Cinco muertos por coronavirus postraron en la soledad al Mercado Garmendia

mercado garmendia

El silencio lo cubre en sus cuatro esquinas. Apenas y se rompe con el sonido que dejan unos pocos pasos de personas que pasan por afuera. Algunos se detienen a observarlo. Nunca lo habían visto así. Cerrado a plena luz del día. El Mercado Municipal Gustavo Garmendia en Culiacán, también fue víctima del Covid-19.

El lugar lleva así casi dos semanas. Lo cerraron el martes 14 como medida ante la contingencia que vive la ciudad con más de 300 pacientes y más de 40 decesos por el virus. Entre las muertes se cuenta la de Joaquín, quien fuera líder de los locatarios… y la de otros cuatro.

Según versiones de algunos locatarios, todos los decesos ocurrieron en locales aledaños al de Joaquín. Rubén, Raúl y su esposa e Isidro, todos pasaban de los 40 años y fallecieron por el virus entre el 30 de marzo y el 10 de abril.

Y sin embargo ahora esperan dejar el episodio atrás. La reapertura es este lunes 27 aunque solamente 40 comerciantes participarán de ella.

 

Efecto dominó

La noticia de un paciente grave ingresado al Hospital Civil de Culiacán (HCC) corrió rápido. Joaquín, de 42 años, había sido ingresado en estado muy grave el miércoles 25 de marzo. En un principio la versión circuló como un rumor, sin embargo quedó descartada por el mismo director del nosocomio, el doctor Israel Martínez.

En conferencia de prensa reveló el caso. Fue un día después de su ingreso. Rápidamente la autoridad municipal y estatal comenzó un trabajo para tratar de contener al virus. Primero el lunes 30 estudios a locatarios para eliminar sospechosos y al día siguiente un trabajo de sanitización intenso en el lugar.

Y fue el mismo lunes 30 de marzo en que se confirmó el deceso del paciente por complicaciones derivadas del coronavirus, y en las siguientes semanas la de otros cuatro locatarios.

“Han sido cinco locatarios”, explica José, quien tiene un negocio en el Garmendia. “En esos casos ninguno tiene un trato directo con otro salvo un pequeño detalle: que hay pares entre ellos”, añade.

José lleva prácticamente toda su vida laborando en el mercado. Es como todos los locatarios, nacido y criado ahí, y aunque un sector grande son adultos mayores que laboran en sus puestos ya sea al interior o al exterior del recinto, hay otros que comienzan a trabajar los puestos que heredaron de sus padres. Y sobre los contagios José tiene una hipótesis.

“O sea, han sido gente de frente a otros locales, y sí son cinco, el primero más que ver con los otros pero los otros estaban de vecinos de frente, o sea que mi idea es que en algún momento tuvieron la necesidad de ‘feriar’ algún billete y ahí uno contagió al otro, es lo que veo, tiene lógica”, explica.

“Porque relación afectiva o social no había entre ellos, pero sin duda un billete sí pudo haber sido y desde entonces baño los billetes y monedas con agua clorada o con alcohol y así los desinfecto”, añade.

En entrevista vía telefónica, Jesús Adrián Cerda, funcionario a cargo de la inspección de los mercados, comentó que en el cierre no tuvo qué ver el Ayuntamiento y explicó no tener conocimiento de los decesos al interior del Garmendia, y aclaró que bajar las cortinas del Garmendia fue iniciativa de los propios locatarios debido a la baja en las ventas y al posterior cierre del centro de Culiacán.

 

La soledad el Garmendia

Isidro vivía en el centro y tenía su local en el Garmendia. Su deceso ocurrió el fin de semana previo al cierre del mercado, el fin de semana santo. Y para el domingo 13 de abril a las 13:00 horas la decisión ya estaba tomada y con ello el cierre del recinto.

El cierre fue de manera preventiva. “Fue parte de una estrategia”, justifica José. “Fue una estrategia para dejar pasar el tiempo y cortar el ciclo de posibles contagios, además de que todos los productos ya presentaban un fuerte incremento en precios y no había mucha clientela como para sostener gastos de empleados”, dice.

Así lo anunció el actual líder de los locatarios, Omar Figueroa, el lunes 15. Fue de manera preventiva. De los decesos no comentó nada, es mala publicidad, supone otro locatario de nombre Carlos. Cuando se le buscó vía telefónica, no respondió.

Respecto al cierre, José insiste en que fue lo mejor. “El Joaquín vivía como yo, al día”, acota José. “Y por salud personal cada quien optó por cerrar sus locales, acatar las recomendaciones de gobierno para salvaguardar la integridad personal y de la familia”.

Y este lunes se planea la reapertura del recinto. En medio de la Fase 3 de la epidemia y con el centro cerrado, 40 locatarios ofrecerán sus servicios. Únicamente aquellos clasificados como esenciales, el cual no es el caso de José.

“Apenas que cambie de giro a comida, fruta o verdura porque lo que yo vendo ni madres voy a vender nada”, explica.

Y así se pasa los días. Contando las horas y esperando en regresar a su trabajo, deseando no perderlo por la crisis en la que ya se encuentran varios comerciantes. Batallando todos los días buscando qué otra actividad realizar para llevar el sustento a su mesa. Pero esa no es su única preocupación.

“Pues yo tengo una esperanza, tengo fe en que la economía va a mejorar. Yo sé que de todo esto vamos a salir porque no hay Mercado más grande que el nuestro y el Garmendia lo hacemos todos, cuando pase esto la vida volverá y sacaremos adelante al negocio”.

Artículo publicado el 26 de abril de 2020 en la edición 900 del semanario Ríodoce.

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