La manipulación de los sueños para una realidad diferente suena como la idea perfecta para que la personas vivan a su antojo y que todas las situaciones sean a su favor, aunque como dice la frase: “la libertad propia termina donde empieza la del otro”, habría que ver hasta dónde esa alteración afectaría a los demás y es conveniente hacerla.
En Sueños S.A. (Drømmebyggerne/Dinamarca/2020), dirigida por Kim Hagen Jensen y Tonni Zinck, el mundo feliz y estable de la pequeña Minna al lado de su padre John se trastoca cuando él lleva a la casa a su novia Helena y a la presumida, arrogante y caprichosa hija de esta, Jenny, con la idea de tener una familia, otra vez. Un descuido en la fábrica de los sueños ocasiona que Minna tenga la posibilidad de estar solo con su papá, pero cuando descubre las consecuencias de ello, considera arrepentirse.
La intromisión de los humanos en un contexto en el que no les pertenece, la forma de transportarse en la fábrica de sueños y algunos escenarios de ese “más allá” de Sueños S.A., recuerdan a Monsters, Inc. (2001); y en su intento de alterar los sueños y el destino, a Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004) –por cierto, en la película, que actualmente está cartelera, hay un agradable y entrañable guiño a la serie de animación japonesa La Ballena Josefina (1979).
A pesar de que la calidad de la animación del filme no es mala y tanto en los sueños como en la realidad los escenarios y los personajes están mayormente bien definidos y creados, son notorios sus limitantes ante la calidad lograda en filmes de la factura de Disney, Pixar y DreamWorks. Por ejemplo, algunos movimientos y el cabello de los humanos, el pelaje de los animales, los fondos en el exterior de la casa y en el conjunto que hojas secas que se avientan de un lugar a otro.
La historia plasmada en el guión de Søren Grinderslev Hansen y Kim Hagen Jensen no es lo suficientemente fuerte para quedarse en la memoria de la mayoría, como esos sueños inolvidables que, incluso, provocan sentimientos y emociones, tal cual fueran verdaderos. Aun así, la cinta es entretenida y atractiva, sobre todo por su premisa: que se puedan modificar las situaciones y a las personas en el mundo onírico, para mejorar la realidad.
Es oportuno que el filme ponga ante la mesa la integración de familias reconstituidas, en esa idea de una segunda oportunidad para tener pareja y de contar con hermanos o hermanas, así no lleven la misma sangre; el luchar por lo que se quiere ser y hacer en la vida, siempre y cuando no se afecte negativamente a los demás y se tenga que abandonar a los hijos/hijas para lograrlo; el cuidar que las discusiones entre parejas no sean ante los descendientes, mucho menos cuando el tema son ellos/ellas y no en un sentido agradable o positivo; la capacidad de comprender y empatizar con los otros; el estar dispuesto a adaptarse a las diferentes situaciones; y que la hermandad, la paternidad, la maternidad y la familia van más allá de lazos sanguíneos. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 17 de enero de 2021 en la edición 938 del semanario Ríodoce.