Jesús Castaños Chima reúne más de 80 historias en el libro: Rufino Farías. El último de los saltimbanquis costeros y otros relatos de hierro y agua de río

Rufino Farías. El último de los saltimbanquis costeros y otros relatos de hierro y agua de río. Así tituló Jesús Castaños Chima a su primer libro, como una manera de recordar a su tierra y las historias que le contaba su madre.

Nació en el pueblo costero de Sataya, formó parte del nacimiento del Tatuas con Óscar Liera. Recorrió el mundo y desde hace 33 años radica en Estados Unidos, donde es parte del 24th Street Theatre. Ahora publica una obra muy personal.

Escribe desde hace muchos años, además de hacer teatro, la poesía, el cuento y la novela, siempre le habían gustado, incluso recuerda que tenía una libreta donde escribía sobre sus viajes, pero la perdió. Después, lo empezó a hacer en su computadora y a publicar en sus redes sociales. En la pandemia lo hizo más en serio, pensando en darle ese nieto que nunca le dio a su madre.

“Mi madre tiene 90 años y tiene desgaste de huesos, tiene dolores, vive con cosas paliativas y cuando voy a Culiacán, una forma en la que yo logro que se olvide de ello es preguntarle del pasado. Esas historias son las que yo empecé a escribir”, contó.

“Además me dije ‘le voy a dar ese nieto que nunca le di’, me entró la prisa por hacer el libro y dárselo para que lo lea y supiera que todas estas historias cobraron vida. Ahora es muy emocionante verla leyéndolo”.

El último saltimbanqui…

El libro divido en los apartados; De barro y agua de río, De ángeles sin alas en pompas de jabón, De fuego y de humo, De viento y nubes aladas, en las que se reúne más de 80 historias.

En ellas, se abrevan los recuerdos del viejo Culiacán, la violencia que se vive, pero también de los vagabundos que ha conocido en Los Ángeles, de cómo es la vida del primer mundo, que en realidad alberga personas que viven peor que en el tercer mundo.

“En realidad los personajes de las historias son muy identificables, estoy yo, está mi familia, incluso el título del libro tiene qué ver con una historia que me contó mi mama sobre un titiritero que venía de Tijuana en burro para dar funciones en los pueblos costeros de Sinaloa”.

“Me identifiqué con ese personaje porque además mi vida de alguna manera ha sido así también, de un lado a otro”.

Sinaloa, en el recuerdo

Cuando Chima partió de Sinaloa, todavía era actor del Tatuas, un día le dijo a Óscar Liera, que se iba a la Ciudad de México a seguir haciendo teatro. Desde entonces pensó que regresaría, solo cuando tuviera algo que ofrecer.

Años después lo hizo para dirigir la obra de su autoría: El jardín de los reyes y propiciar la presentación de El Jinete de la Divina Providencia, en Los Ángeles.

“Nunca he perdido la conexión con Sinaloa, estoy ligado al terruño y no puedo negarlo, una de las influencias que tengo al escribir son sin duda Óscar Liera e Inés Arredondo, además de Juan Rulfo y Gabriel García Márquez”, apuntó.

“Creo también que vivir en el campo y después en el Colonia Ejidal, un barrio de casas humildes, familias gigantescas, cuyo patio era la calle, el canal, el ferrocarril, estaban cerca, me inspiraron mucho para este libro. Vivimos algo que ya no existe: brincábamos de un vagón a otro, robábamos ciruelas de los árboles, íbamos a la fábrica de la Pepsi a tomar refrescos gratis”.

El libro dijo que es también una crónica de algo que ya no existe. Le interesa que el lector sepa que hubo una vida antes del internet, los celulares.

“Yo nací en un pueblo sin luz, dijo, en el que mi mamá tenía que ir por agua al río y hoy que vivo en Estados Unidos, donde hay todo, me interesa que quienes no vieron esto, sepan que existió una forma de vida anterior”.

El último de los saltimbanquis costeros…, que está disponible en Amazon fue presentado recientemente en Los Ángeles por Daniel Serrano y Masiel Monserrat.

Artículo publicado el 28 de julio de 2024 en la edición 1122 del semanario Ríodoce.