Posterior al Grito la noche del viernes en Palacio de gobierno, este sábado se celebró el tradicional desfile cívico-militar para conmemorar el 213 aniversario del inicio de la Independencia de México.

Desde temprano, la avenida Álvaro Obregón en Culiacán, se vistió de verde olivo y ropa camuflada de los efectivos del Ejército mexicano y de la Guardia Nacional.

Conscriptos del servicio militar delimitan el espacio de la parada con las vallas y el público hace su arribo para alcanzar el mejor espacio en primera fila.

En el balcón presidencial de Palacio municipal ya se apostan los poderes del estado de corbata y tacuche para presenciar el desfile.

En el escenario del acto cívico aparece un niño especial empujado por su madre en su silla de ruedas. “Soy el capitán Hithan González”, expresa con “fibra”.

El niño de 6 años atrapa las miradas y la atención de sus “compañeros” de la tropa quienes, solícitos, le hacen los honores. Se inmortalizan en los pixeles de sus cámaras y lo trepan en el vehículo militar apostado frente a palacio.

“Mira, ma…” exclama el “capitán” desde el asiento del copiloto del vehículo militar.

El niño especial hace el saludo marcial y se dice listo para el desfile.

Desde el balcón el general autoriza el inicio de la parada cívico-militar. Y a la distancia se observa el primer contingente de la Guardia Nacional motorizada.

Tras las vallas, la gente observa a los soldados del Ejército mexicano desfilar con gallardía, saludar con marcialidad a las autoridades civiles y militares resguardados en el balcón.

El contingente verdiolivo no hace alarde del armamentismo.

La Guardia Nacional despliega sus contingentes y después la Policía Estatal Preventiva, mientras un maestro de ceremonia ofrece información que nadie escucha sobre el movimiento de independencia.

El sol cae inmisericorde en Culiacán, pero el público permanece estoico admirando la parada.

El desfile es breve. No hay contingentes escolares ni de Protección Civil. Tampoco de Bomberos y demás cuerpos de rescate.

Como siempre, la Asociación de Charros cierra el evento con sus bestias de fina estampa que van dejando un olor a estiércol como colofón del desfile.

Posterior a los caballos aparece un contingente del Movimiento Democrático Universitario que protesta contra el rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y contra el Partido Sinaloense.

“Fuera el PAS de la UAS… fuera el PAS de la UAS… Madueña, ratero, regresa el dinero… Madueña, ratero, regresa el dinero…” se escucha.

“Le quitaron el salario a los maestros universitarios… nos dejaron sin comer los de la UAS, los del Partido Sinaloense… el Cuen y su tropa que tiene la UAS dejan a los maestros sin comer, dejan a los maestros sin comer…”

Lonas y cartulinas exhiben las demandas de los manifestantes, quienes hacen una parada frente al balcón de palacio, desde donde observan el gobernador Rubén Rocha Moya y demás autoridades del estado y municipio.

“Justicia… justicia…” exclaman.

Los gritos se mezclan con los datos que ofrece el maestro de ceremonia y la manifestación se convierte en una Babel bajo los 35 grados de Culiacán.

“Exigimos comparecencia y la devolución del dinero descontado ilegalmente como fideicomiso a los trabajadores por la administración de la UAS”, se lee en una manta.

El “fuera PAS de la UAS… fuera PAS de la UAS…” arrecia.

El rector Jesús Madueña Molina recién vinculado a proceso por la compra irregular de tortillas por 45 millones de pesos, caricaturizado como un roedor en las cartulinas de los manifestantes.

“Lo queremos fuera de la UAS… fuera el PAS de la UAS”, subraya una universitaria.

Después de una breve parada los universitarios prosiguen su camino, mientras un grupo azuzado por una regidora del ayuntamiento de Culiacán desde el balcón, lanza vivas para el gobernador.

“Viva Rocha… viva Rocha… viva Rocha…” gritan al pie del balcón de palacio municipal.

Después de treinta y cinco minutos termina el desfile y en la atmósfera no queda más que un acre olor a estiércol en la Álvaro Obregón…