Hígado graso: Cuando el órgano más grande también es el más gordo

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La enfermedad por hígado graso no alcohólico afecta prácticamente a un tercio de la población mundial. A pesar de eso, le enfermedad es totalmente curable

México es uno de los países cuya población reúne varios factores de riesgo para esta enfermedad y su prevalencia podría superar el 50 por ciento; es por eso que el panorama a mediano plazo es muy pesimista si no se toman acciones inmediatas para contrarrestar lo que ya se considera un problema de salud nacional.

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La enfermedad por hígado graso no alcohólico es un trastorno metabólico que se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado de individuos sin consumo significativo de alcohol, de medicamentos tóxicos para el hígado, ni otras causas conocidas de la enfermedad.

En la actualidad el hígado graso es la enfermedad hepática crónica más común a nivel mundial.

Debido a la creciente epidemia mundial de obesidad y diabetes, se espera que en breve sea la principal causa de cáncer de hígado y la primera indicación de trasplante hepático.

¿Qué lo causa?

No existe una causa exclusiva, sino una serie de trastornos relacionados con el desarrollo de hígado graso. Los principales factores asociados son aquellos que tiene que ver con el síndrome metabólico.

La obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2 y prediabetes son algunos de los principales factores que se asocian a la enfermedad, todos estos, promovidos a su vez por una alimentación deficiente, principalmente por el consumo excesivo de azúcares, en especial la fructosa, un azúcar simple que no se metaboliza al igual que la glucosa y es propensa a acumularse en el hígado en forma de grasa.

Los niveles altos de grasa en la sangre de una persona, como el colesterol alto y los triglicéridos, también pueden contribuir al riesgo de desarrollar enfermedad del hígado graso.

¿Cuáles son las consecuencias?

Es común, especialmente en la última década, enterarnos de o incluso poner en práctica métodos detox que nos ayuden a limpiar nuestros órganos o la totalidad nuestro cuerpo. Pero existen muchos órganos de nuestro cuerpo que ya se desintoxican solos, que se renuevan constantemente.

El problema con estos órganos que tienen cualidades auto regenerativas es que el nivel de toxinas al que estamos expuestos hoy es demasiado, y el trabajo de depuración que sería rutinario se vuelve una carga para los órganos.

La grasa acumulada en el hígado puede promover la alteración de las funciones normales del órgano.

En el caso específico del hígado, este tiene cientos de funciones, y una sobrecarga de trabajo hace que estas se vean afectadas y las realice de manera deficiente o incluso deje de ejecutar algunas de ellas.

Esto puede traer síntomas que normalmente no asociamos a problemas en el hígado pero que están allí, como náuseas, migraña o tensión muscular del costado derecho, entre otros.

Ahora, si el mal funcionamiento del hígado ocurre durante años, la acumulación de daño empieza a generar fibrosis, dando lugar a tejido cicatrizado que no se asemeja al tejido del hígado en condiciones normales.

¿Se puede limpiar el hígado naturalmente?

La buena noticia es que todos los síntomas que genera el hígado graso son reversibles. “Si yo elimino la toxicidad de mi hígado, si yo elimino la grasa de mi hígado estos procesos vuelven a funcionar normalmente”, señala el doctor Sebastián La Rosa.

El especialista recomienda, primero que nada, elevar el consumo de agua. Así como también incluir cantidades importantes de crucíferas, es decir, vegetales como brócoli, coliflor, col de Bruselas, repollo o rábano.

Durante el tiempo que se está haciendo una dieta de limpieza hepática, es importante reducir o eliminar el consumo de alcohol y alimentos fritos, que son dos de los principales factores de toxicidad para el hígado.

El especialista también recomienda consumir otro tipo alimentos que aporten colina y metionina, como la yema de huevo, pescado, algunos lácteos o la carne roja.

Si lo mencionado anteriormente se combina con una dieta baja en carbohidratos, se fuerza al hígado a utilizar otras fuentes de alternativas de energía, como la grasa visceral, la fuente de energía acumulada más peligrosa de nuestro cuerpo y misma que convierte a un hígado normal en uno graso.

Artículo publicado el 13 de marzo de 2022 en la edición 998 del semanario Ríodoce.

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