Analistas políticos evidencian seriedad en equipo de AMLO
El gabinete de la Cuarta Transformación rompió con su ascetismo franciscano.
Hace apenas tres semanas el presidente electo Andrés Manuel López Obrador decía a sus más acérrimos críticos preocupados por la austeridad republicana que “aunque nos quedemos sin camiseta, el presupuesto alcanzará… Y si hace falta llegar a la fase de la pobreza franciscana lo vamos a aplicar, no lo descartamos”.
Pero la sorpresiva y ostentosa boda que protagonizó uno de sus más cercanos colaboradores del gabinete presidencial cambió abruptamente la percepción de la ciudadanía, al ver en redes sociales y en la portada de ¡Hola! —la revista más glamorosa de habla hispana en América y Europa Occidental— los detalles de evento social, que por su mensaje y el contexto en el que se realiza, suena grotescamente contradictorio.
Y es que en la edición número 609, César Yáñez y Dulce Silva acaparan la portada de la revista y la comparten —en recuadro— con AMLO y su esposa Beatriz Gutiérrez. La selectiva revista les dedica 19 páginas para proyectar las formas de celebrar una boda en una nueva clase política que se apropia de los gustos y el estilo de vida de la más rancia aristocracia del mundo occidental.
En esa misma edición donde aparecen los protagonistas de la Cuarta Transformación que pregonan el slogan “Por el bien de todos… primero los pobres”, se observa al “jet set” internacional en sus lujosas mansiones y castillos, donde comparten su mundo de glamour, que dista mucho de ser referente común para un país con una población alarmante de pobres.
La revista anuncia a César Yañez y Dulce Silva como miembros de la nueva clase política mexicana que comparten estilos de vida similares a los de Ivanka Trump, la hija del presidente estadounidense; de la princesa Rania de Jordania; los descendientes de la Duquesa de Alba, y los Príncipes de Monaco o de Hannover.
Boda fuera de contexto: especialista
En opinión de la presidenta del Instituto de Investigación y Estudios en Cultura de Derechos Humanos, Rosy Laura Castellanos Mariano, especialista en Comunicación Política, la boda celebrada en Puebla a la que acudieron empresarios tan acaudalados como polémicos, y políticos de la vieja y la nueva ola, el problema no es si la novia diseñó y pagó o no esa boda, fuera de un contexto social como el del México que los llevó al poder.
Se nos anunció un nuevo sistema democrático y con marcada insistencia en una austeridad como eje rector en el cambio al que se aspira, y el mensaje que nos envía esta nueva clase política es totalmente equivocado y contradictorio, porque pareciera que se abre un sexenio con la misma visión de los anteriores en las formas de ejercer el poder, sostiene.
Hay que partir de que el evento no es cualquier boda, dice. El protagonista es el más cercano colaborador del presidente electo y en todo este derroche que ilustra la Revista ¡Hola! se están enviando señales muy claras de que el ejercicio del poder no cambiará, porque está usando los mismos códigos y referentes culturales que anuncian más de lo mismo.
Y no es que este acontecimiento social sea un tropiezo que pudo tener la clase política en torno a López Obrador. Es un mensaje muy desafortunado porque todavía no empieza la Cuarta Transformación y los artífices en este proceso de cambio ya están incurriendo en contradicciones que dejan entrever actitudes perversas que van reproduciendo todo lo que se criticaba en los gobiernos que han llevado al país al colapso.
La investigadora en Cultura y Derechos Humanos explicó que lo que se publicó en la citada revista es querer repetir esas historias de poder con los mismos códigos y las mismas frivolidades que ya conocemos. Y no es que estemos en contra de la riqueza, aclara, estamos en contra de esa pobreza y esa desigualdad apabullante que tiene al país sumido en una inseguridad y una violencia que alcanza niveles inaceptables.
Insistió en que la boda de “Lady Langosta” como le llamó Guadalupe Loaeza en una columna publicada en el diario Reforma a la hoy esposa de César Yañez —por el menú afrancesado que degustó el selecto grupo de comensales—, por sus características simbólicas fue un evento fuera de contexto y de lugar, porque el gobernante electo, aunque no fue su boda, debería estar más preocupado y enfocado a construir otros referentes culturales y políticos en la ciudadanía que le llevó al poder.
Este suceso, agrega, deja abierta una fuerte preocupación de que su equipo de asesores y colaboradores no son perfiles de izquierda, como lo exige el momento al que arriba el país, sino “asesores de marketing” interesados en continuar con esa estabilidad ficticia.
Al final insistió en que el país necesita construir referentes políticos y culturales distintos. Desafortunadamente la cultura mexicana no ha conocido otros referentes culturales, y esta es una de las causas que obliga a repetir comportamientos colectivos ligados al sufrimiento y otras patologías que estimulan conductas que refuerzan la violencia en todas sus formas.
Fabricio Mejía Madrid, columnista de la Revista Proceso y analista en temas de cultura política, destaca que detrás de la pareja celebrando un acontecimiento social en una revista de “élite” se esconden una diversidad de mensajes que retoman las viejas prácticas políticas y económicas que se remontan a las estructuras de poder vigentes desde el porfiriato.
“Es una copia simulada de cómo familias cercanas al poder presidencial han construido relaciones de parentesco político, donde el fondo esconde la creación de fortunas amasadas al amparo de la función pública, como ha sido costumbre en la clase política mexicana, señala el ganador del premio Antonin Artaud y coautor de Rebeliones (2013), escrita en coautoría con el reconocido filósofo argentino ciudadanizado mexicano, Enrique Dussel.
Artículo publicado el 7 de octubre de 2018 en la edición 819 del semanario Ríodoce.
