El misterioso Lambert (Giancarlo Esposito) contrata al grupo de delincuentes, desconocidos entre sí, integrado por Joey (Melissa Barrera), Frank (Dan Stevens), Rickles (William Catlett), Sammy (Kathryn Newton), Peter (Kevin Durand) y Dean (Angus Cloud) para que secuestren a Abigail (Alisha Weir), una bailarina de ballet de 12 años, hija de un poderoso magnate (Matthew Goode) de Nueva York. El plan es que los malhechores cuiden de la chica por 24 horas, en una enorme residencia a las afueras de la ciudad, mientras intentan conseguir 50 millones de dólares por su rescate.
No obstante, la espera que al principio parecía bohemia, sencilla y sin contratiempos, se torna cada vez más tensa, cuando los secuestradores comienzan a descubrir los secretos que guarda la mansión y la verdadera identidad de quien tienen recluida. Antes o después de aventarse el clavado para enfrentarse a Abigail (EU/2024) se debe ser consciente de que la única intención del filme dirigido por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett es entretener, divertir; hacer que el espectador se olvide un rato de su realidad (como quiera que esté) y se entregue sin juicios ni razonamientos a una trama que aumenta su intensidad gradualmente para mantener la tensión, el miedo, la preocupación y, de paso, una que otra risa, por absurda que parezca la escena, el diálogo o el personaje.
Una de las fortalezas de la película escrita por Guy Busick y Stephen Shields es su elenco que, si bien se trata de personajes estereotipados, con lo cual se pudiera fácilmente deducir qué harían y no en el negocio en el que están inmiscuidos y quién saldría victorioso al final, la realidad es que por momentos logran que se dude de su discurso y comportamiento, porque no todos son lo que parecen, aunado
a que logran la empatía suficiente para funcionar como un equipo al que solo le interesa salir vivo e ileso de esa avalancha de atrocidades que acaba con la quietud y amenaza con liquidarlos.
Aunque la mayoría de los intérpretes realizan un papel aceptable, destacan las actuaciones de Dan Stevens, como ese Frank de comentarios tajantes y sarcásticos, que compite para liderear el equipo en cuestión con el personaje de la mexicana Melissa Barrera, quien por lejos logra un mejor desempeño como la responsable directa para cuidar a la Abigail del título, cubrir sus necesidades y mantenerla tranquila mientras pagan por su liberación.
Sin embargo, quien definitivamente se lleva la película es Alisha Weir como esa tierna y dulce niña que, de manera convincente, primero se muestra aterrada de que algo malo le pase en el encierro, por lo que le suplica a Joey que la proteja, pero después toma el control al grado de ser ella quien causa el miedo,
sobre todo si está de humor para bailar El lago de los cisnes (¿la alberca de los muertos?), y también se le cree.
Aunado a su ritmo ágil, una duración aceptable y un diseño de arte que logra el ambiente idóneo para este tipo de historias, la cinta actualmente en cartelera tiene a su favor que no exagera en la violencia,
el desparramo de sangre ni en la exhibición de viseras, o bien, no lo hace de manera realista, por lo que no hay que voltear la cara con gesto de desagrado. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 05 de mayo de 2024 en la edición 1110 del semanario Ríodoce.
