Insólito y sin precedente: nueve aspirantes a la nominación priista al gobierno del estado. No sería problema en un partido que promueve la participación de sus miembros bajo unas reglas de competencia interna. La cuestión es que es a iniciativa propia, grupos políticos y poderes fácticos.
El despliegue se ve mayúsculo y la oposición minúscula, sólo como testigo de piedra, cuando algunos de sus miembros hacen cuentas alegres de los escenarios que se arman en esta disputa que dejará seguramente varios lastimados. Y es que algunos, si no es que todos, ya se la creyeron habiendo entrado para que se les tomara en cuenta.
Caminan, saludan, hablan y hasta se pronuncian como gobernantes. Sin embargo, el reloj del PRI sigue al pendiente de la decisión presidencial, quien será el que diga la última palabra en un partido donde no deciden sus miembros y hay quienes afirman que no hay restauración autoritaria en el tricolor.
Y, según trascendidos seguramente interesados, sobre el escritorio del Presidente, de los nueve sólo habría tres con posibilidades: Vizcarra, Galindo y López.
Sin embargo, en política no hay nada definitivo, sobre todo cuando hay el antecedente de una posible ruptura anunciada por uno de los factótums del poder regional: Juan Millán.
Y para decirlo con una figura literaria del desaparecido Ruiz Massieu: Los demonios andan sueltos. Cada uno de ellos hace su juego y cálculo, quien sabe si disciplinadamente en el partido.
Y es que la situación se va perfilando complicada. Si el PRI no sale unido se configurará un nuevo frente opositor. Por un lado el PRI y el Verde, que es nada en el estado, más el PANAL, mientras por el otro lado probablemente los priistas escindidos en compañía del PAN, al que le resolverían el problema de elegir candidato. Más el PRD, que por razones de sobrevivencia se agarraría de un leño ardiendo.
El PAS, con sus 120 mil votos en el mejor de los casos —¿de dónde los 300 mil?—, se cree el partido bisagra que habrá de definir el resultado de la elección, qué en un contexto bipolar podría hacer la diferencia.
Sin embargo, en las sombras de la política sinaloense se empiezan a manifestar expresiones independientes tanto para la “grande”, como para algunas alcaldías y diputaciones.
El destape que hiciera Manuel Clouthier de su cuñado Heriberto Félix Guerra y el reciente autodestape del líder de la Canirac en Ahome Luis Felipe Villegas, puede ser el punto de partida. Incluso porqué no considerar al propio Manuel Clouthier que no ha dicho un no definitivo.
El error de muchos políticos de todos los partidos es que están viendo el proceso sucesorio en clave del 2010. Y estamos en 2015, con un escenario diferente y parcialmente develado. No está dicho todo. Ni necesariamente la respuesta está en cómo el PRI resolverá su candidatura a gobernador. La irritación de los ciudadanos con los políticos también en Sinaloa existe. Esa variable nadie la está considerando. Ni mandando mensajes a los irritados e insatisfechos con el desempeño de Malova, incluso con el de Peña Nieto.
Corrijo: el malovismo echó a andar una política clientelar con el reparto de televisores pero si bien podría generar simpatías, incluso el voto, entre quienes los reciben no le alcanza para ganar una elección.
Además, estamos en octubre y las elecciones constitucionales serán hasta el 5 junio del 2016 y la gente tiene una gran capacidad de olvido (y castigo).
No quiero cerrar este texto sin referirme a la actuación pasiva de los miembros del instituto electoral que ha dejado pasar impunemente semanas enteras de exhibición pública de los nueve aspirantes a gobernar el estado, y donde la mayoría de ellos, viola flagrantemente la ley, sin que como árbitro, se pronuncien en contra de ello.
Dejadez, o esperan que la lucha que se prefigura no les salpique, no lo sé pero como en el futbol, el árbitro no puede ni debe estar ausente porque incurre en irresponsabilidad institucional. Y eso hoy se sanciona. Tampoco vale el recurso de que el instituto no actúa de oficio.
Hay que reconocer que esta semana por fin hicieron público un llamado tímido. Genérico y qué seguramente no detendrá las campañas abiertas. Los medios empiezan a criticar el autismo de la autoridad. Estas deben ya ponerse las pilas y leer la ley para saber que pueden y no pueden hacer los aspirantes a la nominación priistas. Más, aun, con aquellos que teniendo una representación o una delegación política usan seguramente recursos y bienes públicos. Es la hora del instituto electoral.