La doble velocidad de Morena

CIUDAD DE MÉXICO, 29AGOSTO2019.- Diputados y Senadores del Grupo Parlamentario de Morena asistieron la Reunión Plenaria en la que se definirá la agenda legislativa.  FOTO: MARIO JASSO /CUARTOSCURO.COM

Ya es historia. El tsunami lopezobradorista barrió en las elecciones federales y estatales, modificó como nunca el mapa electoral del país, y a 270 días de gobierno, en la presidencia de la República, el congreso federal y legislativos estatales, más la mudanza de centenas de alcaldías, se perfilan dos o más velocidades en el cambio de régimen.

La de la federación por razones de poder ha marcado ya las grandes líneas de política económica y social; mientras en los estados y municipios gobernados por el partido Morena presentan grosso modo comportamientos erráticos y en algunos casos, sea porque el triunfo llegó sin siquiera imaginarlo, porque el político no estaba preparado para asumir el cargo del gobierno o porque simplemente se encontró en quiebra el estado o municipio, o todo junto, no tenía una ruta clara hacia dónde dirigirse para estar en sintonía con el gobierno federal.

Una explicación a bote pronto de esta diferencia es que el presidente tiene la película del cambio clara y todos los recursos a la mano para la toma de decisiones ejecutivas. Así, AMLO es capaz de que en cada conferencia mañanera dé una o varias notas que definen la agenda de la discusión nacional, de tal suerte que los grandes medios de comunicación que influían decididamente están hoy en un segundo plano y reducidos frecuentemente a ser en el mejor de los casos críticos de los mensajes y posturas de López Obrador; mientras los gobernadores, legisladores locales y alcaldes morenistas, frecuentemente son rebasados por el día a día y la notoria incapacidad para afrontar problemas crónicos o los coletazos de la violencia del crimen organizado (véase por ejemplo el acto de terrorismo que esta semana se cometió en un bar de Coatzacoalcos donde fallecieron 29 personas).

Así, con sus decisiones el presidente ha visto crecer las simpatías por encima de lo obtenido en el proceso electoral hasta situarse prácticamente en un 60 por ciento de apoyo de la población y eso explica la alarma que se ha activado entre sus adversarios políticos. Los que ven en la revocación de mandato la intención de AMLO de medirse a medio sexenio para saber si tiene el suficiente apoyo y reelegirse en 2024 en tanto muchos de los gobernadores y alcaldes siguen estando por debajo de López Obrador y quizá peor de los votos que les granjeó el tsunami electoral.

Veamos la experiencia sinaloense que es la que tengo más a mano y que pudiera marcar tendencia en el territorio nacional. Cómo se sabe Morena ganó por el apoyo al voto en línea solicitado por López Obrador y no por la vitalidad de un morenismo local.

Obtuvo la fórmula de mayoría para el Senado, los siete distritos electorales federales, dieciocho de los veinticuatro distritos locales de mayoría relativa más cinco por la vía de la representación proporcional y siete de las dieciocho alcaldías, entre ellas las más densamente pobladas (Culiacán, Mazatlán, Ahome, Guasave).

Sin embargo, este resultado que podría haber creado incentivos para cohesionar las fuerzas del morenismo y generar una sinfonía perfecta, ha provocado el efecto contrario con la consolidación de los grupos que giran alrededor de un senador, una diputada o un alcalde.

Hay diferencias notorias, en el caso de los diputados locales morenistas lograron hacerse presentes en la Política de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para 2019 y reasignaron más de 800 millones al llamado gasto social. Aun con resistencia de un sector interno, han impulsado la agenda de los derechos humanos y de la diversidad sexual, sin embargo, entre los diputados se confrontan los grupos que buscan asumir de facto la dirección del partido en tanto llega noviembre cuándo se constituirá la dirigencia estatal, es decir, parecieran estar más interesados en el control que en la acción política de la Cuarta Transformación.

Los alcaldes morenistas que no están fuera de esa lógica le agregan su sello notorio: Van desde la improvisación del día a día, al nepotismo abierto y figurado, o la prepotencia de imponer su voluntad por encima de derechos, el desconocimiento de la ley que les ha llevado a diferendos jurídicos innecesarios, al tráfico de influencias que han derivado en temas mediáticos o falta de control político en su área de acción, bajo la vigilancia inquisidora de las Síndicas Procuradora que se han convertido en una verdadera piedra en el zapato de este nivel de gobierno.

La apuesta de algunos alcaldes ha sido gobernar a golpe mediático, lo que ha significado una turbulencia permanente alrededor de esas alcaldías, y esto ha provocado una tensión entre la militancia que siente que no les representa y los que apoyan; lo hacen confiando en el proyecto nacional o porque tienen algún interés personal o de grupo, franjas de ciudadanos que ven a sus alcaldes con desconcierto por exposiciones públicas donde dejan mucho que desear y decir como gobernantes; y seguramente, ese desconcierto se vive en los propios ayuntamientos que no encuentran la fórmula mágica para demostrar buen juicio y agradar al gran público de manera que van dando tumbos y golpes mediáticos.

Ciertamente Sinaloa no es el país, y no podemos extrapolar lo que en ella sucede, sin embargo, hay razones suficientes para confiar que mucho de lo señalado está ocurriendo en otros estados por la inexistencia de un partido organizado, fuerte y disciplinado, con directrices claras para estados y municipios o las tareas de gobierno donde se es oposición. Aunque no se quiera tiene un comportamiento errático, y es donde la política tiene un sello personal, psicológico y para algunos hasta psiquiátrico, como sucede con Billy Chapman, el alcalde ahomense para el que sus propios compañeros piden juicio político por su manifiesta incapacidad para gobernar; y, también, para Jesús Estrada Ferreiro, el alcalde de Culiacán; no se salva Luis Guillermo Benítez, alcalde de Mazatlán, al que sus propios compañeros lo acusan de traición y de tejer una red de nepotismo en el gobierno municipal.

En definitiva, el proceso de armonización entre el gobierno federal y los de los estados y municipios gobernados por Morena, no ha sido el esperado. Siendo todavía un partido movimiento con una baja vida institucional y un alto protagonismo del presidente López Obrador, ya hay síntomas de conformación de las primeras tribus que dieron al traste con el PRD, de ahí la expresión reciente de AMLO de que si “Morena se echa a perder, él se va”.

Urge, entonces, el trabajo de construcción partidaria con miras a noviembre cuando se elegirán todos los cargos partidarios y se llamara a cuentas a sus gobernantes. A sujetarse al cambio de la Cuarta Transformación, de lo contrario, podrá terminar sucediendo que lo que construye la federación en el día, se destruye por las noches en los estados y municipios, y eso en un estado como el de Sinaloa, que en la elección del tsunami demostró parcialmente la existencia de franjas ciudadanas que razonan y diferencian el voto, y eso de mantener la dinámica es probable que en 2021 persista esta tendencia de diferenciación del voto que ratificaría la doble velocidad de Morena gobierno.

Artículo publicado el 1 de septiembre de 2019 en la edición 866 del semanario Ríodoce.

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