Para garantizar el rescate, la preservación y la salud de las 364 variantes lingüísticas en el país, se requiere de presupuesto, políticas transversales y, sobre todo, contrarrestar la discriminación sistemática de las personas hablantes, estima la poeta y activista indígena Irma Pineda
A través de las lenguas se preserva la cosmogonía e identidad de los pueblos. En ellas, en su oralidad, palpitan los saberes, la idiosincrasia y la visión de un mundo. Cada lengua es el primero y último bastión de la persistencia de su universo.
Cuando una lengua muere, en palabras más sabias, las de Miguel León Portilla, “entonces se cierra/ a todos los pueblos del mundo/ una ventana, una puerta/ un asomarse/ de modo distinto/ a cuanto es ser y vida en la tierra”.
México, sus gobiernos, la sociedad, la inversión privada, todo su tejido plurilingüe sin excepciones, está situado frente una obligación impostergable, la de atender definitivamente el rescate y preservación de nuestra diversidad lingüística, la de resarcir un proceso histórico de borrado y discriminación de las lenguas indígenas y sus hablantes.
En materia de política pública, hay todo por hacer. ¿Por dónde se debe comenzar? La poeta diidxazá (zapoteca istmeña), activista indígena y traductora Irma Pineda, autora de más de media docena de poemarios y coautora en la misma proporción de antologías y ensayos, quien fue representante de los pueblos indígenas de México, América Latina y el Caribe ante la ONU de 2020 a 2022, comparte algunos puntos de acción inmediatos y pertinentes en el umbral de cambio de gobierno en el país.
Está en la ley; falta presupuesto
Desde diciembre de 2023 y hasta mayo de 2024, Pineda se involucró en el programa Diálogos por la Transformación en materia de población indígena, que impulsó el equipo de campaña de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo. A partir de ello, señala:
“Un tema que resalto bastante es la necesidad de que el Estado implemente políticas públicas y apoye sustancialmente el proceso de fortalecimiento de las lenguas desde las comunidades, pero es necesario que se establezca no sólo el diseño de política, sino que éstas sean efectivas y contundentes (…) Las líneas están establecidas, sin embargo, no se hacen realidad, siempre bajo un argumento que es la falta de recursos. Éste (el presupuesto) ha sido el gran pretexto del Estado para no realizar las acciones contundentes sobre el fortalecimiento de las lenguas pese a que está establecido en las leyes”.
Otro de los asuntos esenciales para una atención legítima, sugiere, es el fortalecimiento del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), “no su desaparición ni subordinación al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) –como se propuso desde el Ejecutivo a finales de 2021–, sino que se amplíen sus atribuciones y, sobre todo, que se amplíe su presupuesto para garantizar el trabajo que le compete, que es la investigación, capacitación de personas traductoras, de sistematización de las lenguas y de normalización de sus alfabetos”.
Asimismo, Pineda arguye que el Inali no debe estar sectorizado a la Secretaría de Cultura, sino que debe volver a la Secretaría de Educación Pública (SEP), “porque estando bajo la catalogación de Cultura, las lenguas se enfocan únicamente en cuestiones artísticas, pero se deja de lado que son transversales y necesarias para los procesos de salud, justicia y educación de los pueblos y comunidades (…) No estamos pidiendo nada extraordinario, está en las leyes”.
Por otro lado, señala, es necesario actualizar el Catálogo de Lenguas Indígenas, publicado por el Inali en 2009, donde se dio a conocer que en el territorio mexicano existen 68 lenguas originarias, de las cuales se desprenden 364 variantes y de éstas 179 fueron consideradas en algún grado de riesgo de desaparición. Han pasado ya 15 años desde este diagnóstico.
“Hace falta un gran diagnóstico sobre cuántas lenguas y variantes todavía se hablan en el país, cuántas hay que agregar al catálogo e incluso habría que retirar algunas, si es necesario, en el caso de que, lamentablemente, hayan desaparecido”, comenta la activista, pero agrega:
“Hay que ir al fondo, y ese fondo es la discriminación, porque influye terriblemente sobre la gente, que quiera o no conservar su lengua. Son cuestiones estructurales. Que nadie se vea obligado a migrar fuera de su localidad para buscarse la vida, tenga que comunicarse en español y dejar atrás su lengua. Que haya educación integral cerca de las comunidades, pero también economías firmes en la cercanía”.
Una universidad centralizada
Sobre la administración que está por concluir, la poeta y activista opina: “hubo buenas intenciones (de políticas públicas) en algunos casos, pero muy pocos resultados. Un ejemplo es la creación de la Universidad de las Lenguas Indígenas de México (ULIM). No cabe duda de la buena intención al crearla, pero me parece que no fue objetiva su creación al establecer su sede en la Ciudad de México, porque esto genera que las personas que quieren estudiar en ella tengan que desplazarse, y vivir en la ciudad no es nada barato. Incluso tengo algunos datos de que para la primera generación se inscribieron alrededor de 80 estudiantes y ahora quedan menos de 40. Son personas que desertaron porque no pudieron sostener su vida en la ciudad, incluso con una beca”.
(DATOS ADICIONALES)
Presupuesto del Inali en los últimos años (pesos)
2018: 85’103,491
2019: 74’790,648
2020: 76´319,095
2021: 68´554,710
2022: 71’027,999
2023: 74’805,100
2024: 79’148,766
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2018-2014
Fragmento del poema de Miguel León Portilla
“Cuando muere una lengua”
Cuando muere una lengua,
las cosas divinas,
estrellas, sol y luna;
las cosas humanas,
pensar y sentir,
no se reflejan ya
en ese espejo.
Cuando muere una lengua,
todo lo que hay en el mundo,
mares y ríos,
animales y plantas,
ni se piensan, ni pronuncian
con atisbos y sonidos
que no existen ya.
Entonces se cierra
a todos los pueblos del mundo
una ventana, una puerta.
Un asomarse
de modo distinto
a las cosas divinas y humanas,
a cuanto es ser y vida en la tierra.
- Especial para Ríodoce
Artículo publicado el 18 de agosto de 2024 en la edición 03 del suplemento cultural Barco de Papel.