Perlas de pepe

El mar es / el Lucifer del azul. / El cielo caído / por querer ser la luz. Así definía el genial Federico García Lorca a esa loca inmensidad que tenemos en nuestro poniente,

 
garcia lorca
El mar es / el Lucifer del azul. / El cielo caído / por querer ser la luz. Así definía el genial Federico García Lorca a esa loca inmensidad que tenemos en nuestro poniente, esa que no ceja de mudarse de ropajes día tras día para que la veamos siempre diferente, como un ángel vanidoso y voluble que puede amanecer sereno y transformarse en un monstruo en unas horas, en un suspiro.
Es Lucifer, el cielo caído, agrega Lorca, y en la contemplación diaria del prodigio expulsado de la gloria se nos llenan los labios de dudas que jamás habrá de resolvernos ese demonio tan hermoso como imponente, ese demonio insomne que se nos aparece todos los días. Sobre todo a aquellos que pactan con él para extraerle sus riquezas, a pesar de las condiciones leoninas que impone.
Satán, entonces, nos es tan familiar como el hipnotizante festejo multicolor e irrepetible con el que diario se despide el día allá, en sus dominios. De vez en cuando, el muy soberbio, deja escapar de sus entrañas un rayo verde al que los pobres mortales le confiesan sus deseos, convencidos del infinito poder del siempre mar… Ese que nos ha dado esta sangre cargada de fuego que se manifiesta de las mil maneras de la ocurrencia y que los foráneos, con pleno desconocimiento de nuestra esencia, acreditan cómodamente a la naturaleza del costeño.
No obstante esta cercanía, esta… digámoslo así, complicidad, no hemos logrado curarnos de espantos y buscamos, quizá por nuestros aires cosmopolitas o por el puro gusto por la diferencia, un diablo como el que imaginan aquellos que no tienen este ambivalente privilegio de tenerlo por vecino. Así, un día de 1976 cometimos la irresponsabilidad de meterlo en La Chiripa, la cenaduría de moda de aquella época en que lucíamos sin prejuicios pavorosos pantalones de terlenka.
 
Texto editado del libro Mira esa gente sola, capítulo “Del diablo en la chiripa y otros demonios”.

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