En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, el teniente Leslie Groves (Matt Damon) asigna a J. Robert Oppenheimer (Cillian Murphy) como responsable del Proyecto Manhattan, en el que, principalmente, debe fabricar una bomba atómica. Por momentos, el físico piensa en las repercusiones que eso podría acarrear, como la destrucción del mundo, pero esas dudas no son bien vistas por Lewis Strauss (Robert Downey Jr.), el presidente de la Comisión de Energía Atómica, aunado a que está seguro que Oppenheimer habló mal de él con su colega Albert Einstein (Tom Conti), por lo que la imagen del destacado científico y su posición política, se ponen en riesgo.
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Oppenheimer (EU/2023), dirigida por Christopher Nolan, se coronó como la mejor película en la edición 96 de los Premios Oscar, además de quedarse con las estatuillas de mejor dirección, actor principal, actor de reparto, montaje, fotografía y banda sonora, lo que suma siete premios de los 13 a los que estaba nominada, también a mejor actriz de reparto, guion adaptado, vestuario, maquillaje y peluquería, diseño de producción y sonido.
La cinta igualmente fue premiada en varias categorías en los Globos de Oro, BAFTA, Critics Choice Awards y Satellite Awards, entre otros, y no es para menos: el logro del director de Dunkerque (2017), Interestelar (2014), El origen (2010) y Amnesia (2000) es de escala mayor en varios aspectos, que pueden resumirse en su puntual y creativo guion, basado en el libro Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin.
Hay que reconocer que la película no es fácil de digerir. De entrada, su duración es excesiva, lo cual pudiera ser su única desventaja. La narrativa no es lineal, de hecho, tal cual el director acostumbra “jugar” con el tiempo, en este caso, también se está ante una historia fragmentada en diferentes momentos de la vida del científico en cuestión, por lo que hay que estar pendiente para procesar una buena cantidad de datos y no pestañear ni un segundo, porque la historia salta de un tiempo a otro constantemente.
Al ser una de Nolan, es un hecho que visualmente la cinta es un espectáculo imperdible. En ese sentido, Oppenheimer se filmó en formato IMAX de 70 mm y se exhibió en pantallas de esas dimensiones (donde las hay), lo cual, según el propio director, significa que la nitidez, claridad y profundidad son mucho mejores, llena la visión periférica y se tiene la sensación de ver en 3D sin usar gafas.
Un aspecto impresionante del filme es lo bien delineados y construidos que están los personajes, tanto por parte del trabajo en el guion, en lo referente a la documentación de cada uno de ellos, así como las interpretaciones de los actores, quienes se lucen en su mayoría. No obstante, los matices que logra Murphy son extraordinarios. No por nada añade un premio más a su colección: el Oscar, en su primera nominación. Por cierto, no es la primera vez que este actor y el director trabajan juntos, sino la séptima. También lo han hecho en Batman inicia (2005), Batman: El caballero de la noche (2008), Batman Unmasked (2008), El origen (2010), El caballero de la noche asciende (2012) y Dunkerque (2017).
Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 17 de marzo de 2024 en la edición 1103 del semanario Ríodoce.
