Paraísos artificiales

 

drogas

Cada uno de nosotros necesita, para vivir, conquistar (junto a la realidad tangible y consistente, quizás cruel, de la vida de todos los días) también un poco de evasión y de irracionalidad. Una especie como de coloración de la vida y una como evasión de la realidad son un postulado de la existencia de todos nosotros: son los “paraísos artificiales” que nos hacen posible el vivir. “Los paraísos artificiales de la toxicomanía”, por el contrario, representan una desviación extrema y patológica de la manera de ser del hombre. ¿Por qué, pues, hay quienes los buscan, y los persiguen a cualquier precio?

El comentario anterior es un mensaje que un grupo de autores eligieron para intentar convencer a posibles lectores de un interesante libro: Los paraísos de las Drogas, ellos son: G. Gerosa, N. Willard, B. Bisio, M. Pennacchietti, E. Guidetti, F. Martinelli, T. De Quincey, G. Frascati, L WhIte, C.  Masino, V. wyss, G. Grazzini, S. Chini, G. Martelli, P. Cavallina y P. Ronglovanni. Todos ellos importantes investigadores y científicos que han estudiado el asunto de las drogas. EL libro fue editado por Encuadernaciones Belgas, representado por José Velasco, fechado el 3 de diciembre de 1969. A pesar de haber pasado ya 48 años, el contenido es de actualidad. Basta, como prueba, el párrafo inicial.

Toco el tema desde el mundo de los investigadores, porque estimo que ellos, son los más cercanos conocedores de las reacciones que los humanos nos causamos con el consumo de las drogas. Estimo  nos pueden dar luces para intentar explicarnos el porqué del embrujo que nos provocan ejercen las drogas, y también sobre sus consecuencias psíquicas y sociales. Guido Gerosa comenta:

“Una vez alargado sobre la cama caigo en un delirio agradable. Rayos, nubes, anillos, círculos se dan la caza unos a otros, cambian constantemente de colores. Estrellas azules caen del cielo…” es Albert Hofmann, el padre de la LSD, quien cuenta su primer viaje con la droga Viaje.

“¿Dónde? Desaparezco por allá abajo a través de los anillos de humo de mi mente”, precisa el cantante Bob Dylan. Y Leary, profeta de la religión psicodélica, explica: “La LSD es una realidad bioquímica sagrada. Es la puerta estrecha que se abre ante una experiencia mística exaltante. Con la LSD se descubre la sabiduría”.

Al volver de un “viaje”, AldousHuxley (Filósofo de la LSD) cuenta: “He visto lo que vio Adán la mañana de la Creación”. Y sus seguidores, corrigiendo la plana al texto sagrado, aseguran: “En el principio existía la Alucinación”.

Invado el espacio, para comentar que hace unos meses en una colonia de la periferia de nuestra ciudad, un joven asesinó a dos tías y su madre, todo porque le habían negado dinero para comprar droga. Al día siguiente, cuando volvió en sí y se enteró de la tragedia, pedía a gritos que lo mataran. Este tipo de sucesos son recurrentes en el infra mundo de las drogas, y por desgracia, en nuestra sociedad, son tan cotidianas, que ya no asombran. Nuestras autoridades suelen cerrar fríamente la carpeta de estos casos afirmando que: “No hay delito que perseguir”. Los mercaderes de la droga y sus socios, los malos gobernantes, sonríen sobándose las manos.

Gerosa nos narra: “El sargento Bill Klimser, de la Policía de Ojiai, California, contemplaba fijamente al muchacho sin comprender. Por un momento lo veía extendido en tierra, inmóvil como un muerto, un momento después lo veía enderezarse y contorsionarse como picado por la tarántula y bosquejar muecas horribles, echando espuma por la boca. En toda su larga carrera jamás le había sucedido tal experiencia. Un cuarto de hora antes, su teléfono sobre la mesa, en la estación de policía, había sonado, era un automovilista quien llamaba desde la cabina pública de Blair Avenue: “¡Deprisa! ¡Si no corréis, un muchacho va a ser atropellado por los coches! ¡Se tambalea que da miedo, en medio de la calle! ¡Está borracho!” ¿Borracho?, se preguntaba ahora, perplejo, el sargento.

El joven se revolcaba en el suelo en medio de una convulsión histérica, murmuraba con voz entrecortada por la angustia, que un enjambre de insectos le estaba devorando, y que, por todas partes, sobre el pequeño trozo de tierra en que se había refugiado, le oprimía un monstruoso ejército de serpientes, arañas y cocodrilos. Pero, de repente, aquella frente en la que brillaban algunas gotas de sudor, se allanaba, y los ojos perdían aquella luz de locura que los había hecho abrirse que daba miedo. La escena había cambiado: el muchacho se veía rodeado de mariposas de colores variados, en un prado de flores, mientras, un poco más allá, peces de colores se deslizaban en un límpido paisaje submarino. Aquel joven, protagonista de un episodio de crónica de hace un año, no era un borracho. Era un drogado.

El muchacho había tomado la droga del siglo, la LSD 25 y le estaba pasando lo que en la jerga de los iniciados se llama el “viaje”. Es uno entre los muchos casos dramáticos, provocados por la LSD.

Guido Gerosa nos ha relatado un hecho que resulta común, sobre todo en los fines de semana de cualquier ciudad del mundo. Las muertes ocasionadas en choques automovilísticos son los más intensos y comunes, pero también existen la de motociclistas, y de los que se duermen para siempre con una sobredosis. ¿Supo usted de la última pareja que se quedó dormida en un motel a causa de una sobredosis?

Ahora mismo, el nuevo gobernante sinaloense está sobrecargado de preocupaciones, al menos eso creo, pues el llamado “crimen organizado” está provocando la escalada violenta más intensa que se tenga memoria. Lo curioso del caso es que no se siente en el ánimo social la presencia de las autoridades. Tal parece que todas, las de los tres niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, como si no existieran. Las bandas del narco se han apoderado del estado.

En el Estado de Baja California Sur, concretamente en el destino turístico más famoso, Los Cabos, a raíz de un llamado claro y decidido del Gobernador, han acudido las fuerzas federales para apoyar a las del estado y municipales. Y sí, la fuerza de estos se ha dejado sentir.

¿Cuál es la diferencia?

Una peregrina respuesta: el blindaje contra los bazucasos de 50 mil dólares, en el paraíso turístico, si está dando resultados.

En próximas entregas seguiré analizando los estudios de las eminencias que intervinieron en la formación deLos paraísos de las drogas. Vale.

leonidasalfarobedolla.com.

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