Madre acusa que a su hijo lo desaparecieron policías de Ahome

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A decir de María Dolores Herrera Vega, su hijo Juan Florencio Herrera Salazar fue desaparecido por policías municipales en Los Mochis, pero funcionarios de la dependencia niegan cualquier intervención, aunque sí reconocen una detención dos días antes de que el joven fuera sustraído del seno familiar.

Florencio no es el único hijo de la vendedora de empanadas que está en líos, antes, su otro muchacho estuvo preso por un caso de amenazas derivada de una tóxica relación marital que concluyó con la separación y con la visita condicionada de una hija. En una de esas, el joven presuntamente observó maltrato del padrastro a su hija, la defendió y fue encarado por el sujeto, pero en lugar de compresión fue denunciado, recluido en prisión y tras acordar un pago con la ex mujer, recuperó la libertad.

Y ahora, su hermano desaparece.

María Dolores Herrera Vega, quien ha enfrentado también a la justicia y denunciado el tortuguismo que impera en la procuración de justicia y en donde cierta mafia de poder se ha anidado para, según su denuncia, afectarla. En el fondo de las cosas legales e ilegales que sufre, acusa, está la herencia de su padre a los hijos, el agandalle de sus hermanos sobre sus derechos y la confabulación de la autoridad con aquellos.

Pero el caso extremoso, lo es sin duda, la desaparición de Juan Florencio, ocurrida la noche del martes 14 de mayo en la casa marcada con el número 1554 de la calle Monterrey, en la colonia Álamos, al sur oriente de Los Mochis.

María Dolores cuenta que esa noche, ella y su familia se encontraban en la vivienda, cuando tipos con uniformes tácticos negro o azul y empistolados entraron a la casa, tomaron a su hijo, que estaba semidesnudo, y se lo llevaron. A ella, le colocaron una pistola en la cabeza y la hincaron.

Durante el allanamiento, escuchó que dos de los sujetos discutían si su hijo era o no el que buscaban. Ella imploró por la libertad de Juan Florencio, justificando que se trataba de una equivocación, pero los sujetos terminaron llevándolo. A ella le pusieron una pistola en la cabeza y le ordenaron que no saliera. Cumplió, y cuando salió de su casa, su hijo ya se había esfumado. Los vecinos le contaron que, en ese rato, habían visto patrullas en la casa.

María expuso que durante la noche y el día siguiente buscó a su hijo en cuanta corporación conocía. En ninguna estaba. Entonces, el miércoles interpuso una denuncia de hechos en la Vicefiscalía Regional de Justicia y en la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Hasta el viernes, Juan Florencio no regresaba a su casa.

Ella aseguró que días antes de que se llevaran a Juan Florencio, este le comentó que un policía municipal constantemente lo “chacaleaba”, por lo que comenzó a defenderse y a enfrentarlo.

Incluso, en otra ocasión, el policía y un chofer también golpearon a su muchacho, pero aguantaron los malos tratos y no lo denunciaron.

Aseguró que la policía pudo llevarse a su hijo por encargo de terceras personas, ya que desde hace tiempo enfrenta problemas legales con sus hermanas y sus cuñados por la distribución de la herencia familiar, y en esa disputa, las instituciones de seguridad y procuración de justicia han sido utilizadas en su contra.

Recordó que su esposo fue obligado a pagar una sanción por supuesto maltrato animal, uno de sus hijos fue encarcelado por amenazas y ahora, otro, es desaparecido.

“Solo queremos que regrese con bien, pero hasta el viernes nada sabemos de él”, aseguró otro familiar de María Dolores, quien se ha dado a la tarea de buscarlo en corporaciones de seguridad pública.

Carlos Francisco Rodríguez Ponce, director operativo de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, negó participación en la desaparición de Juan Florencio, pero aceptó que el joven fue apresado a las 18:10 horas del domingo 12 de mayo en las calles Monterrey y Junio por una queja de violencia intrafamiliar dado un pretendido ataque con picahielo a un hermano.

“Los policías cumplieron con la labor, lo trajeron a barandilla, fue certificado médicamente y entregado a los jueces del tribunal. Después de esa intervención no hay más reporte. No sabemos lo que ocurrió o quien pudo llevárselo. Serán las instancias de investigación las que continúen con el caso. Nosotros no lo tenemos, ni lo tomamos detenido. La familia puede recurrir a las instancias que considere necesarias para aclarar lo sucedido”. Rodríguez Ponce afirmó que estarán abiertos a cualquier investigación y a colaborar en ella, pues ni al Gobierno ni a los ciudadanos les hace bien tener una policía con sospecha.

Artículo publicado el 19 de mayo de 2024 en la edición 1112 del semanario Ríodoce.

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