2016: La dispersión del voto

 
elecciones sinaloa 2
Una vez concluidos los registros de candidatos a puestos de elección popular, los sinaloenses tienen ya un amplio panel de hombres y mujeres, partidos, propuestas, colores, banderas e historias (hasta personales) para empezar a analizarlas y, al final, tomar la decisión de votar por alguien… o no hacerlo por ninguno.
Nunca en una elección de esta magnitud se habían registrados tantos candidatos. Unos de forma individual y otros con candidaturas comunes, son siete las propuestas (seis varones y una mujer —Guadalupe Ramona Rocha Corrales—) que habrán de ser consideradas por los electores.
No es ocioso decir que en un escenario así, el partido que mejor estructura tenga lleva la ventaja, pues asegura, al menos su voto duro. Y en este caso es el PRI. Otra que parece ser una regla es que si la elección no se polariza en dos aspirantes, el nivel de abstencionismo sube y esto beneficia de nuevo al partido más fuerte territorialmente.
En la elección de 2004, cuando los candidatos fueron Heriberto Félix Guerra y Jesús Aguilar Padilla, la votación fue del 55.2 por ciento. En 2010, cuando compitieron Mario López Valdez y Jesús Vizcarra Calderón, la participación fue del 58.3 por ciento, lo cual fue histórico, tal vez explicado por la sacudida que significó la salida de Malova del PRI.
En esta ocasión lo que se observa es mucho movimiento en los partidos pero poco interés en los ciudadanos. Los conflictos internos del PAN dieron la nota durante semanas, pero su impacto solo se percibió en el seno de la militancia. La llegada súbita de Quirino Ordaz Coppel a la candidatura del PRI sacudió al partido por la sorpresa y los vaivenes de Héctor Melesio Cuen mantuvieron ocupados a los analistas durante semanas. Mucho ruido se oye, pero éste se limita a los institutos políticos. Los electores, bien, gracias.
Una característica de los candidatos, salvo uno, es que son poco conocidos y éste es otro elemento que puede desestimular la participación. Quirino Ordaz era muy conocido en Mazatlán, pero no en el centro ni en el norte del estado. Lo mismo pasa con el candidato del PAN, Martín Heredia, mazatleco por adopción, con buena presencia en el sur, pero un absoluto desconocido en el resto de la entidad.
De todos los aspirantes el más conocido es Héctor Melesio Cuen Ojeda, por su intensa presencia desde que fue rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Será una figura en la presente elección, sin duda. Su partido, emanado básicamente de fuerzas universitarias, ha logrado armar estructuras territoriales que en esta elección serán puestas a prueba.
Francisco Frías Castro, que va por la vía independiente, es muy conocido en el norte pues es oriundo de esa región, pero poco conocido en el electorado del sur, incluso del centro, a pesar de que tiene una amplia trayectoria en la administración pública. Hombre de bajo perfil, a pesar de los cargos que ha tenido, no cuenta con una presencia sólida en el electorado, vayan a votar o no por él.
Y del resto se puede decir poco. Algunos completos desconocidos como la candidata del Partido Encuentro Social, poco aportarán a la campaña. Jesús Estrada Ferreiro, del partido Morena, es poco conocido hasta en el centro, así que se espera poco de él. Y del candidato del PRD, Mariano Gómez Aguirre, tampoco debe esperarse gran cosa; es empresario mediano, conocido en ese medio en Culiacán, pero nada en el resto de Sinaloa. Lo respalda un partido con una grave crisis de identidad, desprestigiado y reducido casi a un instituto de utilería en Sinaloa, con apenas el 3 ó 4 por ciento de las preferencias y cuyo perfil palideció más al integrarse a la alianza malovista de 2010.
En un escenario así, es previsible una votación que alcanzará si acaso el 50 por ciento, distribuyéndose el voto en las estructuras partidarias. No parece que las pasiones se desbordarán, como sí ocurrió en las elecciones de 2004 cuando el resultado se definió por un punto porcentual, y en 2010, cuando Malova le hizo ese hoyo al PRI. Y entonces hay que prepararnos para un proceso electoral de bajo perfil, con propuestas pobres, sin pasión.
 
Bola y cadena
¿TIENEN DEFINIDOS LOS CANDIDATOS los ejes centrales de su discurso? ¿Saben los candidatos qué le van a decir al electorado? ¿Cuál es su visión de Sinaloa, de su gente, de sus problemas, de sus expectativas? ¿Qué piensan plantear en materia de seguridad, de transparencia, de la lucha contra la corrupción? ¿Qué piensan de la equidad de género? ¿Tienen una fórmula para incentivar el empleo, para hacer repuntar la economía? No se trata de que nos aburran con un glosario de ideas frías, sino, al menos, de que nos convenzan que conocen la entidad que pretenden gobernar, a sus ciudadanos y sus problemas. Con eso bastaría.
 
Sentido contrario
HACE CINCO AÑOS VINO el dirigente nacional del PAN a acompañar a Mario López Valdez durante su registro como candidato a la gubernatura por la alianza opositora. También los dirigentes del PRD. Había una verdadera expectativa en el triunfo. Fue una fiesta grande. El viernes pasado, Martín Heredia acudió prácticamente solo a su registro, acompañado por Roberto Cruz, caricaturesco con su sombrero engaña-a-nadie ¿De qué se vistió Roberto?
 
Humo negro
DE REPENTE, EL SUPERHOMBRE que Jesús Antonio Aguilar Íñiguez había enviado a controlar las bandas del crimen organizado en Rosario, se les vino sin permiso. La dirección de la policía municipal se quedó acéfala. Jorge Constantino Sajarópulos Corona puso pies en polvorosa sin avisarle a nadie. ¿Los motivos? Que los explique el general Moisés Melo. A él le corresponde.
 

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