Exitoso Encuentro Estatal de Música de Tambora

  

Ya el reloj marcaba arriba de las 10:00 de la noche y a varias cuadras a la redonda del epicentro apoteósico en que se convirtió la plazuela Rosales, se oía el frenesí musical de Las Estrellas de Sinaloa, de don Germán Lizárraga, dándole duro a los metales con El son de los aguacates, mientras el tumulto testificaba feliz el convite que reunió a las agrupaciones de banda más representativas desde la frontera con Sonora hasta los límites del sur de Sinaloa, mediante el Primer Encuentro Estatal de Música de Tambora, que hizo en Culiacán el XX Festival Internacional Universitario de la Cultura, con un resultado de más de más de cinco horas de canciones animosas y simbólicas.

                La gala del cancionero popular sinaloense y mexicano dio principio con la Banda Río Fuerte, de Los Mochis, compuesta en su mayoría por jovencitos que no se amilanaron frente al respetable que desde las 17:00 horas ya había ocupado casi toda la sillería colocada exprofeso, quienes enfundados en traje de riguroso negro de etiqueta para el concierto, tocaron un popurrí con temas como Flores Negras y Perfidia, una mexicanísima como El carretero, El hijo de la guayaba, y Paloma querida.

                Enseguida dejaron el escenario a Los Tamazula, de Guasave, quienes se lucieron con un repertorio con sabor a bailes de salón, pero también con El Veinte, tan sabroso como frenético y que provocó que en la explanada se fuera formando un claro para aquellos que no se aguantaron las ganas y abandonaron las butacas para ponerse a bailar.

               Tocó turno a la Banda Santa Rosa, de Guamúchil, magnífica con piezas cadenciosas como Varita de nardo y el danzón Blanca Estela, incluyendo algunas muy sinaloenses como La Cuichi y Palillos chinos, y frente a un público desbordado cuando interpretó El Chinito y al mismo tiempo regalaba discos.
  
                El buqué de antiguo devino con la presencia de Los Hermanos Rubio, de Mocorito, una banda con alrededor de 85 años haciendo tocadas en escenarios grandes y chicos, lo mismo que en patios barridos y regados, aprovechando la ocasión para informar que ellos, inclusive, eran más pretéritos que El Recodo, mientras desgranaban notas de temas inscritos en el corazón del norte, como La India Bonita, La Piedra, Los amores de Julia, y por supuesto la emblemática Brisas de Mocorito.

                Y en representación de Culiacán arribaron al escenario Los Tierra Blanca, con canciones como Mi gusto es, El sauce y la palma, Ingrato dolor y Cruz de olvido; una banda alegre, despreocupada y magnífica, constatando su trayectoria como una de las agrupaciones de la capital sinaloense que ha sabido disfrutar los éxitos y mantenerse en el gusto de la gente.

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