Por naturaleza, buscamos sustituir antes de abandonar el consumo de algunos alimentos. Si la leche nos empieza a ser indigesta, intentamos con deslactosada. Y si no funciona, con alimentos líquidos de soya, de almendras, de nuez, de avellana (por normatividad, bebidas provenientes de fuentes vegetales no pueden llamarse leche), siguen siendo la primera opción no láctea para buscar mantener un patrón de alimentación.
La soya, ha sido el sustituto natural de muchos productos lácteos. Pero también vino a ser una opción para sustituir el jugo o néctar e ingerir un poco de proteína. Y aunque no suena tan mal, los detalles no son del todo correctos. Su aporte de proteína es muy bajo, además contienen azúcar y la soya en sí es un alimento bastante alergénico, razón por la que su contenido debe ser mencionado y ratificado en el listado de cualquier producto que lo contenga.
Entonces, ¿tenemos enfrente un producto saludable o es uno más de los que dan la sospecha de serlo?
Envase
La botella de esta versión de bebida Ades es un Tetrapak tipo prisma, con esquinas redondeadas y una apariencia sólida. Predominan dos colores. En la parte superior un amarillo tenue, similar al de la pasta de soya, y en la parte inferior, el color blanco.
La botella tiene dos caras con diseños similares: una manzana roja vista desde arriba con algunos granos de soya a su costado y una gota que se desprende debajo de esta mezcla. En la cara frontal, el nombre de la marca aparece de forma vertical entre la versión del producto ‘Soya + Jugo de Manzana’ y la leyenda “alimento líquido de soya sabor manzana fortificado con vitaminas y zinc. Contiene 2.9 por ciento de jugo”. Esta cara es completada por dos sellos de la Secretaría de Salud: exceso de calorías y exceso de azúcares.
En la cara trasera, la versión del producto pasa a la parte superior y los sellos de advertencia desaparecen. Además, al pie de la botella se agregan las leyendas “con proteína” y “con vitaminas y zinc”. Esta cara “limpia”, bien podría ser usada para ser exhibida en anaquel sin que se noten los sellos de advertencia, al menos no a primera vista.
Ingredientes
El producto está elaborado con 10 ingredientes más las vitaminas adicionadas. El primer ingrediente es la base de soya, que no es más que agua y semillas de soya procesadas. Le siguen los azúcares añadidos (fructosa, glucosa y sacarosa), jugo de manzana de concentrado, maltodextrina (derivada de la glucosa), pectina, ácido cítrico, saborizantes y cloruro de calcio.
Por lo visto en el listado, se trata de una bebida que más que naturalmente sana, es una mezcla simple de un comestible ya inerte por la pasteurización y azúcares, más algunas vitaminas adicionadas que le dan la apariencia de ser una bebida rica en nutrientes.
En su declaración nutrimental podemos ver que es un producto que contiene diez gramos de azúcar, que no es un aporte alto en comparación con algunos refrescos, pero sí lo es para este tipo de bebidas comercializadas como opciones “sanas”.
Las proteínas que aporta este envase son muy bajas para el uso publicitario que le dan en el envase: apenas 0.6 gramos en 100 mililitros. La misma proporción de huevo tiene 20 veces más proteína y ningún gramo de azúcar.
La soya y sus implicaciones
Gran parte del éxito de la soya como materia prima es su uso como sustituto proteínico y ese estigma cuasi medicinal que se le ha dado en las últimas décadas. Si bien es parte importante en algunas dietas asiáticas, las formas en que se consume son muy distintas a las de occidente.
Mientras que en oriente se consume en forma de fermentos, proceso que desactiva las acciones de sus anti nutrientes, en occidente está presente en cualquiera de sus formas, ya sea como sustituto de carne, como proteína deportiva de origen vegetal, como salsa, como bebida tipo jugo o tipo leche, como sucedáneo hipoalergénico leche materna o como suplemento y aditivo a la vez (lecitina de soya). Está en todas partes.
Uno de los principales problemas del consumo de soya o productos derivados es la presencia de inhibidores de proteasas. Una dieta con alta presencia de estos inhibidores promueve una mala digestión, trastornos gástricos, agotamiento pancreático, hiperplasia pancreática, hipersecreción pancreática de enzimas inactivas (debido al mecanismo pancreático para compensar la actividad de las proteasas), déficit de vitamina B12 (anemia), disminución de aminoácidos azufrados o reducción de la absorción de grasas.
Otra de las implicaciones de las dietas con alto consumo de soya es la presencia de ácido fítico. Este ácido actúa como secuestrador de minerales esenciales como el calcio, magnesio, hierro y zinc. Cualquiera de ellos, al unirse al ácido fítico, se vuelve insoluble y no puede ser absorbido en el intestino. Esto contribuye a al desarrollo de deficiencias de minerales en consumidores habituales de este ácido.
Artículo publicado el 07 de noviembre de 2021 en la edición 980 del semanario Ríodoce.