Manchester junto al mar

 

 

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Como encargado del mantenimiento de un edificio en Boston, Lee Chandler (Casey Affleck) es uno de los mejores para arreglar cualquier desperfecto, a pesar de que habla muy poco, no convive con nadie y la mayoría de las veces se le ve triste.

George (C.J. Wilson), uno de sus conocidos de Manchester, el pueblo de donde es originario, le llama para darle una notica, lo que lo obliga a regresar de inmediato: Joe (Kyle Chandler), su hermano, acaba de morir y tiene que hacerse cargo del funeral, pero hay un motivo muy fuerte por el que es complicado ir allá.

Mientras llega el día en el que Lee debe llevar a su hermano al cementerio, el ver a los amigos, vecinos, el inevitable encuentro con Randi (Michelle Williams), su exesposa, el transitar la ciudad y reconocer algunos lugares, harán que, gradualmente, saque a flote un pasado que jamás le hubiera gustado recordar.

Como su hermano estaba separado de su esposa y él se hacía cargo de Patrick (Lucas Hedges), su hijo adolescente, ahora la custodia pasa a manos de Lee, así no esté muy de acuerdo y eso haga que exista la posibilidad de no volver a Boston, o hacerlo acompañado.

Manchester junto al mar (Manchester by the Sea/EU/2016), dirigida por Kenneth Lonergan, que estuvo nominada al Oscar en mejor película, director, actor y actriz de reparto, actor y guión original, de los que sólo consiguió quedarse con éstos dos últimos, era una de las que tenía muchas probabilidades de quitarle el Oscar a La la land: una historia de amor, lo que finalmente consiguió Luz de luna.

La cinta escrita por el mismo Lonergan, en apariencia es muy simple y tardada en mostrar lo que quiere decir, pero conforme pasan los minutos, queda claro que todo está en su justo lugar y llega en el preciso momento.

Una de las fortalezas de la película es su bipolaridad: tanto por las expresiones de Lee como por la trama, cuenta una historia melancólica, de resignación, triste y monótona –la vida del personaje de Affleck cuando trabaja como conserje es tan rutinaria, que la misma cinta lo reafirma con esa toma que se repite cada que la nieve hace de las suyas en la entrada de su departamento– y a la vez, a pesar de todo lo irremediablemente doloroso, tiene momentos que son muy divertidos, sobre todo en los que está el irreverente de Patrick.

Es muy interesante cómo la cinta se mueve entre el presente que sugiere las razones de por qué Lee tiene esa actitud, y un pasado, a través de flashbacks, que reafirma, explica y muestra lo que ocurre en realidad.

Los premios Oscar, Globo de Oro, BAFTA, Independent Spirit y el de la Crítica Cinematográfica a Casey Affleck como mejor actor, no son casualidad, en efecto y, prácticamente, sin ninguna expresión facial, el hermano de Ben logra una actuación extraordinaria, en la que transmite, de manera natural y creíble, esa tristeza en la que está sumergido su personaje, al que no le queda más que sobrevivir, y le da lo mismo una cosa que la otra. No es el único, la poca presencia de Williams es agradable y convincente, y la de Hedges, muy divertida.

De manera discreta, sin hacer mucho alarde, Manchester junto al mar es de esos filmes entrañables, para verse más de una vez y que quedan siempre en la memoria. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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