va.

Don Santiago y don Javier se tranquilizan. Se calman. Toman sus lugares.

Baltazar nada dice, cruza sus brazos sobre el pecho, se levanta y se encamina a la salida. Se ve satisfecho.

Ramón López sólo comenta, era lo justo para los campesinos, indagar porqué se beneficia los terratenientes, sin tener derecho. “Todos suponemos lo que hay en el fondo, pero no lo podemos comprobar”.

En la mesa directiva del módulo Pascola hay silencio.

Juan Fernando Montoya Chinchillas, presidente, sólo da una explicación que nadie cree. “A los productores que están en la punta de los canales no les llega el agua suficiente, aunque la paguen, porque se pierde en el camino. Es una situación de filtración”, aclara.

Pero no convence a nadie.

Artículo publicado el 07 de noviembre de 2021 en la edición 980 del semanario Ríodoce.

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