“Cada mujer lo puede experimentar de una manera única y diferente dependiendo el contexto (…) puede afectar la capacidad para concentrarse y recordar eventos recientes, dificultad para tomar decisiones, sentirse confundida o desorientada”. Mariel Ruiz, Sicóloga clínica

Tener un hijo es un acontecimiento que puede generar en la madre: preocupación, cansancio y tristeza, de acuerdo con la OMS, estos sentimientos suelen desaparecer, sin embargo, si persisten puede ser un indicativo de depresión, conocida como depresión posparto, una condición sicológica considerada un problema de salud pública.

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En México, según datos de la Secretaría de Salud, la depresión posparto afecta a dos de cada 10 mujeres, siendo más común entre las primerizas, de las que el 75 por ciento no son diagnosticadas y no reciben la atención adecuada durante el primer año, una cifra significativa, considerando que cada año se registran cerca de 2 millones de nacimientos en el país, de acuerdo con el Inegi.

En 2023 como parte del programa del Día de las Madres, Laura Elena Navarrete Reyes, investigadora del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, alertó que la falta de atención, “afecta el desarrollo emocional, cognitivo y social” del recién nacido, así como “el apego madre-hijo”, lo que causa sufrimiento a las mujeres que la padecen.

La Unicef indica que la depresión posparto, suele aparecer entre la semana dos y la ocho después del parto, “pero puede darse hasta un año después del nacimiento del bebé”, llegando a afectar la salud emocional de la madre, como del bebé y su familia.

Los síntomas de la depresión posparto pueden variar, pero incluyen según la OMS: tristeza intensa y persistente, sentimientos de vacío o desesperanza, ansiedad o nerviosismo, irritabilidad o enfado y sentimientos de culpa o inadecuación.

Asimismo, la Secretaría de Salud en México menciona cambios en el apetito o sueño, fatiga, dolor físico sin causa aparente y problemas para concentrarse o tomar decisiones.

La sicóloga clínica, Mariel Ruiz, entrevistada por Ríodoce explica que, “cada mujer lo puede experimentar de una manera única y diferente dependiendo el contexto”.

Incluso, indica, puede afectar la capacidad para concentrarse y recordar eventos recientes, así como, “dificultad para tomar decisiones, sentirse confundida o desorientada”.

Las causas de esta afectación sicológica no son claras, pero existen una serie de factores emocionales, sociales y económicos, que influyen en que una mujer desarrolle depresión posparto, indica Ruiz.

Algunos de estos factores emocionales son: ansiedad y estrés por el cuidado del bebé, miedo a no ser capaz de cuidar a su hijo o la inseguridad de no ser una buena madre, sentimientos de culpa o responsabilidad excesiva, cambios en la relación con la pareja, haber sufrido por una pérdida familiar durante el embarazo, historia previa de depresión o ansiedad o antecedentes familiares de depresión, ser una madre de edad joven o ser madre primeriza.

En cuanto a factores sociales y económicos, predominan el aislamiento social, como una “Reducción o nula interacción social (…) ya no asistir a actividades que disfrutaba”, la presión económica, por “no poder mantener al bebé, o a sí misma y darle una calidad de vida, educación, etcétera”, la falta de apoyo, que principalmente genera el “no sentirse acompañada durante el embarazo y después del parto”, así como los cambios en la dinámica familiar, la pérdida de interés en actividades o dificultades para cuidar al bebé.

La especialista añade que el apoyo emocional en las madres después del nacimiento de su bebé es sumamente importante para la prevención de la depresión posparto.

Asimismo, destaca la importancia de acudir con un profesional de la salud mental para llevar un tratamiento adecuado.

Afirmó que “el tratamiento —que en algunas ocasiones incluyen fármacos— para estabilizar el estado anímico y emocional, puede reducir los síntomas, o previene a que estos empeoren”.

Artículo publicado el 29 de septiembre de 2024 en la edición 80 del suplemento Gula.