En un operativo sorpresa, Ovidio Guzmán López, fue sacado en helicóptero del penal del Altiplano por agentes de la Interpol este viernes.

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Fuentes estatales confirmaron a Ríodoce que el hijo de Joaquín el Chapo Guzmán ya no se encuentra en el penal federal a donde fue recluido el pasado 5 de enero, luego que fuera capturado en la sindicatura de Jesús María en Culiacán.

El medio ABC News afirmó que el Ratón ya se encuentra en Chicago, donde enfrentaría cargos por los delitos de tráfico de fentanilo, lavado de dinero y portación ilegal de armas de fuego, aún cuando medios nacionales como Milenio señalan que el Chapito todavía se encuentra en el país, debido a que aún están en proceso varios trámites legales para validar su extradición a Estados Unidos.

El periodista Carlos Jiménez informó en la red social X, que Ovidio Guzmán fue entregado a agentes de Interpol por el propio director del penal del Altiplano.

Estados Unidos acusa a Ovidio Guzmán de ser uno de los principales líderes en la fabricación, distribución y posesión con la intención de distribuir una sustancia controlada, con la intención de traficar fentanilo, “aun cuando sabía que dicha sustancia sería importada ilegalmente a los Estados Unidos”.

“Además, el acusado usó y portó armas de fuego a sabiendas y, para promover tales delitos, y ayudó e instigó el uso, porte y posesión de armas de fuego, a saber, ametralladoras que eran capaces de disparar automáticamente más de un tiro, sin recarga manual, por una sola función del gatillo, así como por dispositivos destructivos”, se lee en el expediente 23-cr-042.

Referente a la acusación sobre lavado de dinero, el expediente agrega: Ovidio Guzmán, junto con otros, conocidos y desconocidos, al menos uno de los cuales ha sido llevado al Distrito Sur de Nueva York, a sabiendas e intencionalmente se combinaron, conspiraron, confederaron y acordaron juntos y entre sí para cometer delitos relacionados con lavado de dinero.

Los delitos por los que Ovidio es acusado, lo llevarían a enfrentar una condena mínima de 25 años de cárcel a una pena máxima de cadena perpetua de ser encontrado culpable, y como ocurriera con su padre, podría purgar su condena en una cárcel de máxima seguridad.

Guzmán López es también requerido por una corte federal del Distrito de Columbia, donde enfrenta cargos por tráfico de fentanilo, metanfetaminas y mariguana.