Obesidad y sexo: Educación contra la obesidad

Obesidad y sexo: Educación contra la obesidad

Diagnosticar la obesidad es clínicamente fácil. No se necesita ser médico o nutriólogo para saber que una persona es obesa, basta ver su complexión donde la relación talla, sexo y peso están desviadas o fuera de rango. La obesidad es una enfermedad que igual afecta a niños y adultos, hombres y mujeres.

Para muchos el sobrepeso al principio es signo de salud en los niños. Por el contrario, puede terminar en una enfermedad catastrófica física y emocionalmente.

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En cuanto a la educación, no es solo educación nutricional, es educación emocional, educación preventiva, educación en las relaciones familiares y culturales: los niños se alimentan por sus cuidadores, especialmente los padres, los adolescentes y adultos entran en un espiral de aprendizaje social donde la cultura de la alimentación se basa en consumos locales o regionales incluyendo la promoción de los productos chatarra por los medios de comunicación.

Así como la educación sexual informa y previene de infecciones de transmisión sexual, embarazos adolescentes, embarazos no deseados, el uso de la pastilla del día siguiente, la comprensión de las condiciones sexuales de la diversidad y lo relacionado con los derechos sexuales, la educación nutricional empieza por saber el destino e impacto de la alimentación en la vida y el cuerpo de la persona.

Hoy se sabe de los cambios epigenéticos, es decir, la capacidad humana para modificar el destino de la genética y la herencia a través de conductas alimenticias restrictivas. Eso es educación e información valiosa para prevenir o distanciar a la obesidad.

La obesidad se previene si hay conciencia de ella, es como el alcoholismo. Se necesita aceptar que se tiene un problema o que se está construyendo para poder intervenir y modificar conductas a tiempo.

La obesidad se ha convertido en la pandemia silenciosa, se ha vuelto una enfermedad endémica de ciertas civilizaciones asociadas más a la conducta alimentaria que a la capacidad de ingresos económicos, sin descartar los problemas relacionados con los trastornos metabólicos y hormonales como las enfermedades de la glándula tiroidea.

Las estadísticas clasifican a los obesos como personas cuyo aumento patológico de peso se debe al consumo excesivo de calorías, o al funcionamiento anormal de su metabolismo. Siguen siendo la educación y las medidas preventivas los mejores tratamientos.

También hay que señalar la administración de ciertos fármacos o medicamentos que modifican el metabolismo como algunos antidepresivos, estabilizadores del ánimo, y antipsicóticos, no todo es dejar de comer o hacer ejercicio.

La obesidad puede ser diagnosticada cuando está en la fase de sobrepeso derivada del régimen dietético, o una combinación de vida sedentaria y consumo de medicamentos. La educación científica sigue siendo la mejor herramienta para la prevención de cualquier enfermedad, en cuanto a la obesidad: por supuesto que también, busca a los expertos.

Artículo publicado el 28 de julio de 2024 en la edición 78 del suplemento Gula

    

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