Recordando a los morros del narco  

 
morrín 2          
                 “Los daños que puedan causar las drogas a la salud de los mexicanos es infinitamente  menor que el daño que su prohibición ciega y persecución draconiana ha causado ya a la paz, a las instituciones y a los derechos humanos de nuestro país”.
                Héctor Aguilar Camín.
 
Qué soledad, es triste lo que miro, pero más lo que sufro. Mi alma se encuentra destrozada igual que la avenida Obregón. Resulta, amigo Javier Valdez, que he sido confundido con un “morro” del narco. Es posible que por haber sido anclado en una banca de la plazuela, los batos que me secuestraron han de creer que soy uno de esos miles de morros, sin dejar de considerar que también hay morras, que por todo el país sufren abandono al haber quedado huérfanos a causa del narcotráfico, y también por la prostitución, tú lo sabes mejor que nadie, una cosa lleva a la otra; miles de mujeres al quedar viudas al morir el sicario, mula, puchador de muerte, o narco, deja a su compañera en el abandono, y lo más las veces en la miseria.
Pero te cuento algo de lo que viví antes de ser prácticamente arrancado de la banca de mi plazuela. Desde que empezaron los trabajos de remodelación de la avenida, la visito por las noches, una vez que los pájaros y pichones se han acurrucado en los árboles, el trajín de la gente disminuye y los ruidos también menguan poco a poco hasta quedar el panorama escueto. Me siento en mi vieja banca y procuro dormir, pero mi cerebro no cobra la calma, cierro los ojos, pero sin querer quedo atento a los sonidos, aunque lejanos, en su mayoría autos que transitan por el malecón, logro escuchar la música que alardean: el último corrido de la fuga del Chapo; así, mi dormitar es interrumpido constantemente.
Pero te sigo contando: una noche sucedió algo extraño, de pronto, un singular zumbido ligero y sostenido me hizo abrir los ojos y aguzar los oídos, pues no ubicaba su origen; sobre mi cabeza se intensificó aquel ruido, alcé la mirada y vi un pequeño artefacto circular brillante con una luz de azul intenso, daba vueltas sobre mí banca, y por un instante, se paró en el aire y dejó escapar una voz robótica que decía: Morrín, traemos un regalo para ti, es de Los Reyes Magos, de los Reyes Magos, de los Reyes Magos.
Del centro de su pequeña armadura se abrió una celda y dejó caer un rollo de papel. Me quedé mirándolo y cuando alce la vista, el Dron desapareció por encima de los árboles; recogí el pequeño bultito y…  ¡Eran diez billetes de 100 ancas de rana, mi querido Javi!  Me quedé lelo mirando el rollo en mis manos, y mi cerebro en ascuas sin poder descifrar tan singular acontecimiento; yo no le había pedido nada a los Santos Reyes, algo sí a Santa Claus, quien por cierto no respondió; entonces, creo que Santa le habló a Los Reyes Magos para que me trajeran el regalito. ¿Tú que piensas, Javi? No sé cuánto tiempo pasó, pero al fin deduje: esto es obra de alguien muy poderoso, esos aparatitos no los usa un cualquiera. Fue entonces que recordé que la tarde de un día no lejano, una Hummer transitó dando vueltas en la plazuela, y en un momento se detuvo dónde está el bolero de la esquina de la Paliza, clarito vi que el conductor me clavó la vista por largos segundos; y ahora que recuerdo, hasta me hizo un ademán, pero ni en cuenta lo tomé porque muchos son los que me señalan, sobre todo las morritas. El de la Hummer se fue sin dejar de mirarme; pienso que fue él quien me envió el regalito, seguro me confundió con alguno de los muchos morros que ha de tener regados por ai, o tal vez se apiadó creyendo que soy hijo de alguna de sus víctimas; también puede ser, que igual que Adriano, el Emperador griego, aquel que hizo de Antino su joven amante quien por su culpa se había ahogado, y en su recuerdo hizo distribuir estatuas por todo el reino. Bueno. Aiga sido como aiga sido, agradezco los dolarucos; pero más que eso, su gesto humanitario.
He aprovechado las ráfagas de viento de las madrugadas para liberar uno a uno los billetes, de esa forma la suerte se encargó de distribuirlos. Sólo dos morros fueron los afortunados, los demás fueron encontrados por personas mayores, entre ellos, uno de los boleros; pude ver cómo rápido echó el billete dentro de su cajón, miró para todos lados, no había nadie. Toda la mañana atendió a sus clientes con buen humor.
Los motores de la maquinaria que trabaja sobre la zanja de la Obregón, me despertaron, los pájaros ya se habían ido, sólo quedaron los mansos pichones y la plazuela empezó a cobrar su dinamismo. Los restaurantes Rico Café y Los Portales pronto fueron invadidos por los parroquianos que son parte del inventario; si les preguntas, ellos te dirán los verdaderos motivos de la detención del Chapo, y es posible te informen de su próxima fuga. Por último. Si me quieres ver, búscame fuera de nuestra Casa blanca —Palacio Municipal—; Javi, te dejo con el escribano.
Gracias Morrín. Mi opinión sobre la captura del Chapo: La nota la están dando el Presidente y su pandilla: la neta, qué ridículos se miran abrazándose y mostrando sus muecas de triunfo. Influenciado por la euforia, Miguel Ángel Osorio Chong dijo: “las instituciones han cumplido con la ciudadanía, es un logro de Estado.
Ellos creen que todos nos chupamos el dedo y que podemos aceptar esas falacias que se derrumban con la verdad, parte de ella es esta; por falta de espacio no puedo citar los nombres de la extensa lista de maleantes que el colectivo mexicano tiene presente, y que sabe están pendientes con la justicia de nuestro país. Empiezo con el propio Enrique Peña Nieto, que debería ser aprehendido para que responda por el asunto Casa blanca. Luis Videgaray Caso, por un crimen similar al de su jefe. Bandidos de fama que presumen su nefasta influencia perjudicando al pueblo: Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl, Humberto Moreira, Arturo Montiel, César Duarte, José Emilio González Martínez, Fidel Herrera, Manlio Fabio Beltrones, la mayoría de los reyezuelos que ahora gobiernan varios estados de la nación, jueces, magistrados y ect. ect. ect. Como ya se dijo: el espacio no alcanza. A ellos se debe que existan los narcotraficantes, secuestradores, rufianes que han encontrado en nuestro país el paraíso, precisamente por la falta de aplicación de justicia que provoca la impunidad que sufrimos los mexicanos.
leonidasalfarobedolla.com
 
 

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