Con una política de máxima austeridad y aprovechamiento de los recursos públicos, el periodista José Alfredo Beltrán inició su gestión como presidente de la Comisión de Acceso a la Información Pública (CEAIP).

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Aunque todavía no ha entrado en el total de números financieros del organismo, de los que fue un férreo vigilante en su etapa inicial, cuando era CEAIPES, inició a tomar las primeras decisiones en congruencia a sus declaraciones ya enfundado como funcionario público. Declinó hacer uso de una línea de telefonía celular pagada con recursos públicos, suplió el puesto de una asistente por una plaza de un abogado y es resistente a hacer uso del vehículo oficial que tiene asignado cada uno de los comisionados.

“Me visualizo cuidando el peso porque el recurso público es sagrado”, expresa al adelantar que marcará su estilo propio como comisionado al hacer públicas sus declaraciones patrimonial, fiscal y de conflicto de interés.

Es la primera vez en su vida profesional que tiene una oficina propia. En su transición, asegura, del ejercicio del periodismo al activismo en pos de la transparencia, no lo hizo en la búsqueda de conseguir un puesto o cargo público. Su motivación era no conformarse con la denuncia en los medios de comunicación y que luego no pasase nada.

Manifiesta que no llegó producto del cabildeo con diputados y expresa que el único padrinazgo que tiene en su arribo a la CEAIP es el de la luchadora social, Mercedes Murillo, quien lo inspiró para promover desde el activismo la transparencia, ya sea con cursos de capacitación o incluso con el volanteo en las calles.

Aunque todavía no tiene todos los hilos completos en la operación de la CEAIP, advierte que va por hacer cosas que en otros contextos no se habían atrevido en la institución, como despertar el empoderamiento ciudadano en el organismo, incluso para lanzar convocatorias públicas para contratar a los mejores perfiles profesionales cuando se abra una vacante.

El nuevo presidente de la CEAIP plantea por ejemplo que ante la ya cercana aprobación de la Ley de Archivos de Sinaloa se pudiese convocar a las personas con experiencia como bibliotecarios o archivistas. Instrumentar el servicio profesional de carrera será otra de sus metas al interior de la CEAIP.

Sus primeros días como un comisionado de la CEAIP han sido intensos. Entre las primeras cosas que se encontró fue que su área tenía un gran rezago de 60 recursos de revisión, además de notificaciones pendientes, expedientes de rechazo, entre otros, producto de que su proceso de elección fue muy largo, lo que llevó a que se prolongara la vacante a lo largo de un mes.

Hace énfasis en que se conducirá con absoluta congruencia con lo que cuestionaba desde un espacio periodístico, pero advierte que debe transformase la visión presidencialista porque las decisiones en la CEAIP son del pleno, integrado por él y dos comisionadas más.

La dimensión de la tarea la ve enorme porque ha madurado el organismo, el interés ciudadano y las obligaciones que los diputados han otorgados con nuevas leyes y reformas. El tamaño del trabajo los traduce en los primeros números que tiene sobre su escritorio: Un promedio diario de 50 solicitudes de información, las suma de 787 recursos de revisión y un total de 15 mil 337 solicitudes por la vía electrónica.

Ahora que está dentro de la CEAIP, ve un órgano con restricciones de presupuesto, con muchas fortalezas y áreas de oportunidad, crecimiento e innovación. Está convencido en que lo importante es concentrarse en cómo sí se pueden hacer las cosas.

“Hay que ir al encuentro de hacer cosas que no podíamos”, expresa.

Dentro sus apuesta hacia la ciudadanización de la CEAIP está el dar un trato preferente al usuario de los recursos de transparencia, como en las empresas es el cliente, por lo que se buscará cuidar el lenguaje a utilizar para ciudadanizar el órgano.

Potenciar capacidades ciudadanas estará dentro de sus prioridades para que el tema de la transparencia no sea un asunto de élites o periodistas, sino en general de la población para que ayude y sea útil en la cuadra, la escuela, el centro médico, o el centro laboral.

Un punto más será darle el peso el Consejo de Transparencia, cuyas opiniones no son vinculantes, pero que no sean una figura de ornato, simulación o farsa, declara.

Dentro de sus puntos de atención está el cuidar la independencia de la institución y su profesionalización, por lo que desde estos primeros días no llegó pidiendo cuotas.

En su actuación dentro de la CEAIP, sostiene, siempre se regirá por la legalidad no por el arbitrio personal.

Frente a la eventualidad de recibir presiones por su actuación, asegura que “si la Constitución le da facultades, la ley se tiene que cumplir y punto. La ley no tiene sesgos, colores, no distingue siglas, la ley es la ley”.

—Pero también mucha ley muerta.

—Hay mucha ley muerta, pues hay que resucitar esas leyes muertas, hay que darles vida, hay que sentir la mano de la autoridad, pero para eso se requiere el acompañamiento social y ciudadano. Ningún hombre o prohombre puede cambiar la realidad por sí sola, son equipos, dinámicas.

“Los cambios, la transformación, no los hace una sola persona, eso te lo digo por altas expectativas que a veces genera un nombramiento. El mensaje a la ciudadanía es que no nos dejen solos, que nos acompañen en el proceso que requiere una vigilancia estricta del trabajo del órgano garante”.

Artículo publicado el 3 de noviembre de 2019 en la edición 875 del semanario Ríodoce.