Disculpas públicas por el crimen de un periodista

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Compromisos pendientes por la verdad, justicia y reparación tras el asesinato de Gustavo Sánchez Cabrera

El pasado 17 de junio se cumplieron tres años del asesinato del periodista Gustavo Sánchez Cabrera, ocurrido en el Morro Mazatán, Oaxaca. Al seguir su caso hasta hoy me queda claro que era incómodo para el poder local y para más de un funcionario coludido con el crimen organizado.

Daba a conocer dinámicas locales de violencia, de irregularidades en la gestión pública por parte de autoridades y situaciones de colusión y omisión en el tráfico de hidrocarburos, así como la corrupción e inseguridad en su comunidad.

Un día de abril de 2021, me buscó con un mensaje que aún conservo en la memoria, “donde compro un chaleco antibalas”, mi respuesta inmediata fue “tú no tienes que comprarlo porque además son muy caros, el Mecanismo de Protección para Periodistas y Defensores te lo debe dar”. Llamé a nuestro enlace con el Mecanismo y le pregunté porqué razón no había sido incorporado y dijo lo iban a revisar.

Desde ese día los mensajes y las llamadas entre Gustavo, yo y el Mecanismo fueron y vinieron, hasta un día antes de que lo asesinaran. Sus medidas fueron notificadas a las autoridades de Oaxaca; a la Coordinación de Derechos Humanos del gobierno estatal, a la Secretaría de Seguridad Pública y a la Fiscalía del Estado de Oaxaca por lo menos 12 días antes de ser asesinado, pero las medidas nunca se aplicaron. La de Gustavo fue una muerte anunciada como la de muchos periodistas en México, donde las autoridades de Oaxaca y el Mecanismo le fallaron.

Nuestra lucha desde Reporteros Sin Fronteras, se intensificó entonces aún más y después de varias reuniones logramos que el 27 de junio de 2022, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitiera la recomendación 121/2022, dirigida a la Secretaría de Gobernación, al entonces gobernador Alejandro Murat (ahora senador por el partido Morena) y al entonces Fiscal Arturo de Jesús Peimbert.

Una de las recomendaciones, además de iniciar un procedimiento interno contra  los funcionarios de las diversas instancias involucradas, fue establecer precisamente que tanto el Mecanismo de Protección como el gobierno del estado de Oaxaca, deberían “ofrecer una disculpa pública que tenga por objeto establecer la verdad de los hechos, reconocimiento de responsabilidad institucional de los hechos, restablecer la dignidad de V1 (Gustavo) en su relevante labor periodística que en vida realizó” y el compromiso de que los hechos que originaron la recomendación no vuelvan a ocurrir.

GUSTAVO SÁNCHEZ CABRERA. Foto. Mauricio Pérez/ Propuesta Cívica

A tres años del asesinato de Gustavo Sánchez Cabrera, gracias a las intervención principalmente de Reporteros Sin Fronteras y Propuesta Cívica, se logró que las autoridades de Oaxaca partiendo de esta recomendación, ofrecieran una disculpa pública que sencillamente significa que las autoridades de Oaxaca y el Mecanismo Federal, reconocen el daño causado a Gustavo Sánchez y su familia, la aceptación de su responsabilidad en la no protección del periodista y asumen el compromiso de que estos hechos no vuelvan a repetirse. Además de que estos son algunos de los principios fundamentales que establece la ONU para llegar a una disculpa, según explicó Ricardo Neves en su intervención en dicho evento.

Pero Ricardo fue más allá y señaló que para que estos hechos no vuelvan a repetirse deberá, “en el marco de las garantías de no repetición, fortalecerse el Mecanismo de Protección, asegurarse los procedimientos adecuados para la incorporación, evaluación de riesgo, definición de un plan de protección y un seguimiento oportuno de implementación de medidas”.

Así que la disculpas no pueden quedar en un bonito discurso de un acto público, sino que deberán también garantizar que los autores materiales e intelectuales del asesinato de Gustavo, que aún siguen libres, sean detenidos y llevados ante la justicia por este atroz crimen.

Este sería el tercer caso de un periodista en el que se ofrece una disculpa pública; el primero fue el de Lydia Cacho en enero 2019; 14 años después por la persecución sufrida en 2005, tras la publicación del libro Los Demonios del Edén. El segundo fue el caso de Alfredo Jiménez Mota, periodista de El Imparcial, desaparecido en Sonora en 2005, una disculpa que llegó en diciembre de 2021, 16 años después.

La disculpa, no es perdón, ni olvido, es un gesto de buena voluntad política en el que la autoridad tiene una responsabilidad sobre hechos ocurridos y por lo tanto un compromiso pendiente de cumplir ante la sociedad que se llama verdad, justicia y reparación.

Es muy triste ver cómo las disculpas igual que la justicia para las y los periodistas asesinados en México tardan demasiado tiempo y no porque no se crea en las disculpas, sino porque la realidad así lo indica. Ojalá cada vez haya más disculpas, pero sobre todo haya más detenidos y sentenciados por el asesinato de un periodista en México.

No puedo cerrar este texto sin recordar que este 22 de junio, se cumplen 20 años del artero crimen del periodista y fundador del Semanario Zeta, Francisco Javier Ortiz Franco, en Tijuana Baja California, 22/06/2004, cuyo asesinato continúa en la impunidad.

Artículo publicado el 23 de junio de 2024 en la edición 1117 del semanario Ríodoce.

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