A finales de agosto de 2020, un grupo de periodistas de Ríodoce y National Geographic llegaron a una hacienda localizada en el desierto del sur de California, cerca de la reserva ecológica Joshua Tree, para entrevistarse con líderes de un grupo de motociclistas de Estados Unidos conocidos como Hells Angels y los Mongols.

El motivo de la entrevista sería conocer, de viva voz, detalles sobre cómo algunos clubes de motociclistas y pandillas se han convertido en cárteles domésticos en Estados Unidos, según ha reconocido la propia DEA, y de ser simples distribuidores se han asociado, incluso quitado rutas y mercados a los cárteles mexicanos.

El encuentro se realizaría en medio de un sigilo total, pues tanto los Mongols como los Hells Angels, Gypsis, Paganos, MS13, y otras pandillas, temen que en cada uno de estos encuentros haya agentes encubiertos de la DEA, como ellos aseguran que ha ocurrido.

Poco después de las 5:00 de la tarde, llegó por fin a la cita un motociclista latino, quien dijo ser miembro de los Mongols, y quien sin dar nombre, ni apodo, confirmó que efectivamente ellos como club de motociclistas, son sólo uno de los grupos que han logrado quedarse con el control del trasiego de droga en ese país.

“Nos dedicamos a mover droga, armas, ejecutamos, y si tenemos que tramarnos con otros clubes de motociclistas, o con narcos mexicanos por algo que salga mal, lo hacemos”, dijo el motociclista, no sin antes lanzar una clara amenaza que si alguna vez se conocía su identidad o número de placa de su moto, iría por los periodistas.

Los señalamientos del Mongol coincidieron con una serie de declaraciones hechas por la DEA, incluso un documento del Departamento de Justicia titulado “Estrategia contra los Cárteles Domésticos”, el cual habría sido filtrado por la revista Proceso, en donde el gobierno de Estados Unidos reconoce que en ese país hay un gran número de cárteles domésticos que ya están asociados con el Cártel de Sinaloa, Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), y otros cárteles mexicanos.

“En Estados Unidos hay cárteles domésticos de la droga que, en paralelo con el boom del consumo de drogas sintéticas, ya han quitado a los mexicanos el control de territorios y mercados en ese país. Ya no son sus operadores sino sus socios”, dijo Polo Ruiz, agente especial a cargo de la oficina de la DEA, en Arizona, en una entrevista publicada por Proceso.

De acuerdo a la publicación, el Cártel de Sinaloa es uno de los grupos que vende drogas a los cárteles estadounidenses de Los Hermanos Pistoleros Latinos, New Mexico Syndicate, Los Carnales, Latin Kings, Mexican Mafia, Sureños, MS-13, Wet Back Power, Sinaloa Cowboys, West Texas Tangos, Los Negros, Arizona Mexican Mafia y Border Brothers, además de los Hells Angels y los Mongols.

La forma en que trabajan es mediante un coordinador que puede ser parte del cártel de Sinaloa o de cualquier otro cártel en Estados Unidos, a quien vende desde drogas sintéticas como “cristal”, crack o fentanilo, hasta cocaína o mariguana ilegal.

El pandillero o motociclista provee a sus operadores que forman parte de las pandillas, y este los vende a otros distribuidores, de una forma en que se reparten las ganancias. O bien, el único acuerdo es que el pandillero compra el producto a “precio de mayorista”, y él se vale de toda su gente para distribuirlo en el mercado negro.

Uno de estos promovedores, a quien Ríodoce tuvo acceso, confirmó que Hells Angels, los Mongols, o bien pandillas como MS13, La Mexican Mafia, Los Negros, Sureños, le compran droga, aunque recientemente están asociados para mover la drogas.

“Ellos conocen bien el territorio, y están organizados y han resultado de mucha ayuda”, dijo un coordinador del Cártel de Sinaloa a quien este semanario tuvo acceso en Los Ángeles, California.

Este tipo de operaciones dirigidas por grupos criminales, son investigadas por un equipo especial de la DEA designado para investigar cárteles domésticos en Estados Unidos, que el gobierno de ese país dirige en cada estado de la unión americana.

O como lo expone Polo Ruiz, agente especial de la DEA: “Muchas de estas organizaciones han construido sus negocios en la parte norte del país y tienen gente en la parte sur, que colinda con México, para operar. Las ponen a cargo del transporte y de otros aspectos de logística que los cárteles mexicanos, lo cual son una modalidad que surgió en los últimos cuatro o cinco años”.

Todo esto habría surgido a partir de la demanda cada vez más grande de drogas, aunado al poder de los cárteles mexicanos para adquirir, transportar, distribuir y vender todo tipo de enervantes en Estados Unidos, lo cual habría motivado a pandillas y clubes de motociclistas que trabajaban para las organizaciones mexicanas a estructurarse en cárteles.

Según funcionarios mexicanos, la mayoría de la droga que llega a Estados Unidos y termina en los cárteles domésticos de Estados Unidos, se procesa o bien pasa por México, y ocurre gracias al nivel de corrupción que existe en México.

“Los precursores llegan a México mediante documentos legales, y se utiliza una descripción falsa, lo cual significa que la fracción arancelaria no corresponde a al contenido real”, sostuvo un funcionario de gobierno de Aduanas, involucrado en la falsificación de información para que precursores sintéticos entren a México y pueda producirse droga sintética que posteriormente es enviada a Estados Unidos.

*Con información de Proceso

Artículo publicado el 04 de octubre de 2020 en la edición 923 del semanario Ríodoce.