Al Barzón le faltan 43

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Se suman campesinos a la exigencia de justicia por la presentación de los desaparecidos de Ayotzinapa
Francisco Sarabia/ Ciudad de México
Con la consigna de que el campo está sangrando y no aguanta más y una protesta airada contra la violencia y el desorden que está convulsionando a todo México, productores y campesinos de 28 estados del país tomaron la arteria más transitada de la capital del país.
Sobre el moderno Paseo de la Reforma, una inusual columna con más de 80 viejos tractores que retratan la agonía de una agricultura en franca decadencia y bancarrota, pasea los rostros de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos gritándole al mundo con marcada indignación: “Nos faltan 43”.
Eran las dos de la tarde. La marcha estaba convocada por el movimiento nacional de campesinos y productores afiliados al Barzón. Salieron del Ángel de la Independencia y se dirigían al Palacio Nacional, pero en el camino decidieron culminar en la Secretaría de Gobernación porque la plancha del Zócalo, que hasta hace unos días era el “manifestódromo” donde se medía el palpitar del México inconforme, ahora se cubrirá de hielo para convertirla en pista de patinaje durante el periodo navideño.
El imprevisto no alteró el propósito. Los tractores continuaron su marcha lenta y al frente de cada unidad se exhibía el retrato de cada uno de los jóvenes hijos de campesinos, en señal de solidaridad con los padres y familiares ante la exigencia de que aparezcan vivos y se ponga fin a los atropellos y violación de los derechos, como la criminalización de la lucha social en todas las regiones del país.
Al llegar a la Glorieta de la Palma, frente al Edificio de la Bolsa de Valores, los viejos tractores detienen su marcha e inician una ronda de vueltas exhibiendo consignas para las trasnacionales del campo “Singenta, Monsanto, Pionner: fuera de nuestro país”; ” Nuestro campo no será parcela al servicio del capital trasnacional”.
Al mismo tiempo, una voz de mujer gritaba en altavoz: “Venimos a protestar porque queremos compartirle a la gente nuestro dolor. Siempre nos ha faltado pan, comida, cobijas, pero nunca habíamos sentido tanta impotencia como ahora que nos faltan nuestros hijos. Y su discurso se interrumpía con el grito “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
Uno de los jefes de familia que por tercera generación siembra hortalizas en su chinampa de Xochimilco, decía que a la incertidumbre que arrastra el campo con la disparidad entre los precios de los productos y los costos de los insumos, se suma ahora el de la inseguridad.
“Ya no sabemos qué es más importante: si asegurar el pan a nuestros hijos o el derecho a la vida. Yo creo que más que pan ahora los hombres y mujeres del campo estamos urgidos de respeto”.
A diferencia de otras marchas campesinas integradas por grandes contingentes de productores de distintas regiones del país, los protagonistas de la manifestación del viernes eran en su mayor parte hombres de las poblaciones rurales colindantes con la zona metropolitana del Distrito Federal.
Eran productores de Xochimilco, Milpa Alta, Cuajimalpa, San Gregorio, San Pedro Actopan, Topilejo, pero también de otras comunidades de los Estados de Morelos, Tlaxcala, el Estado de México, Hidalgo y Veracruz, movidos por ese impulso de rebeldía que genera la pobreza y la exclusión social.
El origen humilde de buena parte de los manifestantes hacía ver en esta marcha los contrastes y las desigualdades de un país atrapado en las contradicciones de la tradición y la modernidad. Tractores que quedaban varados por falta de diesel o por la edad, eran remolcados en pleno Paseo de la Reforma ante la presencia de suntuosos rascacielos que albergan el distrito financiero y la vida cosmopolita de esta convulsionada metrópoli.
Después de un par de horas de caminar, el contingente se acercó a las instalaciones de la Secretaría de Gobernación. Al llegar, el dirigente nacional del Barzón, Alfonso Ramírez Cuellar y representantes del movimiento en las distintas regiones del país, se trasladaron a la dependencia para participar en supuestas negociaciones con titulares de la SAGARPA, y SEDATU, donde entregaron un pliego de demandas encabezado por la exigencia de encontrar a los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa.
Afuera, a una cuadra del edificio de Bucareli, el contingente de tractores y manifestantes mantenía a la expectativa un desenlace violento de la marcha ante la presión de campesinos con intenciones muy firmes de tumbar la valla que separaba a manifestantes y granaderos.
Productores de Tlaxcala y Morelos pertrecharon sus máquinas y empezaron a golpear las vallas con intención de derribarlas y plantarse frente a Gobernación hasta tener respuestas inmediatas para frenar los embargos a propiedades, soluciones de hipotecas y un programa emergente para mejorar precios a los granos como trigo, maíz y frijol.
Concluida la reunión, el dirigente nacional del Barzón salió del edificio de Bucareli con rumbo a la Plaza de la Ciudadela, donde aguardaba el grueso del contingente, en espera de resultados. Ahí hizo pública la postura de que el Movimiento Barzonista no dará marcha atrás en su exigencia de que aparezcan con vida los 43 normalistas desaparecidos, y de que este sábado 6 de diciembre se sumarán a la protesta nacional para pedirle al Gobierno Federal cumplimiento a este reclamo de justicia y castigo a los responsables.

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