La enseñanza

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Jiddu Krishnamurti nació en la India en 1895, falleció en California en 1986. Se escribió de él que fue un conocido pensador y orador en materia filosófica y espiritual; sus principales temas incluían la revolución psicológica, las relaciones humanas, la naturaleza de la mente; y múltiples temas y asuntos relacionados con el vivir, de ello hablaremos.

Los seres humanos, hombres y mujeres buscamos, invariablemente ser y tener más. Eso, se asume, es progresar en la escala social, en los escalones de la vida.

Tener un buen trabajo con un ingreso suficiente para satisfacer tus necesidades, nunca es suficiente, quisieras ocupar el lugar de tu jefe o jefa y así sucesivamente.

Si tienes dinero siempre será insuficiente para los nuevos apetitos que se te aparecen.

Si posees una casa cómoda, deseas una más grande, con jardín, mejor vista, etcétera.

Quieres un vehículo de mejor calidad, más grande, más nuevo, más lujoso, que el que ahora cubre tus necesidades; lo mismo sucede con la ropa, con tu figura, tu imagen, en ese camino no tenemos llene.

En esa competencia por ser y tener más se asienta la competencia, la envidia, la violencia y, finalmente, la guerra misma.

En la búsqueda incesante e insaciable del placer, tener y ser más, subyace, es el motor del comportamiento y el accionar de todos los individuos.

Domina el deseo de tener más dinero, más bienes, más propiedades, más sexo, más poder, más conocimientos.

La persecución sin freno del placer, ser y tener más en todos los ámbitos de la vida nos tiene viviendo fuera de la realidad; nos mantiene alejados del ser, y nos lleva al deber ser.

No somos capaces de vivir y actuar en la realidad, si trabajamos y vivimos, siempre mecánicamente, sin plenitud, atrapados en el hábito y la rutina, como robots; nuestro trabajo y actividad cotidiana van, por un lado; nuestra mente, nuestro pensamiento por otro alejado y diferente.

No decimos ser conformistas; pero sí vivir sin escapar, sin huir; tener conformidad, que no conformismo, significa descartar los sueños guajiros del hubiera, que si esto, que si lo otro.

Conformidad es vivir cada momento a plenitud, dedicar a cada acción la totalidad de nuestro ser, nuestra capacidad, nuestra voluntad y nuestro esfuerzo; no ser entorpecidos por sueños, ideas, ilusiones. Solo de esa manera correcta de vivir, trabajar, actuar, surge un mañana, que no existe aún, más pleno, completo y realizado. Lo que hacemos hoy, será mañana, nunca lo que pensamos, lo que deseamos, lo que quisiéramos.

Tal vez y sólo tal vez; si en el presente, en el ahora, hacemos lo correcto, lo que corresponde con nuestra responsabilidad; escribir, atender clientes, trabajar en el gobierno, lo que sea nuestro quehacer cotidiano y no renegamos de ese presente por un mañana o un futuro inexistente, descubriremos la vida real; la única que existe y por tanto la que nos dará plenitud, armonía, tranquilidad y conformidad.

Insisto, para que no se malinterprete la intención. La conformidad está muy alejada del conformismo y la mediocridad que van de la mano del hacer nuestro trabajo, nuestra vida cotidiana, nuestras relaciones, de manera mecánica, soñando o ilusionando otra realidad; escapando de la nuestra. Y ello tiene dos ventajas: vivimos cada momento con total plenitud y al hacerlo hoy, sustentará la corrección del mañana.

Artículo publicado el 09 de junio de 2024 en la edición 1115 del semanario Ríodoce.

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