Con Peña Nieto se perdió el país; El 'Fisgón'

Rafael Barajas. Con el PRI vuelve la desolación.
Rafael Barajas. Con el PRI vuelve la desolación.

El “nuevo PRI” busca acallar protestas sociales y controlar medios
Para Rafael Barajas, El Fisgón, el presidente Enrique Peña Nieto pretende controlar a la sociedad, acallar las protestas mediante la siembra de un ambiente de terror, y mantener la lucha dictada desde Estados Unidos contra el narcotráfico, aunque sin tocar la estructura financiera del crimen organizado.
Dijo que el gobierno federal siguió con la tradición de todos los mandatos emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI): no cumplir lo que prometen.
—A más de un año del gobierno de Peña Nieto ¿cuál es el balance?
—Los gobiernos del PRI tienen la costumbre de no cumplir lo que prometen. Prometió un nuevo PRI y está regresando el más viejo de los priísmos: el presidencialista que ya no tiene distancia respecto al presidente, el autoritario.
“Además, Peña Nieto quiere regresar al viejo control presidencialista de los medios y ahí se va a topar con pared porque la sociedad mexicana ya cambió. No es la sociedad mexicana del 68 ni la del 50 ni la del 88, es una sociedad mucho más informada, mucho más activa, con más ramificaciones y recursos. Es una sociedad que se ha acostumbrado a hablar con libertad y espero que sea difícil que la regresen a las lógicas de sumisión y apatía que antes se manejaban.
“Las redes sociales tienen un papel muy importante y va a ser muy difícil acallarlas. Hay una cosa que me preocupa en el proyecto del presidente: es uno de los más agresivos en la historia del país, que busca consolidar las reformas neoliberales que se han venido impulsando desde 1980, que se han venido implantando en la nación de manera muy organizada, meticulosa, pausada, desde Miguel de la Madrid, que hizo las primeras privatizaciones y el primer plan de choque neoliberal, cuando empezó a atacar a los sindicatos, e ingresó a México al GATT.
“Carlos Salinas —añade— hizo las primeras grandes privatizaciones y continuó atacando a los sindicatos, dividió PEMEX en cinco grandes corporativos y empezó a cambiar la constitución, lo mismo (Ernesto) Zedillo con las privatizaciones, y Vicente Fox y Felipe Calderón con los panistas, que firmaron el Tratado de Libre Comercio, Plus que considera a México parte de la zona de seguridad de Estados Unidos. Además, Calderón impulsó también la privatización energética y del IMSS.
“Pero lo que hacen las reformas de Peña Nieto es consolidar estas reformas. Sienta las bases legales para la operación del proyecto neoliberal porque cuando se implantó en México no tenía bases legales para operar”.
—¿A esto te refieres con que es agresivo, a su radicalidad?
—Sí, por supuesto. Es un proyecto muy agresivo. El problema de fondo de Peña Nieto es que erige a nivel de ley las exigencias de los sectores neoliberales, de los grandes sectores empresariales, y lo que hace es finiquitar el Estado de bienestar que estaba plasmado en la constitución de 1917, lo liquida. Por eso es tan agresivo este proceso de reforma, porque es muy diferente luchar por un derecho que no se te reconoce, que luchar porque ese derecho esté en la ley. Luchar por un derecho no esté en la ley es una lucha de generaciones de amplio espectro, y luchar por un derecho que está reconocido en la ley es una lucha más pequeña, implica que tienes herramientas legales para pelear por ese derecho y ahorita no las tenemos, por ejemplo para luchar por la jornada laboral de ocho horas, por el salario mínimo suficiente, por el derecho a la autosuficiencia energética.
“Todo eso se fue. El país que pudimos haber rescatado en el 2012 ya se perdió y se perdió por el proyecto de Peña Nieto”.
—Respecto a la lucha contra el narco, hubo una intención inicial de evitar que se difundieran los hechos violentos en los medios por parte de Peña Nieto, pero este gobierno tampoco se diferencia mucho de lo que hizo Calderón en el sexenio pasado.
—Así es, estoy convencido de que Calderón siguió una estrategia dictada por Estados Unidos, que es una guerra de cuarta generación, de control de la población, de una mezcla de bombardeo constante y de hechos violentos difuminados por todo el país, que buscó sembrar miedo. Estas medidas se mantienen en este gobierno. Y aunque en un principio buscó cambiar de estrategia, buscó controlar la información al estilo del viejo PRI, pero esto no es fácil cuando hay redes sociales y cuando hay cosas tan graves en el territorio nacional. Es un despropósito y en los próximos meses creo que vamos a ver un cambio de estrategia en el combate al narcotráfico.
—Pero esta estrategia tiene un impacto en la población, de terror, de que no se manifieste, no proteste, y hay retrocesos.
—Muchísimos retrocesos. Claro que los hay. Unas de las cosas que buscan estas guerras es desmovilizar a las sociedades, convencerlas de que hagas lo que hagas nada va a cambiar, que se tienen que rendir ante las lógicas dominantes, y entonces por supuesto que no hay que rendirnos como sociedad civil.
—¿Y cuál es entonces el papel de los medios, cuál es ante este ambiente de violencia y de intentos de control por parte del gobierno?
—Es un papel muy importante. De investigar, seguir informando a pesar de este ambiente de acechanzas, de buscar la verdad y difundir las protestas, las luchas sociales, hay que decir que existe una estructura mediática dominante que conforman Televisa, TV Azteca y los grandes diarios nacionales vinculados a los grupos de poder, que manejan básicamente el mismo discurso, que las reformas estructurales son necesarias, que se requiere un regreso al orden, que la gente quiere democracia pero también seguridad y estabilidad.
Barajas —quien próximamente publicará un libro sobre el origen nazi del Partido Acción Nacional (PAN)—, monero del diario La Jornada, del que fue fundador, manifestó que el origen de la violencia está en el narcotráfico, cuya fuerza, el sector financiero, es decir el lavado de dinero, no se toca.
“El sector financiero nunca se ataca, pero además nadie lo cuestiona. Cuando Anabel Hernández dice con mucha claridad en el libro Los señores del narco que los narcotraficantes que ella entrevistó toman a los políticos como sus empleados y a los banqueros como sus socios, a eso se refiere.
“Es que ese aparato financiero no se toca, ¿cómo es posible? Dime dónde hay impunidad y te diré donde está el verdadero poder. No hay una guerra contra el narco. No hay una guerra para acabar con las drogas. Al contrario, hay una estrategia para apuntalar ese negocio”.

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