Cuatro lunas

 

 

 

 

 

Cuatro Lunas peli

 

 

Ya sea adecuada o inadecuadamente, de manera seria, como sátira o burla, la homosexualidad en el cine es un tema cada vez más recurrente, pero una cinta que la aborde sin morbo ni vulgaridades, sino como una condición común en el ser humano, lejos de estar bien o mal, como en Cuatro lunas (México/2013), dirigida por Sergio Tovar Velarde, no es tan frecuente.

La película está dividida en cuatro historias —las fases de la luna— que tratan el mismo tema, pero no están interrelacionadas: son como cuatro cortometrajes entrelazados, que no tienen qué ver uno con el otro en el desarrollo de la historia.

En Luna nueva, Mauricio (Gabriel Santoyo) es un niño que no pierde la oportunidad de quedarse a solas con su primo Oliver (Sebastián Rivera), de quien está enamorado, y cuando finalmente le expresa sus sentimientos, el chico prefiere acusar a Mauricio, aunque ni él mismo salga bien librado de la situación, que al parecer no le es indiferente.

Luna media es acerca de Fito (César Ramos) y Leo (Gustavo Egelhaaf), dos nayaritas que se reencuentran en una universidad en el DF, y luego de retomar la amistad de la infancia, se dan cuenta que están enamorados, pero mientras Fito no tienen problemas con que se sepa, Leo opta por mantener guardada su preferencia sexual, por lo que su noviazgo se pone en riesgo.

En Luna llena, Andrés (Alejandro de la Madrid) y Hugo (Antonio Velázquez) forman una pareja de 10 años, aparentemente estable, hasta que el segundo se interesa por otro chavo, lo que hace que el primero lleve a cabo un plan para reconquistar a su novio.

Luna menguante aborda la necesidad de Joaquín (Alonso Echánove) de conseguir dinero para pagar los servicios sexuales de Gilberto (Alejandro Belmonte), a quien conoce en unos baños de vapor, y al que cada vez que le pregunta cuánto le cobraría, le sube la tarifa, de tal manera que el otro se empeñe más en contratarlo.

El segmento más interesante y mejor logrado de la cinta es el Luna nueva, además de que las actuaciones de Santoyo, como el niño que se asume como gay e intenta conquistar a su primo, y la de Juan Manuel Bernal, como el papá tradicional y machista de ese chico sobreprotegido, o al menos muy defendido, por su madre, son excelentes, muy naturales y creíbles.

El otro que merece atención es Luna menguante, por esa terquedad, insistencia y necesidad del personaje de Echánove, que llevan al de Belmonte a una comprensión y empatía que será entrañable e inolvidable para los dos.

Desafortunadamente, las otras historias se mueven más dentro de los clichés propios de la temática y terminan siendo flojos, poco atractivos y nada creíbles: en Luna media Tito es más honesto, pero Leo es incoherente en adentrarse sin prejuicios en una relación con otro hombre, en mostrarse a veces relajado, como si nada pasara o lo que hiciera fuera muy común en él, y en otras como si le sucediera lo peor.

Se entiende que quienes están en una relación tormentosa, muchas veces no ven el problema y no comprenden el engaño, por ejemplo, como comúnmente se hace, y Luna llena lleva las reacciones de la infidelidad a un grado de ruego chocante y cursi.

Con todo, el filme tiene su valor en cómo aborda la homosexualidad y en algunas actuaciones, lo que la hace entretenida. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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