En el contexto de la Cuarta Transformación encabezada por el gobierno federal, bastaría con que los gobiernos estatales afines llevaran correctamente los programas federales para salir avante en sus gestiones. Si, además, consiguen que los programas sociales lleguen a más beneficiarios y los amplían con sus propios recursos, estarán por arriba del nivel promedio, entre los gobernadores morenistas.

El gobierno de Sinaloa, es uno de esos casos, aumentó los beneficios del programa de apoyo para discapacitados, gestionó beneficios para campesinos, ejidatarios y pequeños propietarios, que no estaban dentro de los programas originales de fertilizantes y sembrando vida, y consiguió un programa especial de apoyo para los productores de maíz. Además, fue la quinta entidad en sumarse al modelo IMSS-Bienestar.

Bastaría con eso para que el Gobierno de Rubén Rocha Moya, estuviera en la escala superior de eficacia, eficiencia y buenos resultados en su gestión como gobierno estatal de la 4T.

Pero no se conformó: conocedor, como nadie de la problemática que sucede al interior de la Universidad Autónoma de Sinaloa —pasó ahí decenas de años, los últimos como secretario general y rector— se ha propuesto transformarla democráticamente y conseguir así un gran logro de su gobierno.

Héctor Melesio Cuen Ojeda, otro líder sinaloense de peso completo, ganó la elección para rector en 2005 con 41 mil 525 votos, contra 31 mil 544 de Aarón Quintero Pérez. Lo que le hizo a Quintero Pérez para expulsarlo de la universidad, fue sólo una muestra de cómo ejercería su poder omnímodo al interior de la institución.
Inició, hace 18 años, una nueva etapa para la UAS; reformó la Ley Orgánica, eliminó el voto universal para la elección de sus autoridades, estableció un control férreo del Consejo Universitario y, por su conducto, se designan los rectores, los directores y, con su participación decisiva, se toman las decisiones importantes. Víctor Manuel Corrales Burgueño, Juan Eulogio Guerra Liera y Manuel Madueña Molina, son Rectores que él designó.
No es secreto a voces, sino verdad pública, que Cuen controla la Universidad Autónoma de Sinaloa, salvo unos cuantos lunares de “rebeldía” que no ha podido o querido aplastar, el 99 por ciento de ella se rige bajo sus indicaciones. Su poder es comparable al de un gobernador o, aún más, porque el de estos dura sólo seis años y él lleva 18.

La cereza del pastel; Cuen, quiso y consiguió su propio partido, el Partido Sinaloense, PAS que, como su líder, sostiene con un eclecticismo extremo, un día son aliados de la derecha, otro de la izquierda y otro tercero de quien se pueda.

En el PAS y en la UAS, a diferencia del país, no hay una “Mafia del Poder”; existe, manda y decide una sola persona, Héctor Melesio Cuen Ojeda. Él dice quién será director de cada Escuela y Facultad, los Vicerrectores, los líderes de los sindicatos, quiénes líderes estudiantiles, igual los consejeros universitarios. Muy seguramente ese mismo “líder” establece quienes ingresan a la Facultad más deseada y peleada, Medicina. Igualmente es muy probable que todos los funcionarios de primer, segundo y tercer nivel le deban el puesto. De ese tamaño es la cadena de “favores” que le “deben” y que engrosan la fila de incondicionales.

Todos ellos, si quieren seguir usufructuando esos privilegios, deben “militar” y ejercer “voluntariamente” cargos en los comités y subcomités del PAS, pagar sus cuotas y contribuciones especiales y responder de inmediato a los llamados del “líder”.

Tiene todo lo que un poderoso desearía; poder económico, poder institucional, poder social y poder político; sólo le faltaría la inmortalidad y esa no llega por la vía de las conquistas terrenales y físicas, esa no llega por el control y los favores; llega, cuando el “líder” está en el corazón, las emociones y los sentimientos de sus seguidores, como lo pretende el presidente AMLO con mucho mayor éxito
Si Cuen se va, se retira, se jubila; no pasa nada. Al contrario, habría otro “aire” en los espacios que controla.

Esto lo sabe el Gobernador Rocha Moya, conoce que se enfrenta a un “gigante” con los pies de barro que, más allá de los controles corporativos, hay nada; al final, como todas las dictaduras, caerá con más pena que gloria; recogerá lo que ha sembrado a lo largo de su camino, vientos que encierran tempestades. Tiene, además, una “cola” que no hay dónde ocultarla; a cualquier toque, salta la mugre.

ocha ha perfilado la democratización de la UAS y sus órganos de gobierno, tiene la sartén por el mango; más allá de los procedimientos legales y judiciales que tienen todos los sustentos, apostará a las fortalezas internas de la institución educativa, a sus estudiantes, maestros y trabajadores que, llegado el momento, harán volar por los aíres los controles autoritarios que los sujetan.

Cuen, hábil, capaz y siempre activo, probablemente, el dirigente político más fuerte, después del gobernador, tiene listo el siguiente paso y una buena estrategia defensiva: Bajo su iniciativa, con el “visto bueno” y el apoyo de las otras fuerzas opositoras locales, alistan su “Va por Sinaloa”, que será una muy buena plataforma de defensa y ataque contra el gobierno local; veremos si le resulta.

Artículo publicado el 09 de julio de 2023 en la edición 1067 del semanario Ríodoce.