Norma Leticia González López, ejemplo de madre, profesora y evangelizadora

 

Norma Leticia González López nació en Culiacán el 10 de enero de 1965. De 1980 a 1984 estudió en la Escuela Normal de Sinaloa la carrera de profesora de primaria y a los 18 años obtuvo plaza en Badiraguato; el día que tomó posesión falleció su mamá María Guadalupe López; su padre Martín González, oriundo de Puebla, murió años después.

Tenía que desplazarse en tranvías por caminos polvorientos y expuestos a gavillas que cuidaban la sierra. Gracias a permutas llegó a trabajar a Culiacán y fundó la Escuela Primaria Juan Escutia, en Junta de Bagrecitos, y también laboró en La Palma.

Posteriormente estudió la Licenciatura en Educación Media con Especialidad en Español. El 2 de febrero de 1999 permuta su plaza de primaria por 20 horas de español a la secundaria de Culiacancito. También dio clases en la Federal 8 y en la Profesor Manuel de los Ríos Cárdenas, del sistema estatal.  Estuvo encargada del Programa Nacional de Lectura e impartía cursos de Formación Continua para profesores.

En 1988 dio a luz a Ricardo y desde muy pequeño lo enseñó a leer, escribir y ser buen cristiano. En el 2005 llegó un joven de Chiapas a estudiar historia y ella lo apoyó para que estudiara Letras Hispánicas en la UAS, todos los días iban a Misa y los fines de semana a evangelizar en hospitales y funerarias. También predicaron la palabra de Dios de casa en casa en Culiacán y Mazatlán.

¿Cómo conoció a Jesús? Hacia el 2001 le detectaron cáncer y ella ofreció su enfermedad a Dios. Todos los días iba a rezar el Rosario de la Divina Misericordia a la Catedral, a las 3 de la tarde y asistía a misa.

Su encuentro con Jesús Eucaristía fue muy importante: quedó sana y decidió dedicar su vida a propagar el mensaje de amor de Jesús. A partir de ese año asistía a Jueves Eucarístico, los viernes impartía clases de Apologética y Asambleas de Oración en Las Quintas, los sábados dirigía el rosario de las 3 de la tarde en Catedral, los domingos iba a evangelizar por las mañanas y en las tardes a servir con el padre Jeringas en el IMSS, en la Pastoral de la Salud, donde hacían oración por los enfermos y por los difuntos en las funerarias de Culiacán.

La maestra Laura Cárcamo quedó sana de cáncer gracias a sus oraciones y muchas personas decidieron servir a Dios gracias a sus prédicas y testimonio de vida. También fue Ministra Extraordinaria de la Sagrada Eucaristía, pertenecía a la Adoración Nocturna y desde el 2014 asistía al DIDEC para seguir formándose, pues quería seguir impartiendo Apologética en el Humaya. Murió a causa de un accidente automovilístico el 4 de noviembre de 2015, cuando se desplazaba a trabajar a Culiacancito.

Ejemplo de madre, profesora y evangelizadora. Siempre hacía el bien, tenía una gran alegría y decía: “Dios es Misericordioso. Que tu mano derecha no sepa lo que haga la izquierda”.

Catarino Escobar

Hijo

 

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