El libro de la selva

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Hacer una versión nueva de un clásico que significa mucho para varias generaciones, es meterse en un terreno realmente complicado. Sólo una productora con conocimiento y experiencia se avienta a esa aventura, por eso no es casualidad que Disney estrene El libro de la selva (The Jungle Book/EU/2016), del realizador Jon Favreau, con Mowgli como humano, cuando la cinta de 1967, dirigida por Wolfgang Reitherman, es una que está entre las favoritas de millones de cinéfilos.
Que a Mowgli lo interprete una persona (Neel Sethi) no es la única diferencia significativa entre los filmes inspirados en los textos de Rudyard Kipling: mientras que en la primera se trata de una animación tradicional, en la más reciente se recurrió al live action, con animales generados por computadora que se ven como si fueran de verdad e imágenes fotorrealistas de una selva densa.
Shere Khan (Idris Elba/Víctor Trujillo) es claro con la amenaza de que quiere a Mowgli, el cachorro humano que se crió con una familia de lobos encabezada por Raksha (Lupita Nyong’o/Regina Orozco), la mamá, y Akela (Giancarlo Esposito/Gerardo Reyero), el papá; por eso la pantera Bagheera (Ben Kingsley/Enrique Rocha) ahora busca ayudar al pequeño a que llegue con los suyos, para ponerlo a salvo.
El trayecto no será sencillo ni rápido, porque la selva, además de grande y peligrosa, tiene sus encantos, entre ellos otros animales que detendrán el camino de Mowgli, como Kaa (Scarlett Johansson/Susana Zabaleta), que le revelará al niño un pasado poco agradable, que tiene mucho que ver con su origen; y Baloo (Bill Murray/Héctor Bonilla), un oso terco, juguetón y tragón, al que le encanta la miel, quien no se despegará más del pequeño humano y se volverá uno más de sus entrañables amigos.
El problema llega cuando unos monos raptan a Mowgli, por lo que Bagheera y Baloo buscarán rescatarlo del Rey Louie (Christopher Walken/Francisco Céspedes), quien está empeñado en que el niño le revele el secreto de la flor roja: los amigos de éste tendrán que enfrentarse a sus propios miedos a la vez que motivan al chico a regresar con la manada que lo vio crecer, para demostrarle que, aunque es una persona, forma parte de ellos.
 
La historia de las versiones de El libro de la selva de 1967 y del 2016 es básicamente la misma, y no hay dudas de que las dos funcionan muy bien, aunque la ventaja de la cinta de este año es que, si bien sólo Mowgli es realmente un humano, sus amigos animales también muestran características y actitudes en este sentido, por lo que el espectador logra una mayor identificación con el filme. Las dos son divertidas y emotivas, pero la cinta de Favreau cuenta con momentos más dramáticos, de más acción y tensión.
Los personajes de las dos se desarrollan excelentemente, sin dejar de considerar que en la versión más actual, Kaa es más seductora, la relación entre Raksha y Mowgli es más apegada a la de una madre con su hijo, y Bagheera está más involucrado con el niño. Eso sí, a pesar de que el Baloo de Héctor Bonilla no es para nada malo, el de Germán Valdez Tin Tan de 1967, con su interpretación de “Busca lo más vital”, es insuperable. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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