La Secretaría de Salud, bajo el mando de Ernesto Echeverría Aispuro adquirió un tomógrafo, pero no lo utilizó. Y en su lugar contrató a una empresa par que diera el servicio.
En el rincón de una bodega un vistoso aparato está guardado. Según su factura, tiene un precio de casi medio millón de dólares y desde hace poco más de seis años está ahí. Jamás fue usado y nadie precisa el por qué. Se trata de un sistema de tomografía computada “brightspeed” de la marca General Electric…
Fragmento del reportaje publicado el 25 de diciembre de 2017 en la edición 778 del semanario Ríodoce.