El defensa argentino Mauricio Romero reconoció que la lucha por no descender es difícil para el gran pez

Lesiones, triunfos, derrotas, descensos y sobre todo momentos de mucha regularidad han marcado la carrera del argentino Mauricio Pampa Romero.

El defensa, oriundo del General Pico, en el estado de la Pampa en el centro de su país, comenzó en el balompié en noviembre de 1998 y a sus 16 años se incorporó a las inferiores de Lanús, equipo con el que debutó tres años después ante Argentinos Juniors y anotando el gol de la victoria.

Ahora con Dorados y con el descenso acechando, el defensor mandó un mensaje a sus seguidores.

“Con mucha razón la afición está enojada con nosotros, solo puedo pedirles que nos sigan apoyando ya que aquí tienen un equipo de buenas personas y muy profesional; trataremos de cambiar las cosas que se hicieron mal y llevarlo de la mejor manera en el campo de juego. No solo está en juego la categoría del club, también está en juego nuestro prestigio como futbolistas”, dijo el argentino.

Este plantel, agregó, no se merece estar en esta situación, pero “nos metimos en este problema, desafortunadamente se fue un cuerpo técnico de excelentes personas, lo cual nos tiene a todos muy dolidos”.

Romero pone como ejemplo su rehabilitación después de la fractura de tibia y peroné que sufrió en 2011, cuando jugaba con Monarcas, paradójicamente, el rival directo del equipo sinaloense.

“Fueron cinco años y medio en Morelia, recuerdos que siempre llevaré. Cuando llegué a Morelia hasta la lesión, estaba en un buen momento lo cual es muy difícil. Uno lo que trata como profesional y jugador, es siempre mantenerse y tratar de cumplir las expectativas propias y principalmente del equipo, afortunadamente después pude salir adelante, aunque obviamente salir de una lesión nunca es fácil, tiempo después me trajo secuelas pero en mi mente está el nunca renunciar y seguir dando el cien por ciento hasta el día en que me retire”, señaló.