Los muertos les pasaron por la jeta y nadie dijo nada. Nadie. Ni Quirino Ordaz Coppel, del PRI, ni Héctor Melesio Cuen Ojeda, del Partido Sinaloense, ni Martín Alonso Heredia Lizárraga, del PAN. Menos la chiquillada, ansiosa en su precariedad porque ya llegue el 5 de junio y se acaben sus penurias.
El problema más ingente sigue siendo en Sinaloa el de la violencia, pero ninguno de los candidatos lo quiso ver. No hubo una sola propuesta coherente de ninguno de ellos en dos meses oficiales de campaña. Ninguna. Los muertos se fueron amontonando en las esquinas y nadie dijo nada. Ni cuando los uniformes recibieron los impactos. Dos agentes de Tránsito acribillados un día y un policía municipal entregado por sus propios jefes al hampa solo por cumplir con su deber. Y nadie dijo nada. El secretario de seguridad de la capital sinaloense es dado de baja y a los cinco días lo asesinan. Y nadie dijo nada. La violencia imponente no es tema que preocupe a los candidatos, ensimismados en sus discursitos acartonados.
¿Qué propusieron los candidatos ante la violencia? Nada. Absolutamente nada. Esta elección pasará a la historia como una donde el tema de la seguridad no fue incluido en la agenda de ninguno de los candidatos. Vaya, ni juntando las propuestas de todos podría elaborarse un proyecto medianamente coherente con la realidad.
Recuerdo a Francisco Labastida en el 86 después de seis años de toledismo, esa página negra de nuestra historia. El tema central fue la seguridad. Si funcionaron o no sus estrategias, o hasta dónde, es otra cosa. Con Renato Vega igual. Hijo de un general, lo apoyaron los militares.
Es la primera vez, desde hace décadas, que el tema de la seguridad no fue central en una campaña por la gubernatura de Sinaloa. Como si viviéramos en Colima, Yucatán o Campeche. Cerrar los ojos no ayuda a resolver problemas, por el contrario.
Los punteros, en las pocas encuestas que se conocen, debieron haber presentado un plan mínimo, una propuesta básica, pero ninguno lo hizo. Quirino actuó ante el problema de la violencia y la corrupción policiaca, tan ligada a ella, como si solo fuera a gobernar en la llamada “zona dorada” de Mazatlán; Héctor Melesio confundió al estado con la UAS y Martín Heredia no podría asegurar la tranquilidad ni en una cadena de pizzerías.
Las campañas están por terminar y los sinaloenses no cuentan con un diagnóstico certero de su propia realidad. Hay brochazos burdos sobre economía, salud, turismo, pesca… pero en seguridad ni eso. El tema, para los candidatos, simplemente no existió, a pesar de que Sinaloa sigue siendo una de las entidades más violentas del país y cuna de la organización del narcotráfico más poderosa del mundo.
Para colmo, en plenas campañas fue asesinado un ex secretario de seguridad de Culiacán, que apenas había sido dado de baja del cargo. Y de nuevo el silencio cómplice, atroz, de los que aspiran a gobernar Sinaloa y administrar Culiacán.
Le están costando a Sinaloa este vacío que se genera siempre con los cambios de Gobierno, donde no se sabe quién manda, si el que está todavía sentado en la silla o el que aspira. Ahora es peor, porque el gobernador llegó con una improvisada estructura aliancista de oposición que se fue desdibujando con los años, al grado que Mario López Valdez terminó, no por voluntad propia, regresando al redil priista, sobre todo por la necesidad de proteger su retirada.
Ahora no lo quieren ni los que lo llevaron al poder hace cinco años ni los que aparentemente le han puesto de nuevo una silla en el partido al que perteneció.
Pálida su sombra al final del mandato, Malova se quedó sin asideros. Él y Gerardo Vargas, su secretario general de Gobierno, porque van en la misma polla. La suerte que corra uno correrá el otro… espalda con espalda.
Bola y cadena
LAS CAMPAÑAS TERMINAN ESTA SEMANA. Dos meses de propaganda, discursos huecos y guerras de lodo, reflejo fiel de los nuevos tiempos. Las propuestas de fondo brillaron por su ausencia. Las personalidades fuertes también. Un partido local, el PAS, echa sus cimientos en el estado, ejercicio de oro para lo que viene. Su candidato, Héctor Melesio Cuen, la noticia. Martín Heredia se quedó en su púlpito, solo, atenido a una estructura que ya no se sabe a quién sirve, con una militancia dispersa y encontrada en conflictos internos. Mientras, el PRI se la jugó con un candidato sacado de la manga presidencial, sin experiencia en la política real, sin malicia, la apuesta del partido en su estructura. Una decisión osada pero también imprudente. Los tiempos políticos no están para experimentar con los votos. Ni la estructura del partido es garantía. Ya no.
Sentido contrario
DESPUÉS DE QUE SE PUSO EN DUDA la veracidad de las encuestas de Mitofsky se paró esta guerra. Melesio Cuen salió con la suya, hecha por universitarios, en la que aparece en un empate técnico con Quirino, Martín Heredia muy atrás. Se han publicado encuestas de diarios nacionales, y todas le dan el triunfo al candidato del PRI. Según gente de Gobernación, la última encuesta del Cisen le da el triunfo a Ordaz Coppel con once puntos sobre Cuen y Heredia, que aparecen empatados. Ya se verá.
Humo negro
LA VIDA DA MUCHAS VUELTAS. Tres camiones llenos de despensas son localizados en Villa Unión y se relaciona con el hecho a una mujer venezolana, Miriam Bueno, gerenta de un restaurante de Mazatlán. Y el hecho no fuera tan delicado si el restaurante —Munchkins—, no perteneciera a Juan Carlos Suárez Guzmán, director de Bienes y Suministros de la secretaría de Administración y Finanzas del Gobierno del Estado. ¿Así o más claro?
- Autor | Ismael Bojórquez
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