Efemérides: Los días de la noche

canoa

Los sucesos de San Miguel Canoa, Puebla, cumplieron medio siglo el pasado 14 de septiembre: Una turba de pobladores lincharon a cuatro personas, tres de ellos excursionistas que quedaron atrapados por un chubasco y un habitante de la misma comunidad que los había refugiado. Los acusaban de comunistas, aunque la turba se integraba por una multitud de analfabetas que no tenía ni  la más remota idea sobre el comunismo. Canoa, hace 50 años, era un pueblo a solo media hora de la capital de Puebla, pero años luz de la civilización. La mayor autoridad era el cura Enrique Meza, que lo mismo determinaba donde se llevaría agua potable o donde se abriría una escuela, cobraba impuestos como si se tratara de un Ayuntamiento. Felipe Cazals llevó al cine la historia ocho años después, la película Canoa muestra la furia de la irracionalidad cuando va acompañada de la ignorancia que provoca el abandono.

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Canoa no es más que el preludio del 2 de octubre del 68. En una, el ataque a los excursionistas lo provoca un cura, en el otro el aparato de estado; en una es el pueblo entero con machetes y antorchas y en el otro el Ejército con bayonetas. En ambas se trata de un miedo absurdo a los otros, a quienes supuestamente son una amenaza. San Miguel Canoa y la Plaza de las Tres Culturas son el mismo sitio.

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Medio siglo después los días de aquella noche no desaparecen. El país es otro, algunas brechas se han acortado, pero la historia es obstinada en sus repeticiones: Hace unas semanas en una comunidad de Puebla lincharon y después quemaron a un par de hombres por pensar que se trataba de robachicos, sin olvidar que en puentes de muchas ciudades se cuelgan cadáveres o se meten cabezas en hieleras. Por si fuera poco la más grande Universidad de México, la UNAM, es atacada por porros y los estudiantes toman las calles en silencio como hace cincuenta años.

 

Margen de error

(El sr. López) Andrés Manuel pensará que su gira de agradecimiento será como esa vuelta olímpica que dan los ganadores al finalizar una competición. Llena de aplausos y vivas por el tremendo esfuerzo para arribar a la meta. Se puede anticipar que no estará ni cerca de aquellos mítines de la etapa final de la campaña política de hace apenas dos meses y medio, cuando estaba clara la tendencia electoral y solo Meade y Anaya confiaban en un revés milagroso de último minuto.

La gira que arranca este domingo se convertirá en un golpe de realidad tremendo. Dicho sea de paso le hace buena falta al presidente electo seguir poniendo los pies en la tierra. El ejemplo más reciente en México de que un candidato debe entender que no es igual la campaña que el gobierno es Vicente Fox, el hombre se veía pleno y poderoso en campaña, pero errático y hasta soso como Presidente.

El sr. López —justamente como lo empezaron a llamar Rubén Aguilar desde el bunker de Los Pinos— no es más aquel hombre mesiánico de la película del premiado Luis Mandoki, que arenga a multitudes y recibe la energía de la masa. Ahora se trata del mundo de lo posible, del ejercicio del gobierno responsable en un escenario complicado en que recibe la administración pública. Si de eso no les cae el veinte al sr. López y al equipo cercano, vivirán igual que sus antecesores: en un mundo alterno, alejando de la realidad, no importa qué imaginen distinto, al final ambos estarán errados.

Cuentan, por ejemplo, que recientemente el equipo de AMLO estuvo con los directivos de PEMEX en una explicación técnica de las capacidades de la empresa y la circunstancia actual. Entre otras cosas les mostraron los números que respaldan lo imposible de concretar una nueva refinería de gasolina en el corto plazo. Estuvieron receptivos haciendo preguntas, revisando datos. Al final, concluyó la mujer que encabezaba la comitiva que entonces no era posible una refinería, que estarían pensando en construir dos. Nadie entendió a que se refería, si no habían asimilado nada de lo que escucharon que se sustenta en información y no en opiniones, o de plano no les importa la realidad y obcecadamente se mantienen en sus ideas.

 

Mirilla

(Maradona) En un tiempo no muy lejano desaparecerán los cartones políticos y en su lugar estará un meme, versión en el nuevo milenio del humor ácido, áspero y genuinamente anónimo. Quizás para entonces ya no existan los periódicos y canales de televisión como los conocemos actualmente, quizás simplemente ni siquiera existan. Maradona en Culiacán es el claro ejemplo del mundo futuro ya en el presente.

Con una atención mediática inusitada, sobreexpuesto en las redes sociales, no cabe el filtro de ninguna mesura en los dichos sobre su presencia en Sinaloa. Cabe la simpleza del meme, donde todo está dicho en una imagen. Así es como les llegó la información a los millennials, con esa imagen simple y sus muchos mensajes alrededor es como llegaron a sus propias conclusiones (PUNTO)

Columna publicada el 16 de septiembre de 2018 en la edición 816 del semanario Ríodoce.

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