Ecuador: en estado de guerra

Imagen extraída del vídeo emitido por el canal TC Televisión en el que aparece un hombre encapuchado y armado al lado de dos trabajadores del medio en plena retransmisión en vivo, en Guayaquil, Ecuador, el martes 9 de enero de 2024. El país ha registrado una secuencia de ataques violentos desde que el gobierno decretara el estado de excepción el lunes 8 de enero, tras la presunta fuga de un peligroso cabecilla de una banda criminal que opera en el país. (TC Televisión vía AP)

El presidente Daniel Noboa declaró “estado de excepción” ante la escalada de violencia de grupos del narcotráfico, catalogados ahora como terroristas

El pasado lunes 8 de enero, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa Azin declaró al país en “estado de excepción” y un día después decretó la existencia de un “conflicto armado interno”, después de que José Adolfo Macías Villamar, el Fito, uno de los líderes del grupo criminal Los Choneros y Fabricio Colón Pico, cabecilla de Los Lobos, se fugaran de penales, y hombres armados irrumpieran en un canal de televisión, tomando de rehenes a periodistas y equipo de producción.

“He firmado el decreto ejecutivo declarando Conflicto Armado Interno e identifiqué a los siguientes grupos del crimen organizado transnacional como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes: Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Covicheros, Cuartel de las Feas, Cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7, Tiguerones”, escribió en la red social X, Noboa, quien asumió el cargo en noviembre pasado.

“He ordenado a las Fuerzas Armadas ejecutar operaciones militares para neutralizar a estos grupos.”
La declaratoria que estará vigente durante 60 días, cataloga a las bandas criminales como terroristas y faculta a las Fuerzas Armadas para detener y “neutralizar” a los integrantes de dichas organizaciones delincuenciales, en medio de un ambiente de caos y violencia, con explosiones, secuestro de policías, atentados y motines en varias cárceles.

En la mira del gobierno están ahora 22 grupos criminales, que de acuerdo a especialistas están relacionados y financiados en gran parte por las organizaciones mexicanas: Cártel de Sinaloa y Cártel Jalisco Nueva Generación.

Los hechos violentos se suscitaron cuando el gobierno del presidente Daniel Noboa anunció un plan para recuperar el control de las cárceles ecuatorianas y la construcción de dos prisiones de máxima seguridad similares a la que edificó para los pandilleros salvadoreños, el presidente Nayib Bukele.

La fuga del ‘Fito’ y el ‘Salvaje’

José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, uno de los líderes de la banda criminal Los Choneros, ligada al narcotráfico, extorsión y otros delitos, se encontraba recluido desde 2011 cumpliendo una condena de 34 años por los delitos de narcotráfico, asesinato y crimen organizado. El domingo 7 de enero cuando las fuerzas armadas realizaron una revisión en la cárcel del Litoral de Guayaquil, no lo encontraron en su celda.

El 7 de enero, Macías Villamar iba a ser trasladado a un centro de máxima seguridad conocido como La Roca, ubicado en Guayaquil, donde ya había estado recluido luego del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, pero por orden de un juez fue trasladado nuevamente a la cárcel del Litoral, de donde se fugó.

El Fito fue acusado de amenazas por Fernando Villavicencio. Días después de la denuncia, el 9 de agosto de 2023, el aspirante fue asesinado cuando salía de un evento de campaña en Quito, a 11 días de las elecciones presidenciales, en las que resultó ganador Noboa.

Siete de los 13 acusados como autores materiales del crimen del aspirante presidencial, algunos de origen colombiano, fueron asesinados en la cárcel.

Macías Villamar, de 44 años de edad, es considerado por las autoridades como el criminal más violento de Ecuador. Empezó su carrera delictiva en el 2000, con cargos de robo, y asumió el liderato de Los Choneros tras el asesinato del ex cabecilla Jorge Luis Zambrano, el Rasquiña, en diciembre de 2020. Se presume que tiene vínculos con el Cártel de Sinaloa.

Esta es la segunda ocasión que el Fito escapa de un penal. En 2013 se fugó en lancha del centro de alta peligrosidad de La Roca, en Guayaquil junto con 17 internos más y fue recapturado en mayo de ese mismo año.

La madrugada del martes 9 de enero, dos días después de que se conociera la fuga de Macías Villamar, Fabricio Colón Pico, el Salvaje, uno de los cabecillas de Los Lobos, organización delictiva catalogada como la más violenta de Ecuador y rival de Los Choneros, escapó también de una cárcel de la provincia de Chimborazo, ubicada al sur de Quito. Las autoridades informaron que 37 reos más se fugaron ese día cuando eran trasladados a una cárcel de máxima seguridad.

El Salvaje también conocido como Capitán Pico, de 44 años, había sido detenido el 5 de enero de 2024 en la capital del país por los delitos de secuestro, y luego que la Fiscal General, Diana Salazar, declarara que este tenía intención de asesinarla.

Colón Pico tiene un historial criminal de 30 años, durante los cuales ha sido detenido en 20 ocasiones y ha enfrentado 30 juicios por narcotráfico, homicidio, delincuencia organizada, robo y extorsión.

De acuerdo a medios locales, las cárceles de Ecuador son controladas por los grupos delincuenciales, cuyas rivalidades han dejado en una serie de masacres internas, más de 450 presos fallecidos.

Tras la fuga de los cabecillas delincuenciales, quienes seguían operando desde la cárcel, en diversos penales se registraron motines, durante los cuales fueron tomados como rehenes guardias y personal administrativo. También se registraron explosiones y ataques en distintas ciudades, así como en la Universidad de Guayaquil.

La toma del canal TC Televisión

El mismo martes 9 de enero, durante la transmisión en vivo de un noticiero nacional vespertino, hombres armados y encapuchados ingresaron a las instalaciones del canal TC Televisión y Gamavisión, en Guayaquil, y obligaron al equipo de producción y a periodistas a tirarse al suelo.

“No disparen”, se escuchó una voz, mientras los criminales gritaban e insultaban a los presentes. La emisión duró alrededor de 15 minutos antes de que fuera interrumpida.

Alina Manrique, jefa de redacción del noticiero, relató al diario El País, que los delincuentes la tomaron a ella y a 10 personas más de rehenes. Los golpearon, lanzaron al piso, les apuntaron a la cabeza, patearon, mientras disparaban al aire. Una de las balas hirió en la pierna a un camarógrafo. “Somos los Tiguerones activos”, dijo uno de los criminales.

Minutos después, los delincuentes levantaron del piso al periodista José Luis Calderón, le colocaron una dinamita en el bolsillo de la chaqueta y le obligaron a darle un mensaje a la Policía: que no entren al canal, que se vayan.

La toma del canal se prolongó media hora hasta que la Policía Nacional ingresó a las instalaciones y detuvo a 13 personas y liberó a los rehenes. Cuatro días después, el viernes 12 de enero, el presidente Daniel Noboa visitó el lugar.

Caos y violencia

La fuga de los dos cabecillas de las principales bandas criminales, rivales entre sí, ocasionó una espiral de violencia en Ecuador, cuya población llega a los 18 millones. Desde el lunes 8 de enero se registraron ataques con bombas, autos incendiados, balaceras, asesinatos y el secuestro de siete policías en distintas ciudades.

En siete cárceles, 178 guías penitenciarios y personal administrativo fueron tomados como rehenes por los internos. Hasta el pasado viernes, ocho habían sido liberados en tres cárceles, quedando aún 170 retenidos, de los cuales 155 son guías penitenciarios, y 15, miembros del personal administrativo.

Hasta el momento, en una de las siete prisiones se ha podido retomar el control.

Las autoridades ecuatorianas reportaron que durante los operativos que iniciaron el martes detuvieron a 329 presuntos terroristas, abatieron a cinco, aseguraron 61 armas de diversos calibres, 418 municiones, 24 explosivos y se han recuperado nueve embarcaciones y 195 vehículos robados y recapturado a 28 presos que se habían fugado.

Ante la ola de violencia, Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado de los EU anunció que altos funcionarios de su país visitarán ese país, para “para ayudar a Ecuador en investigaciones criminales”.

El viernes pasado, en Washington, la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld presentó ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) un balance de la situación que enfrenta Ecuador. La OEA emitió una declaración de respaldo al gobierno ecuatoriano y de rechazo a la violencia provocada por la delincuencia organizada transnacional.

La violencia por el control de las bandas del mercado de las drogas ha incrementado los homicidios en el país, donde en 2023 se registraron 8 mil 008 asesinatos violentos, el doble de los registrados en 2022.

Los decretos de Noboa

La declaración de “estado de excepción, anunciada el lunes 8 de enero por el presidente Daniel Noboa y el decreto número 111 sobre la existencia de un “conflicto armado interno” en el país, publicado un día después, implica la movilización inmediata y la intervención de las fuerzas de seguridad en el territorio nacional, incluso dentro de las cárceles, estableciendo además un toque de queda nocturno.

La medida ordena “disponer la movilización e intervención de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional en el territorio nacional para garantizar la soberanía e integridad territorial contra el crimen organizado transnacional, organizaciones terroristas y los actores no estatales beligerantes conforme lo expuesto en el presente Decreto Ejecutivo”.

Además, habilita a las Fuerzas Armadas a “ejecutar operaciones militares, bajo el derecho internacional humanitario y respetando los derechos humanos, para neutralizar a los grupos identificados”.

Según el artículo 164 de la Constitución de Ecuador, el presidente de la República “podrá decretar el estado de excepción en todo el territorio nacional o en parte de él en caso de agresión, conflicto armado internacional o interno, grave conmoción interna, calamidad pública o desastre natural”.

Artículo publicado el 14 de enero de 2024 en la edición 1094 del semanario Ríodoce.

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