Romanticismo y abandono frente a las culturas indígenas

Romanticismo y abandono frente a las culturas indígenas


Dos cineastas de origen mixteco y zapoteco reflexionan sobre la representación de las culturas de los pueblos originarios y señalan los rezagos y amenazas que aún persisten en las comunidades


En México, el Estado glorifica al indio muerto, pero se olvida del indio vivo. Esa fue una lección que Miguel León-Portilla aprendió de Manuel Gamio, según su propio relato, y sirve como introducción a la entrevista que sostuve con dos mujeres cineastas, promotoras culturales y activistas sociales, pertenecientes a pueblos originarios de Oaxaca: Ángeles Cruz, mixteca, originaria de Tlaxiaco y Luna Marán, zapoteca, de la comunidad de Guelatao de Juárez.

Ambas coinciden que pese que ha habido avances en el reconocimiento y visibilidad de los pueblos originarios, persiste una “romantización” del arte y los saberes indígenas, y una tentación constante de integrarlos a los modos de producción cultural capitalista, sin respeto a su dignidad, a sus comunidades y a sus modos particulares de ejercer sus derechos y de defender sus territorios.

Señalan que la vida de los pueblos indígenas se enfrenta a una dicotomía, pues mientras el Estado y el sistema glorifican en los museos el legado ancestral de las culturas precolombinas —lo presumen por todo el mundo—, por el otro, la mayoría de los indígenas hoy siguen careciendo de atención de calidad en salud, trabajo digno, vivienda, acceso a la educación en sus lenguas, derechos sobre sus territorios y respeto a sus cosmovisiones y formas de organización.

Desde el discurso oficial se celebra la fiesta, el folclor, las culturas originarias como algo exótico, pero se discrimina a quienes alzan la voz para reclamar sus derechos. Dicho de otra manera, los programas del gobierno son para los dóciles que se alinean a ese discurso, pero no para los rebeldes.

Contradicciones


Ángeles Cruz, actriz, guionista y directora de cintas como Nudo mixteco (2021) y Valentina o la serenidad (2023), parte de una concepción multicultural que en México —dice— solo está presente en el discurso.

“Hay una distancia entre el discurso y la realidad, o lo que es importante para cada cultura. Por un lado, se aprecia la fiesta y lo que hacemos y por el otro lado se gentrifican nuestros territorios, se explotan, se roban, se masacran personas, una contradicción entre la palabra y los hechos concretos”.

Ángeles no habla desde una teoría antropológica, ella misma ha vivido en carne propia esta dicotomía, en noviembre de 2023 su hermano Román Cruz, defensor del territorio indígena fue asesinado en una sangrienta emboscada en San Miguel El Grande, Oaxaca, que dejó un total de cinco muertos. “Nos prometieron seguridad y hoy estoy enterrando a mi hermano”, le dijo entonces la cineasta al gobernador.

Señala que, además de que el discurso oficial está plagado de lugares comunes, “se nos quiere meter a todos a una misma caja desconociendo la multiculturalidad, la diversidad que somos y las aportaciones de cada cultura, y se nos ha querido imponer un solo modo de ser y de concebir la vida y el mundo”.

“Y mientras respondas a ese discurso oficial tienes visibilidad, pero cuando quieres manifestarte de una manera más libre, ahí la cosa cambia (…), pienso que debe haber respeto y escucha, como condiciones para hablar de un auténtico desarrollo de los pueblos”, añade.

“Un gran paso sería la escucha y respetar la mirada. Vernos frente a frente con equidad, vernos como personas que valemos lo mismo (…), y esa escucha se debe traducir en acceso a la educación en nuestras lenguas, a los medios masivos de comunicación, a poner nuestra propia mirada en el abanico de miradas de este país, refiere Ángeles.

Se sigue privilegiando al mercado


Por su parte, la cineasta Luna Marán, realizadora de cintas como Me parezco tanto a ti (2011) y Tío Yim (2019), se pregunta: ¿cuántas personas de los pueblos originarios reconocemos y admiramos en las diversas disciplinas artísticas? Quiénes son las personalidades que están presentes y que como país estamos celebrando su trabajo. “Si nos hacemos esta pregunta, nos damos cuenta de que no existen, en la mayoría de los campos, y eso nos lleva a tratar de explicarlo”.

LUNA MARÁN. No hay respeto para los indios.

“Sin darle muchas vueltas, obedece a que las diferencias provocadas en un sistema inequitativo que ha hecho que la mayoría de las personas que pertenecen a pueblos originarios no tengan acceso a educación, a salud, a trabajo, hace que sea muy difícil que se puedan desarrollar grandes carreras”.

Además, añade, “seguimos en una dicotomía entre el romanticismo que se hace desde el Estado, con celebraciones como La Guelaguetza, por ejemplo, y la situación de altísima desventaja de muchos pueblos originarios, por ejemplo, en Chiapas, que están viviendo desplazamiento forzado por el narco”.

Por otro lado, el Estado ha privilegiado históricamente al mercado, y “al mercado no le gusta el cuestionamiento, y mientras los artistas llamados artesanos cuestionen el orden establecido, van a ser incómodos y por lo tanto se les va a invisibilizar, se les van a negar fondos de financiamiento, se les van a bloquear espacios de exhibición”.

Marán dice también que las políticas públicas no están orientadas a fortalecer la vida y la economía de los pueblos originarios, y pone como ejemplo la pasarela organizada con artistas textiles en Los Pinos, donde se exhibieron prendas de ropa al estilo de las grandes firmas de moda.

“Ese ejercicio le funciona al mercado, porque se convirtió en un escaparate del gran trabajo de diseño de muchos artistas textiles para que las grandes marcas puedan tener acceso a ese trabajo, pero que las ganancias se queden en los grandes mercados. Lo que se necesita en las comunidades es el desarrollo de las industrias textiles, no sólo para diseñar sino para producir masivamente y comercializar, para que desde allí se venda, no que vengan desde afuera a robar la capacidad artística, sino que la ganancia se quede en las comunidades.”

“Las comunidades indígenas necesitan respeto, educación, salud, acceso carretero, internet, financiamiento para cooperativas; las necesidades son concretas, como en cualquier barrio de la Ciudad de México”, apuntó.

Artículo publicado el 18 de agosto de 2024 en la edición 03 del suplemento cultural Barco de Papel.

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