Una nueva etapa del etiquetado frontal de productos entrará en vigor el 1 de abril de 2021. En este segundo derechazo a la industria, no es el contenido el que se encuentra comprometido, sino la publicidad dirigida a infantes. La medida exige a las marcas retirar a todos los personajes que inciten a los niños a consumir sus productos.

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Muchas de estas marcas se han ido adelantando, de la misma forma que lo hicieron con el sellado de advertencia, y sus productos empiezan a cumplir antes de tiempo con lo solicitado, aunque no tanto por bondad, sino por lo extenso de sus operaciones y la vida de anaquel de sus artículos: si no empiezan ahora habrá pérdidas, ya que los personajes ahora vetados vienen impresos en el diseño del producto y su exclusión no se resuelve pegando una estampilla, como muchos lo hicieron cuando los alcanzó la fecha límite de etiquetado anterior.

Con esto, poco a poco han ido desapareciendo personajes de peso como Pancho Pantera, Osito Bimbo, Tigre Toño, Gansito, Paleta Payaso, Melvin, Tucán de Froot Loops, Chester Cheetos, Lulú, Pato Pascual, entre otros. Y aunque se niegan a desaparecer usando distintas estrategias, su efecto no será el mismo en una simpática servilleta de cocina que al frente de una bolsa de pan dulce.

Con la nueva regulación las marcas están obligadas a dejar de usar, además de los personajes mencionados, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas en los etiquetados de sus productos.

También quedan prohibidos los elementos interactivos como juegos visual-espaciales o descargas digitales, argumentando que este tipo de elementos incentiva el consumo de productos altos en grasas, azúcares o edulcorantes, principalmente en niños pequeños.

Y aunque hay quienes se ofenden y reprenden la norma, la razón de decirles adiós es simple: los personajes no tienen vida, los niños sí. Y si ese constructo publicitario atenta contra su salud, se tiene que ir. Es un movimiento de responsabilidad humana.

El daño está hecho

Durante el foro “El daño de la publicidad de ultraprocesados en niñas y niños se compartió el resultado de estudios realizados a 880 campañas publicitarias dentro de las cuáles las más exitosas resultaron ser aquellas que se enfocaron en el contenido emocional, dejando poco o nulo aporte racional. Este enfoque expone que las campañas no tienen la intención de informar, sino de enganchar emocionalmente a sus receptores, siendo los niños muy susceptibles a este tipo de publicidad.

A nivel mundial cantidades masivas de publicidad de comida poco saludable dirigida a los niños amenaza su salud y se aprovecha de las vulnerabilidades del desarrollo. Las empresas de alimentos han prometido motivar elecciones más saludables con el marketing dirigido a la infancia, pero la autorregulación de la industria ha fallado consistentemente en hacer una diferencia. Los gobiernos deben promulgar regulaciones para proteger a los niños de las prácticas dañinas y depredadoras de la publicidad de comida’, concluyó la doctora Jennifer Harris, del Rudd Center for Food Policy &Obesity de la Universidad de Connecticut, experta internacional en el tema de publicidad y salud pública.

La representante de Unicef, Fiorella Espinosa, oficial de Nutrición para Entornos Saludables, recalcó: “hay avances relevantes en la acumulación de evidencia independiente que indica que la publicidad de alimentos y bebidas afecta las preferencias, las solicitudes de compras y las dietas de niñas, niños y adolescentes. Pese a ello, la implementación de las recomendaciones internacionales para su regulación en los países ha sido lenta y si bien México avanzó regulando publicidad en ciertos horarios de televisión y en el cine, aún resta mucho por regular para realmente proteger a este grupo poblacional”.

Un estudio hecho por Unicef en México, Argentina, Chile y Costa Rica reveló que 21 por ciento de empaques de productos de esta naturaleza lleva un personaje. Otro estudio concluye que 82 por ciento de las bebidas dirigidas a la infancia los utiliza. Los productos con más publicidad en México corresponden a las categorías de refrescos, aguas de sabor, yogurt y cereales para desayuno, siendo los últimos dos muy habituales en las dietas infantiles.

La publicidad dirigida a niños ya no solo se encuentra estampada en los empaques de ciertos productos, hoy en día es cada vez más difícil de evitar; encontramos algo en televisión, un ente tibiamente regulado en los últimos años, pero la tarea más complicada es internet. Ya no solo redes sociales, sino que ahora cualquier ‘app’, del tipo que sea, te abre puertas por ver anuncios, y si en los datos de navegación indican que hay un niño usando un dispositivo, cabe publicidad infantil.