Morena en su laberinto

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Morena entró en su propio laberinto. Las definiciones de las candidaturas para el 2021 serán completamente distintas a tres años atrás, cuando Morena tuvo que recurrir al convencimiento de parvulitos en la política y sufrir el rechazo de muchas personalidades que, en ese momento, ni locos aceptaron una candidatura.

Ahora es justo al revés, hay una lucha férrea por la marca, por una alta expectativa de triunfo en muchas de las demarcaciones donde habrá elecciones. Los tumultos en la calle Chihuahua, sede de la dirigencia nacional, son una de las muchas similitudes a aquellos tiempos del PRI hegemónico, donde lo difícil era arrebatar la candidatura, porque ganar la elección era mero trámite. No llega a tanto Morena, sería el colmo que el país no hubiera cambiado nada, pero sí arrancan más adelante que sus adversarios.

Morena está marcando el paso en Sinaloa, al menos desde la narrativa mediática. Por más esfuerzos del gobernador Quirino Ordaz por erigirse como el factor determinante para sacar de la chistera al contrincante que derrotará al candidato del partido del presidente López Obrador.

Las definiciones que alcancen dentro de Morena este año, en los próximos días, por el método que sea, serán fundamentales para afianzarse o fincar a candidatas y candidatos en un suelo frágil, sin cimientos.

Por ahora ni los propios aspirantes tienen suficientemente claro cómo serán las definiciones para darle a Juan, Pedro o Francisca, la candidatura. Desde la cúpula de Morena eso no parece interesarles, apuestan a que tendrán que acatar el resultado aunque no comprendan la lógica. O no quieran ver lo evidente: que las candidaturas se definirán con los mismos criterios que las definió el equipo compacto de AMLO en 2017-2018.

Nada diferente a lo que ocurre en las definiciones de cualquier organización, es la lucha de fuerzas internas y las posiciones que cada grupo alcance.

Si en Morena piensan, como hace 30 años en el PRI, que lo difícil era arrebatar la candidatura ante la lucha interna por el poder, están completamente equivocados. No son aquellos pequeñitos de 2016 y 2017, que sin dinero y con muchos negativos solventaron candidaturas en las peores dificultades, pero tampoco son un gigante invencible donde el arrastre de AMLO los pondrá otra vez en la curul, en los cabildos, en el despacho del gobernador. No.

 

Margen de error

(Volver) PRI y PAN no logran encender la llama de la expectativa. Están apagados por ahora. Intentan, soplan, refunfuñan, pero la llama no enciende, aquellas brasas antes vivas ahora no responden.

Jesús Valdés, el dirigente estatal del PRI, declara que están un par de puntos debajo de Morena en las preferencias electorales, colocándose ya en un empate técnico –dice, y le tiembla un ojo. Juan Carlos Estrada, del PAN, apenas va saliendo de un largo confinamiento, como si las huestes pudieran arengarse desde el zoom. El PRD sigue desdibujado, aparte perdió a su dirigente. Ahora resulta que el ruido lo arman desde Movimiento Ciudadano, con una mezcolanza de priistas con piel de oveja –como Sergio Torres- o renegados del PAN –como Roberto Cruz.

 

Mirilla

(veinte-veintiuno) En un ambiente político enrarecido, con una lógica distinta, y aun muy alejado de una normalidad democrática, así será la contienda política del próximo año. Nada parecido a 2018, pero tampoco a las elecciones previas.

¿Esto qué quiere decir? No hay claridad aun de las fuerzas políticas en el acomodo de la nueva realidad en la lucha por el poder. Lo peor es que el ciudadano no está ganando espacios, por el contrario, está ahogado entre las guerras y guerrillas que se libran en uno y otro lado.

 

Primera cita

(Atentado) El atentado contra el coordinador de órdenes de aprehensión de la Fiscalía de Sinaloa no es un tema menor. Aunque cualquier ataque a un agente policiaco es grave, lo es más tratándose de un mando de la Policía Investigadora, que ya llevaba tiempo además sin presentarse.

Las investigaciones ministeriales en relación a los asesinatos contra mandos de las corporaciones quedan a deber de manera completa. No hay crímenes aclarados de ninguno de los muchos que se han presentado en la última década, cuando se incrementaron en la misma proporción que los homicidios en general.

Esclarecer estas investigaciones, más allá de una deuda con las víctimas, es también una forma de entender al crimen en esta región del país. Y también, la posibilidad de armar las redes de corrupción o de trabajo limpio, que se hace desde los cuerpos policiacos.
Se ha tenido miedo a destapar esa cloaca, y no se contribuye en ningún modo a empezar a resolver uno de los pendientes más viejos en Sinaloa.

 

Deatrasalante

(Pasado) Ejemplos hay muchos desde 2008 en que se agravaron: El círculo cercano a Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, Chuytoño, muchos fueron asesinados o desaparecidos. En los tiempos de Aguilar Padilla, entre 2005-2010, comandantes y coordinadores igualmente fueron acribillados. En el retorno de los militares con Quirino Ordaz también han asesinado a directores policiacos, agentes y mandos.

La historia está mal contada en este tema, porque el trabajo desde las fiscalías no se ha hecho (PUNTO)

Columna publicada el 06 de diciembre de 2020 en la edición 932 del semanario Ríodoce.

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