Subcasos rebasan las expectativas oficiales
Jorge no supo cuando se infectó de COVID-19, pero al sacar cuentas de la incubación del virus y sus primeros síntomas, calculó que fue en el tianguis popular, cuando fue de compras, un domingo.
Al recordar lo que ocurrió ese día, dijo que por la mañana, un sujeto que se bajó el cubrebocas para toser a unos dos metros de él. Ese día lo llevaba cubriéndole la boca y la nariz y se paró en seco al escuchar la carraspera del sujeto, y pensó que eso era suficiente para impedirle al virus que lo infectaba.
Además, como una prevención especial, se frotó gel antibacterial en las manos.
Y así continuo con su quehacer.
Tres días después, la garganta le avisó que algo andaba mal; un dolor de cabeza agudo se lo confirmó, y estornudos constantes no le dejaron lugar a dudas, dolor en las articulaciones aparecieron después y aunque no tuvo fiebre, él estaba seguro que se había infectado.
Su familia buscó en donde hacerle la prueba rápida, pero no pudo sacar cita, además, pagar 300 pesos, estaba fuera de su alcance.
No tuvo más remedio y se enclaustró en su casa, aviso a su patrón y aguardó siete días a que el virus fuera combatido por su sistema inmunológico, puesto que a sus 60 años de edad, ya se había vacunado en tres ocasiones.
Ahora, dice, que aprendió la lección: ya no frecuenta lugares concurridos. Ya no va al tianguis.
La historia de Jorge, es como la de muchos trabajadores infectados que se están ausentando de los puestos laborales enfermos de COVID-19.
Ramón López Félix, director de Salud municipal en Ahome, dijo que los casos positivos de la cepa Ómicron de COVID-19 está causando estragos en la clase trabajadora, generando ausentismo, pues más del 50 por ciento de los empleados tienen una incapacidad registrada.
Ninguna dependencia tiene con exactitud la cantidad de personas contagiadas porque las instituciones de salud pública no pueden atender la alta demanda, los laboratorios privados no reportan los casos confirmados, y algunas clínicas o sanatorios privados atienden a los pacientes pero no los inscriben en base de datos.
“Hay un subregistro que nadie conoce, por lo que no se puede determinar qué está sucediendo. Sabemos que hay una explosión de contagios, pero no conocemos la magnitud. También sabemos que se registra una ausencia en sus puestos laborales por incapacidad, pero no se tiene una precisión. La estimación es del 50 por ciento, pero es eso, solamente”, dijo.
Los contagios masivos tienen una sola cosa buena: se está por llegar a la inmunidad de rebaño, en donde ya no habrá más contagios porque todos habremos desarrollado cierta inmunidad, por las vacunas o porque ya nos contagiamos.
López Félix dijo que aunque los contagios son masivos, las vacunas hicieron lo que se esperaba, y redujeron el índice patógeno del virus. “Esto es que ya no es mortal, sino soportable por el organismo”.
Aunque se seguirán presentando decesos, estos serán de personas con padecimientos asociados; diabetes, hipertensión, cardiacos, inmunodeprimidos, o mujeres embarazadas o niños, consideró.
Los padres de familia deben de ser mucho más precavidos y no llevar los contagios a sus casas.
Para el médico, los hospitales no están en riesgo de ser colapsados por un disparo en las hospitalizaciones, pero puede ocurrir una eventualidad y llenarlos.
Consideró que la única forma de controlar los contagios y reducirlos es el distanciamiento social, no en forma de aislamiento, sino con la distancia promedio de dos metros entre las personas, y mantener las medidas preventivas ya conocidas como el uso de cubrebocas, gel antibacterial, lavado constante de manos, entre otras.
Omar Mendoza Silva, coordinador del Instituto Estatal de Protección Civil del Estado de Sinaloa, dijo que los empresarios han reportado un incremento en las incapacidades de trabajadores, por lo que han incrementado las medidas anticontagios entre los empleados y los clientes.
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“Los empresarios han mantenido las medidas de prevención, pero la población se ha relajado, lo que es el riesgo”, comentó.
Sostuvo que las revisiones se han mantenido y se ha detectado que los dispensadores de gel no funcionan, las pistolas de temperatura se traban o que no están los tapetes sanitizantes. “En cuando se hace la observación, lo dañado se repone, por lo que no se ha amonestado a ninguna empresa”.
Daniel Luna, coordinador de Protección Civil en Ahome, afirmó que pese al relajamiento de la prevención por la comunidad, el gobierno local no ha endurecido las restricciones a la movilidad.
“Mantenemos la ocupación al 50 por ciento de lugares cerrados, 65 por ciento en sitios abiertos, y los lugares públicos continuarán cerrados, hasta que la pandemia comience a bajar”, dijo.
Artículo publicado el 23 de enero de 2020 en la edición 991 del semanario Ríodoce.